PITTSBURGH -- El balón abandonó las manos de Jared Goff y rebotaba en el terreno. Y por un instante, todos alrededor de Minkah Fitzpatrick se dieron el lujo de confiarse en que la jugada había terminado.
Pero relajarse no es algo que le guste al safety de los Pittsburgh Steelers.
Por instinto, un jugador que constituye el epicentro del memorable repunte de su equipo se agachó, tomó el balón y salió corriendo. Cuatro segundos y 43 yardas después, estaba en la zona de anotación. Los Steelers ganaban. Y la creciente leyenda de Fitzpatrick escribió otro capítulo excepcional.
Cuando le preguntaron por qué actuó tan rápido mientras aquellos a su alrededor se congelaron por un momento --algo de lo que no se les puede culpar considerando que el pase pareció lanzado hacia el frente-- Fitzpatrick señaló que se debió al cuerpo de entrenadores de Alabama. Siempre que había un balón suelto en el entrenamiento, los jugadores de la defensa de Crimson Tide tenían la instrucción de lanzarse sobre él y comenzar a correr sin importar las circunstancias.
"Los entrenadores gritaban: 'Recógelo', luego de cada jugada", comentó Fitzpatrick luego de que su segundo touchdown en el mismo número de semanas ayudó a que los Steelers obtuvieran una victoria por 17-12 que aumentó su racha ganadora a cuatro encuentros. "Recógelo. Recógelo. Recógelo. Si no lo recoges lo volverán a lanzar allí afuera, tienes que volver a recogerlo".
No hay necesitad de recordárselo a Fitzpatrick.
Ya con la temporada en curso, Fitzpatrick llegó a Pittsburgh mediante un canje con los Miami Dolphins. Se trató de una operación inusitada por parte de unos Steelers que suelen ser reacios a los riesgos y que sin embargo cedieron a los Dolphins una selección en la primera ronda del draft de 2020.
Desde entonces, el joven de 23 años ha disputado siete partidos, en los que acumula cinco envíos interceptados, un balón suelto recuperado, dos touchdowns y contribuciones que le han ganado una reputación como un jugador que nunca parece estar fuera de posición. Nunca.
Cuando le preguntaron si Fitzpatrick era la pieza faltante que los Steelers necesitaban, el linebacker Bud Dupree comenzó a reírse.
"Así es como parece, ¿cierto?", comentó. "Claro que sí. Es un excelente jugador".
Uno que se ha convertido en el punto de apoyo de una de las defensas más oportunistas en la NFL. Los Steelers (5-4) han producido 26 pérdidas de balón a través de nueve partidos, 11 más de lo que lograron en toda la temporada pasada. Tomar al linebacker Devin Bush en la primera ronda del draft ayudó. También el hecho de adquirir al esquinero Steven Nelson en el acuerdo de agente libre más costoso en la historia de la franquicia.
Sin embargo, el impacto que ha tenido Fitzpatrick es incontrovertible. Sus cinco intercepciones lideran al equipo. Sus ocho pases defendidos están uno detrás del esquinero Joe Haden aunque ha jugado dos partidos menos. Su carrera a la zona de anotación, completada con una escolta por parte del ala defensiva Cameron Heyward, lo convirtió en el primer jugador defensivo de los Steelers en 35 años en anotar en semanas seguidas.
"En cada partido, Minkah hace grandes jugadas en la zona de anotación", comentó Dupree. "Nos convierte en corredores e integrantes de la línea defensiva, al ponernos en el frente, hace que sea mucho más fácil jugar".
Pittsburgh se medirá a Cleveland (3-6) el jueves, controlando el segundo boleto de comodín de la Conferencia Americana, un escenario inesperado, considerando que perdió a su quarterback Ben Roethlisberger a mediados de septiembre y que los Steelers tenían una foja de 1-4 hace un mes luego de sufrir una derrota en tiempo extra ante Baltimore.
De alguna forma, han sobrevivido. La defensa que ha tenido mucho potencial pero poca producción en los últimos años, está jugando con una arrogancia que es contagiosa.
"Creo que poco a poco nos convertimos en esa defensa aterradora con la que nadie quiere jugar", señaló Dupree.