En la NFC Oeste, los Niners deberán enfrentar una mejorada competencia divisional
La División Oeste ha dado a los últimos dos campeones de la Conferencia Nacional, pero ambos, Los Angeles Rams y San Francisco 49ers, regresaron de sus respectivos viajes al Super Bowl con las manos vacías.
Con la esperada mejoría de los Arizona Cardinals, y la usual magia que despliega Russell Wilson con los Seattle Seahawks, este sector será más competido que en años anteriores.
¿Cuál será el impacto de DeAndre Hopkins para la ofensiva de los Cardinals?
Enorme. Me parece claramente que Michael Thomas de los New Orleans Saints es el mejor receptor abierto en la liga en este instante, pero en la discusión por quién sigue, Hopkins está firmemente parado en la conversación con Julio Jones y Davante Adams al menos.
Después de 16 temporadas brillantes en la NFL, Larry Fitzgerald se ha mantenido como el líder receptor de los Cardinals. Desde luego, nos sacamos el sombrero ante la consistencia de un futuro miembro al Salón de la Fama, pero no habla muy bien de los Cards y sus intentos por hallarle a un heredero vía draft. Hoy, ya lo tienen --ayudado por la extensión contractual firmada apenas ayer, que vincula a Hopkins con Arizona hasta el 2024--, y eso significa que el ataque aéreo que comanda Murray contará con su mayor nivel de talento desde que Fitz estaba en su apogeo y se veía acompañado por Anquan Boldin.
Hopkins llega con un currículo digno de alguien que, como Fitzgerald, apunta al recinto de Canton. Ha sido elegido en cuatro ocasiones al Pro Bowl, y en tres instancias ha formado parte del primer equipo All-Pro, a pesar de jugar en una franquicia de bajo perfil y, hasta la llegada reciente de Deshaun Watson, con un nivel bastante inconsistente en la posición de quarterback.
Hopkins encaja perfectamente en el orden de plantilla de Arizona como receptor abierto primario, dejando a Fitzgerald en el segundo sitio, y con Christian Kirk de tercero, dejando a Andy Isabella con la oportunidad de trabajar desde la ranura en formaciones de múltiples receptores abiertos. Tanto Kirk como Isabella deberán recibir muchas oportunidades de ver el ovoide enfrentando menos coberturas que el año pasado, y es momento de que aprovechen.
En Oklahoma, Murray ganó un Heisman lanzando a receptores de primera línea como CeeDee Lamb y Marquise Brown. Lo que tendrá ahora en la combinación Hopkins-Fitzgerald lo supera por mucho.
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¿Es Jared Goff el quarterback que puede regresar a los Rams a los primeros planos ofensivos?
Después de meterse a la bolsa 26 millones de dólares el año pasado, y próximo a embolsarse otros 31 millones de dólares este año, la respuesta correcta es que no lo sabemos, todavía.
Sí, es un pasador que ha sido invitado dos veces a Pro Bowl y consiguió liderar a este club a un Super Bowl, pero también hablamos de un quarterback cuyo número de intercepciones ha ido en aumento todos los años en que ha sido titular la temporada completa, y que viene de una temporada donde su número de pases de anotación lanzados y su promedio de yardas por intento, declinaron significativamente. Esto ocurrió en una temporada de 2019 donde lideró a la liga en intentos de pase.
¿Hay alguna relación entre el número de pases que se vio obligado a lanzar Goff y la caída en su rendimiento? Eso es lo que vamos a descubrir en el 2020. Sin el corredor Todd Gurley II --quien paulatinamente había perdido protagonismo en el ataque-- y sin Brandin Cooks completando con Robert Woods y Cooper Kupp al mejor trío de receptores abiertos de la NFL, habrá mayor responsabilidad sobre los hombros de Goff para extraer el máximo rendimiento a los jugadores que le quedan en el arsenal.
Goff demostró ser un gran director de orquesta cuando tuvo mucho talento a su alrededor, y McVay seguía siendo una especie de novedad como entrenador en jefe. Los Rams recompensaron muy bien a Goff por ello. Cuando McVay pudo ser mejor estudiado, los resultados no fueron iguales. Ahora, el nivel de talento de los ejecutantes ha caído. Es responsabilidad de Goff elevar el suyo, y con ello, el de toda la agrupación.
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¿Qué necesitan hacer Jimmy Garoppolo y los 49ers para no sufrir la resaca de Super Bowl?
Lo más importante, es no revivir los errores del pasado. No hay que olvidar lo que sucedió en el Hard Rock Stadium de Miami a inicios del mes de febrero de este año en contra de los Kansas City Chiefs, cuando dejaron escapar una ventaja de 10 puntos en el cuarto periodo, pero tampoco se puede estar reviviendo.
Esto aplica no solamente para Garoppolo, aunque él carga la mayor parte de la culpa --justa o injustamente-- por ser el quarterback. Además, fue Garoppolo principalmente el que no pudo encontrar los modos para mover las cadenas en la segunda mitad del Super Bowl, y el que falló lo que parecía un seguro touchdown para Emmanuel Sanders.
Todo eso llegó después de que solo intentara ocho pases --completando seis de ellos-- en una victoria del Juego de Campeonato de la NFC frente a los Green Bay Packers en que, aparentemente, el equipo logró ganar de manera holgada sin su ayuda, y que sucediera una situación similar ante los Minnesota Vikings en la Ronda Divisional, cuando solamente lanzó 19 envíos.
En el Super Bowl, Garoppolo puso el ovoide en el aire 31 ocasiones, para terminar con un índice de pasador pobre de 69.2.
Claro está que la responsabilidad es compartida, y el head coach Kyle Shanahan merece parte de ella. Después de todo, es el encargado del mando de jugadas ofensivas de su equipo, y fue él quien no pudo mantener a su ataque en ritmo durante el cuarto periodo del Super Bowl, después de anotar 20 puntos en los primeros tres.
Para Shanahan no es la primera vez que, como encargado del mando de jugadas ofensivas, se le va de las manos una ventaja considerable. En el Super Bowl LI, como coordinador ofensivo de los Atlanta Falcons, su ofensiva perdió la habilidad de mover el ovoide con eficiencia después de ponerse arriba por 28-3 frente a New England.
Por más que Garoppolo reciba la mayor parte de la presión en público, el lastre más pesado a cargar en privado será para Shanahan, quien deberá enfrentar a todos los rivales del calendario del 2020 de los Niners además de enfrentar sus propias fallas del pasado reciente.
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¿Cuánto impacto tendrá Jamal Adams en la defensiva de los Seahawks?
Mucho. Adams no es el mismo jugador que era Earl Thomas III, particularmente en su mejor momento, pero no es necesario que lo sea. Los Seahawks van a emplear a Adams de un modo más parecido a lo que hacía Kam Chancellor, moviéndose alrededor de la formación y apoyando cerca de la caja cuando sea necesario.
Con todo y eso, Adams tampoco es un clon de Chancellor. La mayor diferencia podría ser la habilidad de Adams de cubrir en el pase, uno a uno. Chancellor era muy destacado alineando contra alas cerradas, pero Adams tiene la capacidad de, además de enfrentar a los mejores alas cerradas de la liga, seguir a corredores y receptores abiertos. También, es mucho mejor que Chancellor en situaciones de carga.
El ex coordinador defensivo de Adams con los New York Jets, Gregg Williams, dijo recientemente que el profundo se aburrirá con los Seahawks, una referencia al número de ocasiones en que Seattle, tradicionalmente, empleaba la Cover-3. Adams cambia todo eso, y su versatilidad ayudará a que los Seahawks rompan ese cascarón y empleen otro tipo de combinaciones de cobertura.
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