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Apoyar a Tee Higgins, prioridad de Bengals, la NFL y afición en el incidente de Damar Hamlin: Repetición Instantánea

Perdido en la preocupación y la marea de deseos por la recuperación de Damar Hamlin, está Tee Higgins, receptor de los Cincinnati Bengals y uno de los protagonistas de una de las escenas más dramáticas y agónicas en la historia de la NFL que resultó en la hospitalización del safety de los Buffalo Bills.

Higgins fue quien llevaba el balón y quien, en su afán de ganar más yardas, chocó con Hamlin en la última acción del juego de lunes por la noche entre Bills y Bengals que fue suspendido una hora después del incidente en el que, incluso, el safety tuvo que ser resucitado en el campo del Paycor Stadium.

A partir de ese momento y conforme se supo de la gravedad de la situación, los mensajes por la salud del safety de los Bills y su familia no han cesado, pero pocos se han detenido a pensar en Higgins y en cómo el receptor de los Bengals lidia con el hecho de haber estado involucrado en tan desafortunada situación.

Horas después del incidente, la NFL y la Asociación de Jugadores (NFLPA) recordaron a los jugadores de los Bills y Bengals que tenían a su disposición recursos para apoyarlos mentalmente luego del trauma vivido el lunes por la noche, mecanismo que también pusieron a disposición de los jugadores de los otros 30 equipos, pero quizá no haya nadie más que lo necesite que Higgins, quien cumple 24 años el 18 de enero.

Aunque las expresiones de preocupación y buenos deseos por Hamlin son abrumadoras, aunque menos, no han faltado los mensajes que culpan al receptor de Higgins por lo sucedido, pese a que varios especialistas médicos, en particular en emergencias cardiacas, han explicado en varios medios y en redes sociales que lo sucedido con el safety sólo fue resultado de una desafortunada coincidencia.

Después de atrapar un pase de Joe Burrow en la zona media del campo, fue notable cómo Higgins aceleró y al ver que Hamlin se aproximaba, bajó la cabeza y el abdomen y se cubrió con el hombro para prepararse para el contacto.

En un juego que podría definir el panorama de Playoffs en la AFC, cada yarda era importante y el receptor de los Bengals parecía consciente de ello.

Varias personas, desde el anonimato, culpan e incluso amenazan de muerte a Higgins en redes sociales por el paro cardiaco que sufrió Hamlin inmediatamente después del choque al afirmar que el receptor cometió un castigo al golpear con el casco al pecho del defensivo, pese a que en las repeticiones mostradas luego de la acción se ve con claridad que el contacto fue legal con el hombro.

Lo único que Higgins hizo fue jugar con buena técnica al futbol americano, deporte que, por naturaleza, es violento, pero cuyo riesgo disminuye si los protagonistas en el campo usan las técnicas apropiadas de tacleo y golpeo.

Quienes consideran que señalar y culpar a Higgins por la situación es una muestra de apoyo a Hamlin están muy equivocados. Incluso, familiares y amigos del safety de los Bills, pese a la dura situación que viven, han pedido que paren las críticas y señalamientos contra el receptor de los Bengals.

Varios testimonios indican que, mientras y después de que se le salvó la vida a Hamlin en el campo, Higgins fue visto llorando y abrazado de su madre.

Así como fue difícil asimilar que se salvó la vida de un hombre en un campo de juego donde se ofrece un espectáculo para miles de personas en un estadio y decenas de millones por televisión, también resulta difícil comprender cómo un jugador como Higgins es señalado como culpable de una desafortunado accidente y por sólo hacer su trabajo.