¿Quién puede retar, seriamente, a Kansas City por el derecho de representar a la AFC en el Super Bowl?
Parafraseando a Mark Twain, las noticias de la caída de los Kansas City Chiefs han sido gravemente exageradas.
Al menos, en lo que se refiere a la carrera divisional.
Seguro, en la presente temporada, los Chiefs no han sido el Leviatán ofensivo de otros años... hasta ahora. La Semana 7 entregó el mejor partido en lo que va de la campaña del quarterback Patrick Mahomes, y del ala cerrada Travis Kelce, y mientras ese par funcione como nos tienen acostumbrados, el resto del ataque --y su efectividad-- pasa a un segundo plano; los Chiefs se vuelven prácticamente imbatibles.
Kansas City arrancó la defensa de su título del Super Bowl LVII con una derrota ante los Detroit Lions en la jornada inaugural, un resultado poco esperado para los campeones. Pero, en retrospectiva, tampoco fue tan malo, ¿o sí? La derrota fue por solamente un punto, y llegó ante uno de los equipos que mejor venía jugando en la NFC, no obstante la vapuleada que recibieron este mismo domingo de los Baltimore Ravens.
Después, vinieron algunas actuaciones de poco brillo: Kansas City superó por apenas ocho puntos a los Jacksonville Jaguars en un partido en el que no anotaron siguiera 20 en la Semana 2, y en la Semana 4 sufrieron para subyugar a unos New York Jets por apenas 23-20. Una semana más tarde, se esperaba una victoria más contundente que solo un touchdown de distancia de los Minnesota Vikings, con foja de 1-3 en aquel momento, y desde luego algo más convincente que solo un 19-8 sobre los Denver Broncos, segundo partido en el año sin lograr al menos 20 unidades.
Desde el 2018 a la fecha --tiempo en que Mahomes se hizo con el puesto de quarterback titular de tiempo completo--, los 25.4 puntos ofensivos anotados por partido que promedian en la actual campaña son el más bajo, y muy lejos de los 33.1 con que lideraron a la liga en ese '18. Sin embargo, tampoco están lejos de lo que han hecho en otras campañas recientes, sobre todo el promedio de 26.3 puntos ofensivos por juego del 2019, y el 26.6 del 2021.
Claro, hay otras señales que apuntan a un desempeño inferior, aunque sea ligeramente, que el de otras temporadas. Hasta antes de este domingo, Mahomes llevaba su menor porcentaje de pases de touchdown, su menor promedio de yardas por intento de pase, y su mayor porcentaje de pases interceptados de por vida, descontando su campaña de novato en el 2017, cuando solo inició un cotejo.
Existen explicaciones. Por primera ocasión en su tiempo como titular, Eric Bieniemy no es el coordinador ofensivo en Kansas City. Por si fuera poco, el grupo de receptores abiertos sufrió posiblemente su más importante reconfiguración en todo ese tiempo, con algunos veteranos de renombre como Marquez Valdes-Scantling y Kadarius Toney no respondiendo a las expectativas, y el novato Rashee Rice poco a poco adquiriendo mayor protagonismo. Adicionalmente, Mahomes se ajusta a un nuevo tackle derecho en Jawaan Taylor, quien ha sido frecuentemente penalizado, y hasta enviado a la banca, en su primer año con los Chiefs.
Entonces, ¿qué quiere decir todo esto? Es sencillo: Mientras Andy Reid esté al mando de las jugadas ofensivas, Mahomes esté en el gatillo, y Kelce esté corriendo rutas en el centro del campo, es imposible descartar a los Chiefs como el equipo a vencer en la AFC Oeste. Eso quedó plenamente comprobado este domingo, luego de que Kansas City venciera de forma contundente a Los Angeles Chargers, un equipo del que eternamente se espera que dé el siguiente paso para pelear la corona del Oeste de la Americana a Kansas City.
La realidad, sin embargo, es otra. Justin Herbert estará por arriba de Patrick Mahomes en términos de salario promedio anual, al hablar de contratos, pero el producto de Oregon sigue a años luz de rendir lo mismo en el terreno de juego, luego de una segunda jornada en fila con final decepcionante para los angelinos.
Después de los Chargers, hay poco de qué charlar con Las Vegas Raiders y Broncos, equipos más cercanos al primer turno global del draft que de un título divisional.
Apenas hace poco más de un año, se presumía a la AFC Oeste como la división más reñida, potencialmente, en la NFL. De vuelta al 2023, prácticamente nada ha cambiado: son los Chiefs, y el resto. El espejismo se desvaneció.
¿Eso aplica para el resto de la Conferencia Americana? Todavía no lo sabemos. Los Jags han mejorado desde que tropezaron ante los Chiefs, pero se antoja que todavía hay distancia entre las dos franquicias. Los Miami Dolphins se asoman como un potencial contendiente, aunque hayan caído en dos de sus últimas cuatro salidas, incluyendo la de esta noche ante los Philadelphia Eagles. Poseen una ofensiva eléctrica capaz de mover los números en el marcador con rapidez. Todo podría depender, quizás, de cómo se conforman los pareos individuales para uno y otro equipo cuando se encuentren de frente. Por último, están los Ravens que hoy humillaron a los Lions, en uno de los partidos en que no sufren durante la segunda mitad, como ha sido su costumbre en la joven campaña.
Los Buffalo Bills y Cincinnati Bengals deben ser considerados, todavía, como peligrosos, aunque no han exhibido el nivel de años recientes, tampoco. A diferencia de Kansas City, sin embargo, no se ve para cuándo levanten de nuevo.
Entonces, sí, es verdad que los Chiefs no parecen, a simple vista, el mismo equipo de alto octanaje ofensivo que nos deleitó en temporadas recientes. Pero, no parece importar demasiado, en todo caso, porque ningún otro equipo en la Conferencia --ciertamente en el Oeste, nadie-- ha dado los pasos necesarios para aprovecharlo.