Más allá de los resbalones en el césped del Arena Corinthians, la experiencia en el cono sur de América deja la sensación de que habrá más
São Paulo -- El reloj marcaba las 17:20 horas en São Paulo cuando se abrieron las puertas del Arena Corinthians. Una multitud ya hacía fila para ingresar al estadio y presenciar el evento histórico, el primer partido de la NFL en Brasil.
Pronto los alrededores de la arena se llenaron de miles de aficionados para participar en las activaciones: quarterback Challenge, trofeo Vince Lombardi y anillos del Super Bowl I al LVIII en exhibición, tienda de la NFL además de bares y kioscos de comida.
Poco a poco, la Arena Corinthians se fue llenando con casi 50 mil espectadores, y la llegada de los Green Bay Packers y Philadelphia Eagles para el calentamiento ya daba una muestra de lo que estaba por venir: un fuerte aplauso y gritos ensordecedores.
Cuando las banderas de Brasil y Estados Unidos fueron colocadas en el campo para la interpretación de los himnos nacionales, el estadio estaba lleno. Luísa Sonza ayudó a producir uno de los momentos más conmovedores: el himno brasileño cantado a capella.
El balón ovalado subió para iniciar el partido, y lo que siguió fueron varios momentos de euforia por parte de la afición. "La ola", Câmera do Beijo, canciones brasileñas... ¡Y hasta insultos típicos del fútbol hacia los árbitros!
El audio del árbitro principal no fue tan claro en todos los sectores del estadio, pero un narrador “cantaba” todas las jugadas y decisiones de los referees. En la pantalla gigante se explicaron detalladamente a todos las faltas y pérdidas de yardas. Si fueras pasajero por primera vez, no te sentirías perdido.
El espectáculo de medio tiempo con Anitta duró 6 minutos, y la cantante brasileña provocó aplausos y gritos de los presentes.
El partido fue emocionante hasta el final y cada touchdown se celebró con entusiasmo. La lesión de Jordan Love en los últimos segundos dejó a todos inquietos, pero la fiesta se reanudó en cuanto se confirmó la victoria de las Eagles.
La NFL sabe que Brasil trajo una ola diferente: las entradas se vendieron en sólo dos horas y, en un momento dado, 500,000 personas estaban en la cola virtual buscando las entradas soñadas.
La pasión brasileña por el fútbol americano es contagiosa y es poco probable que la liga no busque más partidos aquí.
La primera experiencia de un partido de la NFL en el hemisferio sur fue nada menos que histórica.