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Carlos A. Nava | ESPN Digital 3y

Los Cowboys ya le dieron el contrato que deseaba, ahora, Dak Prescott debe desquitarlo

En uno de los deportes que mejor define el trabajo en equipo, los quarterbacks de los Dallas Cowboys son medidos por sus campeonatos y ninguna otra cosa importa a su afición.

Dak Prescott ya recibió el dinero que pedía y se convirtió en el segundo quarterback con con mejor salario sólo detrás de Patrick Mahomes, quien ya fue dos veces al Super Bowl y ganó uno.

Prescott ha hecho más que su parte desde que llegó a los Cowboys en la cuarta ronda del draft de 2016, cuando ni siquiera estaba programado que fuera activado en los días de juego y por dos desafortunadas lesiones en la pretemporada, la de Tony Romo y su suplente Kellen Moore, se convirtió en el titular, posición que desempeñó hasta que sufrió una fractura y dislocación del tobillo en el quinto partido de la campaña 2020.

Ahora, Prescott tendrá que desquitar sus $160 millones por cuatro años, que podrían convertirse en seis temporadas, incluidos $126 millones garantizados, de acuerdo a fuentes de ESPN Adam Schefter.

Prescott tendrá que mantener o elevar el nivel que ha mostrado las últimas dos temporadas, en las que lució espectacular hasta antes de su lesión y esperar que los Cowboys puedan darle una defensiva que, al menos, permita puntos, yardas por aire y por tierra de una manera decente, algo que no ha sucedido y se ha convertido en un mal casi crónico la última década con Dallas.

De nada servirá ante los ojos de sus aficionados que Prescott continúe fijando marcas de la franquicia que parecían inalcanzables después de que se fue Romo si su equipo no llega al Super Bowl.

“Ese es el precio que se paga como quarterback de los Dallas Cowboys”, dijo Romo alguna vez.

Quizá esa idea ya permeó al resto de los equipos en una liga que es de quarterbacks y en la que, como en casi todas las organizaciones deportivas profesionales, el “hilo se corta por lo más delgado”.

Prescott, de 27 años, había jugado en todos los partidos desde que llegó a Dallas en 2016, todos como titular. Los Cowboys jamás supieron aprovechar sus “años baratos” como jugador reclutado en la cuarta ronda del draft.

Jerry Jones, propietario del equipo, perdió en su apuesta de esperar al final para tratar de firmar a largo plazo a Prescott y eso va más allá del contrato que tuvo que darle esta temporada. Desde que antes de comenzar su cuarto año como profesional, antes de llegar a la temporada de opción contractual, Jones debió firmarlo o incluso darle las cuatro temporadas que pedía antes de comenzar la de 2020 y se hubiera ahorrado un buen dinero.

Sea como sea, Jones tuvo que doblar las manos (o la cartera) y firmarlo para quitarse el mayor peso o dólares de encima y comenzar a analizar el resto de las posiciones que necesita atender para fortalecer a Dallas.

Todo comenzará con la defensiva, donde hacen falta buena cantidad de jugadores en quienes se pueda confiar y, quizá, también la necesidad de despedirse de algunos que cobran demasiado y producen poco o nada.

Jones también debe pensar en al menos un jugador en la línea ofensiva de impacto inmediato y en otros ya de manera seria en el futuro, porque aquella que era la mejor frontal envejeció y dejó de serlo hace tiempo.

Al final del día, o mejor dicho, del contrato, todo empezará y terminará con Prescott, quien para bien de los Cowboys y sus aficionados, ojalá regrese al máximo de sus capacidades físicas y mentales en cuanto a futbol americano se refiere, después de la terrible lesión que sufrió.

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