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¿Cómo vivió Laurent Duvernay-Tardif la batalla contra el COVID-19 en las trincheras?

Un finalista para el Muhammad Ali Sports Humanitarian Award, el campéon del Super Bowl Laurent Duvernay-Tardif narra en la primera persona lo que significó alejarse un año de la NFL para luchar contra una pandemia global

En julio del 2020, el liniero ofensivo de los Kansas City Chiefs, Laurent Duvernay-Tardif, se convirtió en el primer jugador de la NFL en optar por no participar en la campaña regular del 2020. Duvernay-Tardif optó, en lugar de eso, por continuar su trabajo en un complejo de cuidados a largo plazo en su ciudad natal de Montreal durante la pandemia de coronavirus. Un graduado de la Escuela de Medicina de McGill University en Canadá, Duvernay-Tardif, de 30 años de edad, comenzó a asistir como camillero al poco tiempo de haber conquistado el Super Bowl LIV con los Chiefs en febrero del 2020. En su anunció de renuncia a la temporada en redes sociales, Duvernay-Tardif describió a la decisión como la más difícil de su vida. Antes de marginarse de la campaña, Duvernay-Tardif había sido el guardia derecho titular de los Chiefs en las últimas cinco temporadas, y jugó todas las oportunidades ofensivas para su equipo en la victoria de Super Bowl sobre los San Francisco 49ers.

A lo largo de la pandemia, Duvernay-Tardif continuó entrenando para un regreso al campo de fútbol americano. En un minicampamento de junio, su puesto titular había sido ocupado por un novato, el recluta de sexta ronda Trey Smith. En unas semanas, tendrá la oportunidad en el campamento de entrenamiento de recuperar su puesto.

Duvernay-Tardif, junto a Anthony Rizzo, Layshia Clarendon y Titus O'Neil, es un finalista para el Muhammad Ali Sports Humanitarian Award. El ganador será anunciado en The ESPYS el sábado (8 p.m. ET/ABC), y los cuatro finalistas serán honrados durante los Sports Humanitarian Awards del 12 de julio.

En sus propias palabras, Duvernay-Tardif describe lo que significó renunciar a la temporada del 2020 y por qué desea tener un impacto más allá del emparrillado de fútbol americano.


SIEMPRE HE INTENTADO ser el mejor atleta sobre el campo. Pero, siempre he querido, también, ser el mejor ser humano sobre el campo.

No tengo arrepentimientos cuando se trata de renunciar a la temporada del 2020 de la NFL y trabajar en las trincheras de la pandemia del COVID-19 en un complejo de cuidados a largo plazo. Sabía que mi propósito en este año pasado fue usar mi conocimiento médico para ayudar a otros. Mi rol no fue jugar al fútbol americano, sino estar en las trincheras de una pandemia global.

Pasé de ganar el Super Bowl con mis compañeros de los Chiefs en Miami a celebrar con ellos durante el desfile en Kansas City con más de un millón de personas, a trabajar en la primera línea en un complejo de cuidados a largo plazo.

No pienso que lo que hice fue heroico. Y, algunos días, en el complejo de cuidados a largo plazo, lo que estaba haciendo definitivamente no puede ser descrito como heroico.

Al inicio de la pandemia, deseaba regresar y ayudar en un rol de médico. No tengo mi licencia para practicar, todavía, así que fue imposible hacer eso. Pero deseaba ayudar de cualquier modo que pudiera, y eso terminó siendo como enfermero/camillero en el complejo. Básicamente, hacía todo lo que mis jefes me pidieran. Mis tareas iban desde alimentar a la gente, cambiar a la gente, administrar medicina, simplemente cuidando de ellas como pudiera. Me percaté de que, sin importar lo que hiciera, al final del día cuidar de alguien no se trata de tratarlos a cualquier costo. Se trata de que te importen.

Nunca sabía a lo que llegaba cada día que iba a trabajar. Fue bastante caótico. Algunos días, recibas a un paciente con catarro y al día siguiente tenías a ocho pacientes que habían arrojado positivo. Tuvimos zonas de emergencia donde pacientes positivos tenían que residir. Fue difícil. Perdimos a muchos pacientes.

Este año pasado realmente me cambió.

Siempre vi a la medicina como un modo de curar a la gente. Deseaba enviar a la gente de regreso a su casa con buenas noticias. Trabajar en la primera línea y en las zonas rojas en ese complejo de cuidado a largo plazo fue un ambiente nuevo para mí como profesional de la medicina. Rápidamente me percaté de que, por el COVID, as personas no iban a regresar a casa. Me dio una nueva perspectiva sobre la vida. Me dio una nueva perspectiva sobre el fútbol americano. Me dio una nueva perspectiva sobre todo.

Siempre vi a la medicina como un modo para que yo lidiara con la presión de los deportes. Cuando decidí seguir una carrera en la medicina al tiempo que jugaba al fútbol americano profesional, experimenté un nuevo nivel de presión más allá del campo. Lo que atestigüé en la sala de emergencia puede ayudarme directamente cuando se trata de jugar al fútbol americano y estando en un ambiente de alta presión. Me ayudó a optimizar mi desempeño en el campo. Pero, al final, trabajar en el campo médico me ayudó a definirme como algo más que un jugador de fútbol americano.

Este año pasado, tengo un sentido diferente sobre lo que realmente importa en la vida. Vi tanto sufrimiento. Vi tanta resiliencia. Los trabajadores del sector de la salud mostraron resiliencia como nunca he visto antes.

Uno pensaría que practicar un deporte de conjunto te vuelve jugador de equipo, ¿no es así? Quizás, pero miras a las personas en las primeras líneas, y verás lo que significa ser un jugador de equipo. Todos los días, los trabajadores en las primeras líneas debían trabajar como equipo si deseaban sobrevivir a la pandemia.

Cuando opté en primera instancia por no jugar en la campaña del 2020, necesitaba algo de tiempo para mí mismo. No tuve la oportunidad realmente de hablar sobre mi decisión con mis compañeros más allá de lo que publiqué en julio del 2020. Por mucho que me quería meter en todo en todo eso, de hecho, debí enfocarme en el trabajo en ese complejo de cuidado a largo plazo. Pero a media temporada, empecé a contactar a mis compañeros. Sentí que todavía era parte del equipo. Sentí que la conexión a los Chiefs nunca se fue, pese a estar a más de 1,000 millas. El fútbol americano está en mi ADN. Eso nunca se va, incluso si estoy en las primeras líneas.

Durante el invierno, cuando el equipo se aproximaba a playoffs, allí es cuando realmente quería jugar al fútbol americano. Recuerdo realmente sentir que, aunque estaba lejos en otro país, seguía siendo parte de los Chiefs. Y deseaba seguir siendo parte de los Chiefs.

Debido al COVID-19, los centros de entrenamiento estaban cerrados en Montreal. Decidí construir una sala de pesas en el balcón de mi apartamento para mantenerme en forma y estar listo para cualquier cosa. Puse todo mi énfasis y enfoque en un entrenamiento estricto. De hecho, nunca he entrenado así antes, pero me siento más fuerte y más rápido y más sano que nunca. Entrenaba varias veces a la semana, pese a lo frío que podía ser o lo cansando que pudiera estar, porque sabía que deseaba mantenerme en forma de fútbol americano, pero también necesitaba algo que me aterrizara y me quitara la mente de lo que estaba experimentando en las primeras líneas.

Igual que el entrenamiento me permitió mantenerme aterrizado, ver a los Chiefs jugando todas las semanas me ayudó a mantenerme aterrizado. Durante unos de los momentos más oscuros, fui capaz de ver a los Chiefs jugar en la TV. Me dio una fuente de entretenimiento durante un periodo realmente oscuro. Y no creo estar solo al sentir que los deportes nos acercaron durante esta pandemia. Los deportes son el tejido que conecta a nuestra sociedad. Cuando veía a los Chiefs jugar en la TV, recuerdo sentir algún tipo de esperanza; esperanza de que la sociedad iba a regresar a la normalidad en algún punto.

Pero, no fue solamente mirar a los Chiefs jugar en TV. Era ir a trabajar el lunes por la mañana, después de laborar en el turno tarde de la noche del domingo, y ver las repeticiones con mis pacientes.

Algunos pacientes eran grandes aficionados de fútbol americano, y sabía que cuando los despertara por la mañana para darles sus medicamentos, hablaríamos sobre el partido de anoche y veríamos las repeticiones. Aunque estaba completamente cubierto con el uniforme médico, visor, máscara, había una conexión íntima por el fútbol americano. Compartir momentos como ese me recordaron que estaba allí por un propósito. También, me recordó que no estaba allí solamente para tratar a los pacientes, sino para cuidar a los pacientes. Tomar ese tiempo para hacer una conexión hico una diferencia, no solamente para ellos, sino para mí, también. Muchos de mis pacientes no iban a regresar a casa. Ellos no iban a recibir curas para muchas de sus enfermedades. Quería cerciorarme de hacer cualquier cosa que brindara algo de positividad en sus vidas. Y si algunos días, significaba hablar del fútbol americano, entonces era algo grandioso.

Cerca de un mes después del Super Bowl LV, dejé de trabajar en el complejo de cuidados a largo plazo. Quería cerciorarme de estar trabajando a tiempo completo y alistarme para las prácticas de minicampamento de los Chiefs. Sabía las probabilidades de que no regresara a jugar para los Chiefs. Sé que estar lejos por un año es básicamente como estar lesionado por toda una temporada. Nada está garantizado. Siempre hay presión. Siempre hay competencia. Es un riesgo que tomé, pero estoy cómodo con ello. Y cuando decidí que dejaría de trabajar en el complejo de cuidado a largo plazo, sabía que necesitaba darme la mejor oportunidad para regresar más fuerte que nunca.

Cuando me aparecí en el minicampamento de junio, estaba ansioso. Estaba nervioso por ver si se iba a seguir sintiendo como en casa. Pero, al momento en que me presenté, no podía dejar de pensar en lo bien que se sentía estar de regreso. Más que eso, sin embargo, no podía dejar de pensar en lo privilegiado que era por estar de regreso. Es un privilegio ser capaz de caminar sobre un campo de fútbol americano. Y, mi experiencia en las primeras líneas me permitió sentir esa sensación de privilegio. Me dio una nueva perspectiva respecto a todo lo relacionado con el fútbol americano.

Mis compañeros y coaches jugaron un rol tremendo en hacerme sentir bienvenido de regreso. En la primera reunión previa a la primera jugada de la práctica de minicampamento, dijo que el head coach Andy Reid gritó, "Ey Doc, ¡bienvenido de regreso!". Ese pequeño enunciado significa todo para mí. El reconocimiento. Se sintió muy especial estar de regreso allá afuera.

Cuando llamé por primera ocasión al coach Reid para decirle que estaba optando por no jugar la temporada del 2020, me dijo que entendía por completo y me apoyaba. Por supuesto, estaba sorprendido. Y ese apoyo levantó una cantidad tremenda de peso sobre mis hombros el año pasado. Regresar al campo y escucharlo decir, "Ey Doc", es parte de la razón por la que estoy regresando y haciendo todo lo posible para poder ser un titular.

Antes de ser reclutado, en el 2014, el coach Reid fue el único coach que conocí que entendió la importancia de la Escuela de Medicina en mi vida. Sabía que necesitaba seguir en la medicina para alcanzar un balance dentro y fuera del campo. Muchas personas dudaron de mí. Muchas personas no comprendieron cómo iba a poder balancear la escuela médica y el fútbol americano profesional. Pero el coach Reid nunca dudó de mí. Si no fuera por él, no hay modo que hubiera podido volver cada receso de temporada y reportar tarde todos los años por los últimos siete años para poderme graduarme. Me ayudó en todos los pasos de mi camino. Me ayudó a llegar a donde me encuentro ahora.

Como atleta profesional, mi responsabilidad h sido ser el mejor jugador de fútbol americano que pueda ser cuando salto al campo. Pero al final del día, para mí, lo que más importa es usar esa plataforma para promover algo más grande que solo nuestro deporte.

Cuando decidí no jugar y regresar a las primeras líneas, quería mostrar a las nuevas generaciones de atletas-estudiantes que es posible ser más grande que tu deporte. Es importante mostrar el impacto que la educación puede tener en tu carrera y en tu vida. Es importante mostrar que el balance es necesario. Que eres más que tu deporte, y eres capaz de tener un impacto más allá del campo o de una cancha.

En el 2016, inicié la LDT Foundation. El propósito era promover el balance entre deportes, educación y artes. La meta es ayudar a los estudiantes a encontrar sus pasiones y seguir esas pasiones al más alto nivel, al tiempo que siguen siendo muy completos.

EN MI PROPIA VIDA, no sé qué es lo que sigue. Pero sé que siempre voy a seguir la medicina, la salud pública y la filantropía. No importa lo que suceda en mi carrera de fútbol americano profesional, siempre estaré usando mi plataforma para promover esas cosas.

En algunas semanas, volaré de regreso a Kansas City al campamento de entrenamiento. No sería capaz de regresar al campo si no fuera por los trabajadores de la salud. No me gusta ser llamado héroe porque no creo que fui un héroe por no jugar. Pero, sí creo que puedo posar una luz sobre los verdaderos héroes con los que trabajé todos los días en las primeras líneas, entonces hice parte de un trabajo.

Ha sido casi un año desde que decidí no jugar, y estoy agradecido por el reconocimiento y el aplauso que recibo por regresar a las primeras líneas. Pero, cuando estoy siendo elevado, quiero elevar a todos los demás trabajadores de primera línea y de la salud que no reciben reconocimiento público ni aplausos. Ellos son los héroes verdaderos. Ellos lo arriesgan todo para cuidar a otras personas y proteger a nuestra sociedad. Seguí sus sacrificios. Yo podré recibir los reflectores, especialmente en mi intento de regresar al emparrillado, pero ellos realmente lo merecen.