BARCELONA -- Xavi Hernández cumple este martes 42 años y el primer regalo que recibió fue una cena en compañía de sus amigos Lionel Messi, Sergio Busquets y Jordi Alba, quienes junto a sus esposas y con su inseparable Pepe Costa compartieron velada en un restaurante de Barcelona.
La presencia del astro argentino en la capital catalana, coincidiendo con la última semana de mercado, pudo levantar todo tipo de especulaciones respecto a un posible retorno al Barcelona... Sin ningún fundamento, ya que acudió, gracias al parón de la Liga francesa y a que no fue convocado por Lionel Scaloni con la selección de Argentina, para encontrarse con el entrenador azulgrana al que le une una buena amistad desde hace muchos años.
De Messi, quien abandonó el restaurante sin hacer declaraciones a los muchos periodistas que acudieron al lugar, solo se supo que permanecería durante un par de días en Barcelona antes de regresar a París para preparar el partido de octavos de final de la Copa francesa que el 31 de enero enfrentará al Paris Saint-Germain con el Niza en el Parque de los Príncipes y en el que se espera regrese a la titularidad después de reaparecer durante la última media hora del choque liguero del pasado domingo contra el Reims.
URGENCIA
Si el PSG, líder destacado en la Ligue1, sigue contemplando la opción de cerrar una temporada exitosa con la pelea por enlazar su tercer título de Copa consecutivo (siete en ocho años) y esperando su cruce de octavos de final de la Champions frente al Real Madrid, la realidad del Barcelona es diametralmente distinta y el día a día de Xavi se centra en recuperar anímica y futbolísticamente a un equipo cuya imagen en Vitoria volvió a quedar muy alejada de lo que pudiera esperarse.
Después de desestimar por dos veces sendas ofertas de Josep Maria Bartomeu y contemplar como en el verano de 2021 Joan Laporta apostaba por la continuidad de Ronald Koeman, el entrenador catalán entendió demasiado riesgo volver a rechazar la llamada del Barça cuando pocas horas después del despido del técnico holandés el presidente azulgrana le ofreció oficialmente el cargo, de manera urgente.
Xavi siempre contempló ideal llegar al Barça en verano y con la posibilidad de planificar con calma una temporada entera, rodearse de su equipo de confianza y confeccionar una plantilla adaptada a sus necesidades y deseos... Algo que no ha podido hacer y le obliga a resetear sobre la marcha a sus jugadores, adaptarse a lo que tiene en la plantilla y salir adelante como buenamente puede.
Seis victorias en catorce partidos oficiales (cuatro derrotas) es de momento la fría y triste estadística de resultados del Barça de Xavi, expulsado de la Champions en la fase de grupos, derrotado por el Real Madrid en la Supercopa, eliminado por el Athletic de Bilbao en la Copa del Rey y tan necesitado de entrar entre los cuatro primeros puestos ligueros (pensar en el título es una quimera) para no verse fuera del máximo torneo continental como expectante en ganar esa Europa League que, siendo un torneo ahora considerado menor, le evitaría cerrar el año sin títulos y podría, también en último término, clasificarle para la Champions.
La filosofía futbolística del entrenador azulgrana no deja lugar a la duda. Es su ambición, casi obsesión, recuperar las esencias pero de momento se ve obligado a mirar el marcador y conformarse con salir adelante sin atender en demasía a su propio libro de estilo... Y poco debió imaginar Xavi que celebraría su primer cumpleaños como técnico en una situación como la actual.