LOS ÁNGELES -- Es el hombre de las tareas inconclusas. Jonathan dos Santos es la versión futbolera de Sísifo, el rey mitológico ciego que debía subir una roca hasta la cima, ésa que cada día rodaba cuesta abajo, y debía comenzar la tarea.
Tareas inconclusas. Ser titular en el Barcelona. Ser referente del Villarreal. Ser el almirante del Galaxy. Ser indispensable en selecciones nacionales. Cuando se acerca a la cima, Sísifo, Jonathan dos Santos, debe comenzar de nuevo.
No es su culpa. Sí es su responsabilidad. En México, situaciones así, se describen como “traer el santo de espaldas”. Una variante del infortunio. La calamidad a cuestas. Y Jonathan parece traer, como su apellido, Dos Santos de espaldas.
Jugador técnico, práctico, con buen disparo a gol, atolondrado a veces en un rigor táctico, pero empeñoso y solidario. Otra nuez vana de ese nogal seco que es La Masía del Barcelona, hoy más un cuento de hadas que una reseña de épicas.
Entiende que 2021 debe ser distinto. La voracidad del Galaxy no ha quedado satisfecha. Esperaba de él resultados, impacto deportivo y hasta, por ahí, vender algunas camisetas que en verdad se han ido a los tiraderos de las ofertas.
Superó en rendimiento a su hermano, Giovani, un jugador con una clase excepcional, pero con déficit en la voluntad y en las entendederas, al grado que en el América lo pondrán en la vitrina de saldos en junio.
Finalmente, entendió la posición incómoda en la que se encuentra. Sólo un título y una campaña excepcional seducirán al club angelino, que sigue con esa manía improductiva de firmar a jugadores mexicanos para que arrastren a la afición por lo menos a las tiendas de camisetas y cachivaches del Galaxy. Su más reciente y costosísimo fracaso, se autoproclamó “leyenda del futbol mexicano” y Javier Hernández se convirtió en el hazmerreír de su propio gremio.
No ha sido fácil para Jonathan. Una vez lo desnudaron en el aeropuerto de la Ciudad de México para que entregara la ropa deportiva de la selección mexicana de menores.
En 2010, Javier Aguirre perpetra un suicidio y un homicidio, con una sola decisión que aún hoy él mismo no puede explicar. En la sede del Tri antes del Mundial de Sudáfrica, en Herzogenaurach, El Vasco decide liberar a Jonathan y quedarse con el Bofo Bautista, quien ante Argentina corrió menos que un banderín de tiro de esquina.
No ha sido su culpa. Sólo que Jonathan ha traído sus Dos Santos de espaldas.
En la rueda de prensa de este lunes, al reportarse los jugadores de la MLS de cara a la nueva temporada, Jonathan fue puntualmente preciso. Entiende que esta vez no puede dejar las tareas inconclusas.
Este 2021, lo sabe, este Sísifo futbolero debe encaramar el peñasco hasta la punta de la colina y transformarlo en esa Copa MLS que se ha mostrado huraña de las vitrinas del Galaxy desde 2014.
Además, el vecindario le ha sido usurpado. Ya se habla más de Los Ángeles FC que del Galaxy por las proezas en 2019 de su paisano Carlos Vela, además de zangolotear a los estelares de la Liga MX en la Concachampions en diciembre pasado, aunque todo para caer ante el ídolo regional de Zuazua, Tigres.
“Estoy en mi último año de contrato, siempre he dicho que me encantaría quedarme aquí, depende de mí y cómo lo haga este torneo. Mi contrato está en juego. Éste debe ser mi año, estoy muy emocionado de volver a jugar, será mi mejor año y quiero conseguir grandes cosas”. Así declaró el menor de los Dos Santos este lunes.
Un discurso común, en lo general. Podía haberlo hecho, con la salvedad del tema contractual, cualquiera de sus años anteriores. Prometer es una de las primeras lecciones que aprende el jugador de futbol, pero, cumplir, suele ser tema de postgrado que nunca cumplen.
En esa procesión de “traer el santo de espaldas”, Jonathan en verdad tiene sus Dos Santos de espaldas, de cabeza, casi. 2019 y 2020 lo aquejaron las lesiones. La mayoría de orden muscular. Eso desagrada al cuerpo técnico y a la directiva.
Las lesiones musculares revelan generalmente que se trabaja mal en el equipo o que el jugador trabaja mal en sus ratos libres y en su vida privada. Y la familia arrastra un apodo muy popular en México. Ha pasado de Dos Santos a “dosantros”, especialmente por la vida disipada de su hermano Giovani, desde que en el Barcelona, Ronaldinho lo entregó a las musas del alcohol, el desvelo y las féminas.
¿Es la última llamada para Jonathan en el Galaxy? Él mismo lo interpreta así con sus declaraciones. Otro año de lesiones o de rendimiento irregular podría obligarlo a tomar alguna de esas ofertas que hay en la mesa familiar para llegar al América, a Monterrey y hasta las alguna vez desdeñadas Chivas.
En la conferencia de prensa del lunes, Jonathan hizo énfasis en sus fortalezas. Se siente más poderoso que nunca, atléticamente, y asegura que los malos tratos de las lesiones lo han forjado a fuego para irrumpir con un carácter guerrero en la temporada 2021.
Además, tiene un desafío extra: el brazalete de capitán. No sólo se le ha encomendado el almirantazgo de este buque zozobrante que es el Galaxy, sino, por supuesto, el mando del vestidor mismo. En su reporte en ESPNDeportes, Katia Castorena, lo cita así.
“Sé el rol que tengo en este equipo; como capitán, tienes que demostrar el liderazgo desde el primer día. Son jóvenes muchos de ellos que están empezando en un equipo profesional y me gusta ser ese líder que ayuda a los demás, no me gusta estar ching… en el mal sentido. Sé que es complicado como joven cuando fallas un pase y que te estén regañando, pero si veo alguien que falle porque no está concentrado o metido, ahí sí me enojaré. Quiero que cada jugador se apoye entre sí y que tengamos buena sintonía dentro y fuera del campo”, indicó Jonathan.
Por otro lado, Dos Santos explicó que hay un valor urgente a rescatar en el equipo para este torneo: el respeto recíproco.
“(El mensaje de Greg Vanney, entrenador) es ser una familia, tener buena energía, buena vibra, que es lo más importante en un equipo. Si no tienes esa sintonía fuera del campo, dentro del campo se puede ver”, dijo y explicó que fomentarán “mucho respeto entre nosotros, que creo que también nos ha faltado ese respeto en años anteriores, ese respeto entre los jugadores”.
El Galaxy recupera una turba de jugadores aparentemente arrepentidos. Podría ser el escenario perfecto para que este Jonathan, con los Dos Santos de espaldas, para que este Sísifo futbolero, finalmente concluya las tareas pendientes y coloque esa pesada roca en la punta de la montaña.