Al final de los 120 minutos del repechaje que jugó su Selección de Australia contra Perú, Mathew Ryan sintió que su tarea estaba hecha. Terminó con el arco en cero y su equipo llegó ileso a la definición por penales contra un rival que se presumía superior. Entonces, el capitán de los socceroos tuvo la humildad para dejarle su lugar a Andrew Redmayne, el especialista que fue héroe de la clasificación a la Copa del Mundo de Qatar 2022.
No hay un solo perfil de liderazgo en el fútbol. Y todos pueden ser funcionales. Ryan es el emblema del seleccionado australiano por su personalidad, experiencia y carácter. Durante toda su vida defendió los colores de su país, primero en la sub 20, luego en la sub 23 y desde 2012 en la mayor. Es un símbolo de una época. Y solo tiene 30 años.
Hizo su debut profesional a los 18 años, en Central Coast Mariners y por la lesión del experimentado Jess Vanstrattan. El actual seleccionador, Graham Arnold, era su entrenador. No tardó en convertirse en figura y, con menos de 20 años, ya era uno de los mejores arqueros de la liga.
El salto al fútbol europeo fue muy rápido. A los 21 años fue fichado por Club Brujas de Bélgica. Se ganó la titularidad apenas llegó y tuvo actuaciones destacadas, como en un partido clave ante KAA Gent en el que atajó un penal. Clubes gigantes se interesaron por él, como Real Madrid y Liverpool, pero decidió seguir su evolución en Brujas.
Hizo su presentación internacional en 2012, a los 20 años, pero se ganó la titularidad indiscutida después del salto a Europa. En 2015 fue elegido como el mejor arquero de la Copa Asia que ganó su equipo y disputó dos Copas del Mundo, en 2014 y 2018. Suma más de 70 encuentros con el buzo de Australia y se encamina a ser uno de los referentes históricos de los socceroos.
Hoy ataja en Real Sociedad, después de pasos por Valencia, Genk, Brighton y Arsenal. A pesar de su buena carrera en clubes, se destaca como el clásico "jugador de Selección", y en Qatar buscará brillar por primera vez en el escenario principal.