DOHA -- Cabeza fría y corazón caliente. Después de la sorpresiva, inesperada y rotunda derrota contra Arabia Saudita en el debut en la Copa del Mundo de Qatar 2022, la Selección Argentina necesita serenarse y volver a confiar en sí misma. Cada uno de los jugadores del plantel es consciente de sus virtudes individuales y de las que tiene el equipo como conjunto, por eso deben recuperar la confianza y el carácter para ganarle a México y encaminar su clasificación a octavos de final y para eso se reunieron el martes por la noche. Saben bien que recuperar el juego y la mística será suficiente para seguir adelante en el Mundial.
La charla en Qatar después del partido pasó por diversos sectores del análisis entre los periodistas y los hinchas. Para algunos, se vio un problema físico, para otros de funcionamiento y para otros mental. Este último punto será el abordado en esta oportunidad. Es que en el fútbol, como en todo en la vida, la cabeza es la que manda y da la impresión que fue este punto lo que falló en la Albiceleste.
Después del segundo gol de Arabia, el equipo se desplomó anímicamente. Tras un primer tiempo aceptable en el que superó varias veces el esquema rival sin demasiado esfuerzo, en el complemento fue una sombra de lo que ha sido. De hecho, es probable que esta actuación, por contexto y trascendencia, sea la más pobre en todo el ciclo de Lionel Scaloni.
El primer partido de un Mundial es una situación que puede generar gran tensión en los protagonistas. Lo dijo Gustavo Alfaro en la conferencia de prensa: "Nadie puede saber cómo va a reaccionar. Por eso, es necesario trabajar en todos los aspectos". Para el técnico de Ecuador, que debutó con un gran triunfo, la ansiedad y los nervios nublan los sentidos y se necesita mucha lucidez para jugar bien. Eso fue lo que no tuvo Argentina.
¿Problemas físicos? No parece ser la cuestión. El tan mentado desgaste no existe esta vez porque la temporada aún ni siquiera ha llegado a su segunda mitad, con lo cual lo cual aquello que aparenta ser fatiga o agotamiento en realidad son las consecuencias de los nervios. Cuando se juega bajo presión, se corre mal y se decide peor, entonces el juego se hace menos fluido. Allí estuvo el gran problema de Argentina.
Rodrigo De Paul y Leandro Paredes son los motores del equipo. Cuando ellos fallan, el equipo no camina. Ambos sintieron el peso de la responsabilidad más que nadie. Estuvieron muy imprecisos y descoordinados. El número 7 falló uno de cada tres pases, un número lapidario para un jugador de su posición y jerarquía. Cuando él no está bien, todo se oscurece para el cominado nacional.
¿Qué debe hacer Argentina para ganarle a México? En primer lugar, serenarse. Comprender que en las Copas del Mundo siempre suceden y que todavía hay mucho para pelear. En segundo lugar, debe volver a las fuentes. Contra Arabia Saudita el entrenador Lionel Scaloni decidió salir con Ángel Di María y Alejandro Gómez bien abiertos en las bandas, casi como extremos. Desde allí jamás gravitaron y, para peor, le quitaron juego interno al equipo, uno de los puntos altos de los últimos tiempos.
La Argentina post Copa América tenía dos grandes virtudes: la convicción para salir a atacar desde el comienzo y la capacidad de tocar y asociarse en el centro del campo. Este martes en Lusail ambas estuvieron bien escondidas. Salió como un conjunto contenido, quizás demasiado confiado en que la victoria iba a llegar por peso propio. Además, no tuvo juego interno ni encuentros alrededor de la pelota, tal como siempre lo han hecho los mediocampistas. No hubo oportunidad.
"No hay excusas. Vamos a estar más unidos que nunca. Ahora tenemos que demostrar que somos un grupo de verdad. Nos quedan dos partidos para salir adelante. Que la gente confíe, que este grupo no la va a dejar tirada", dijo el capitán Lionel Messi tras la derrota. La gente confiará, pero los primeros que deben volver a creer en sí mismos son ellos. Deben volver a creer que son el campeón de América, pero también que son el equipo que se divertía jugando, que sabía lo que quería, que tocaba y también ponía actitud cuando lo necesitaba. Estos días deben ser utilizados para eso, para cambiar la cabeza, para aprovechar que el debut ya pasó y recuperar la identidad. Con eso, volverá a ser el equipo valiente y capaz de todo que era antes del Mundial.