<
>

Victoria Vinotinto y México, ¿del espejismo a la eliminación?

play
Javier Alarcón: "No hay manera de negar la realidad que nos alcanzó" (1:50)

El comentarista de Futbol Picante se mostró crítico con el futbol de la selección mexicana, luego de la derrota con Venezuela en Copa América. (1:50)

México queda comprometido. Es tercero del grupo. Ha perdido a tres jugadores: Malagón, Álvarez y Montes, y ha caído en la peor de las bancarrotas: ha perdido la confianza como equipo.


LOS ÁNGELES -- Lo peor del espejismo, es el autoengaño. Y México despertó de la embriaguez del espejismo ante Jamaica, para el brutal desengaño ante Venezuela. 1-0 de Salomón Rondón y la Vinotinto saluda desde la segunda ronda de la Copa América.

Venezuela tendió la trampa. Y a la astucia le agregó personalidad e intensidad. Cada balón peleado a muerte. Y claro, dosis generosa de futbol, con énfasis en Soteldo, Bello y Rondón.

México tuvo el empate, en la agonía del partido. Desde el manchón. Ése, donde, históricamente, nacen, crecen, se reproducen y mueren, fatalista y fatídicamente, las ilusiones del futbol mexicano. Grandes tragedias se han escrito desde el imperfecto círculo blanco del destino.

Sí, Orbelín Pineda, al ’87, tuvo la gran oportunidad. Acomodó el balón, pero no el espíritu. Temblaba, tiritaba. Lo había fallado antes de pegarle siquiera. Golpea débil, suavecito, anunciado, denunciado, traicionado, y Rafael Romo se lanzó a su derecha, astuto, ágil, y desviando el disparo.

Todavía al minuto 90, Memo Martínez y Chino Huerta tuvieron el codiciado gol, pero Rafael Romo, el arquero Vinotinto, se confirmó con dos atajadas como el arcángel guardián de su selección.

Fue mejor ante Venezuela que ante Jamaica, ratificando lo dicho, que la lamentable lesión de Edson Álvarez sería benéfica para el trabajo de medio campo del Tri: Luis Romo le dio coherencia en intención, pero, aunque lastime a muchos, Luis Chávez sigue jugando en otra dimensión: no arriesga, no confronta, no transpira, no sangra, no dignifica, no trasmite testosterona, pertenece a una liga de ninfas.

Pero, aún así, con su mejor versión en mucho tiempo, la personalidad, aseo, rabia e inspiración venezolana terminaron sometiendo a la Selección Mexicana, apoyada desde la tribuna por una poderosa, ruidosa, frustrada y llorosa afición tricolor, dominando en la asistencia de 72,773 inquilinos.

Y si Venezuela le tendió una trampa cediendo, aparentemente, balón y espacio en el primer tiempo, la reacción de Fernando Batista para la segunda parte, fue el golpe de gracia para los esfuerzos, pueriles, que desde la banca hizo Jaime Lozano, cuando quiso alargarle la cancha a la Vinotinto.

Con soldados más íntegros y enteros, más devotos y comprometidos y con mejores armas emocionales para la guerra, Venezuela resistió los embates de México y terminó jugando con un destacamento sólido en la trinchera.

Porque sí, porque hasta en eso Venezuela fue muy superior a México. Hambre, furia, compromiso. La Vinotinto defendió sus sueños, el Tri empeñó los suyos con la tersura de un desfile de modas.

Jaime Lozano cargará con sus pecados, pero es evidente que su cuadrilla de titulares está por debajo de la dimensión exigente de una Copa América. Todo empieza con un Santiago Giménez sometido por los nervios, rebotando balones, desperdiciando oportunidades. Mientras Uriel Antuna sigue perdido; Chávez dispuesto a no ensuciarse, mientras que el momento sobresaliente de Orbelín Pineda fue cobrar débil, anunciado, aterrado para el lance preciso de Romo.

En conferencia de prensa, Jaime Lozano asegura que en todos los defectos que muestran, “estamos trabajando”. Más de un año y la autopsia sigue mostrando los mismos trastornos y afecciones.

México queda comprometido. Es tercero del grupo. Ha perdido a tres jugadores: Luis Malagón, Edson Álvarez y César Montes, y por supuesto, ha caído en la peor de las bancarrotas: ha perdido la confianza como equipo y por cada jugador, y enfrente aguarda Ecuador.

Para clasificar a la segunda fase, el Tri debe vencer a Ecuador. Y en el peso de individualidades y comportamiento emocional, parece que el pronóstico se cumplirá: México saludará al mes de julio desde casa.

Venezuela está del otro lado de la competencia. Si vence o empata con Jamaica el domingo, clasificará como primero del grupo.