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La Chica del Banquillo: Nadal, la armada española y una entrevista prohibida

ESPN

Cancha cuatro. Faltan algunos minutos para las cinco de la tarde. Entramos y tomamos asiento. Estamos en una especie de misión clandestina. Tenemos que ser invisibles. El camarógrafo coloca los equipos en suelo, ocultos a la vista del resto de las personas. Nuestras miradas se dirigen hacia la puerta principal. De pronto los vemos. Allí viene La Armada. Entran Rafa Nadal, su compañero de dobles Marc López, Roberto Bautista Agut y David Ferrer. Diviso a la distancia, también al tío Tony, el entrenador de Rafa. Ellos serán los hombres que representen a España en estos Juegos Olímpicos de Río 2016.

Venimos a cazar una entrevista con Rafa, abanderado de su país en la ceremonia de apertura de los juegos. No se supone que estemos aquí. De hecho, la información de los lugares y horarios de entrenamiento no son de dominio público. Pero yo los manejo. Rafa me los ha compartido. Nos escribimos al llegar a Brasil. De vez en cuando lo saludo para mantener la cercanía, pero en esta ocasión le he pedido una entrevista. No es Benito Barbadillo, su jefe de prensa, el encargado. Aquí manda la Federación Internacional de Tenis y el acceso a los tenistas está restringido. A menos, y apelo a esa excepción, de que te los cruces en el parque olímpico y accedan, como cosa suya, a responder a un par de interrogantes.

Ya lo hemos acordado. De hecho, ha sido idea de Rafa: “está en la cancha cuatro a las cinco de la tarde, al final del entrenamiento te respondo unas preguntas”. Le agradezco. A las cinco exactas, con la solemnidad de la puntualidad española, atraviesan el portal. Rafa levanta su mano derecha y me saluda a lo lejos con un “Hola Carol”. Así me llaman todos mis amigos españoles. Le devuelvo el saludo. Han cerrado la entrada. Del otro lado de la barda, tras un cerco de seguridad, están el resto de los periodistas. La hemos librado. Pero seguimos en la premisa de no llamar la atención.

Evitamos grabar. Por temas de derechos de televisión hay que ser cuidadosos de lo que subimos en redes. Sí nos atrevemos a colgar un par de fotos. Pocas veces tenemos el privilegio de ver entrenar, tan de cerca, tan íntimo, a figuras como estas. La pareja de Nadal-López se ve afilada. Tanto que terminarán colgándose la medalla de oro en los dobles. Al finalizar los chicos se hidratan y comparten impresiones sobre el entrenamiento. Yo espero. Respeto los límites. David Ferrer está libre, pero la experiencia me dice que es mejor esperar por Rafa, porque de estar ocupada puedo perder la entrevista. Tienen el tiempo contado. Es cuando Rafa se acerca y me hace señas de que está listo. Me saluda con cariño. Pregunta por mi familia. Si todo está bien por casa. Yo hago lo mismo. Y encendemos la cámara. Nos cuenta su experiencia en la Villa Olímpica, aclarando el rumor de que había alquilado una casa para hospedarse aparte de la delegación española. Quiere vivir la experiencia. “No sé si estos son mis últimos olímpicos. No sé cómo llegue físicamente a Tokio”. Decisión acertada ahora sabiendo que Tokio 2020 se convirtió en 2021. Nos despedimos y me voy con la exclusiva. Nadie ha entrevistado a Nadal. Se lo agradezco. Nos hacemos unas fotos.

Saliendo de la cancha me cruzo con Juan Martín del Potro. Es alto como una pared. Le pido una entrevista. Me dice que acaba de atender a espn.com de Argentina. Otro día, responde. Remata con un: “te la perdiste por andar con los españoles”. Me suena antipático y le doy las gracias, por ser políticamente correcta. Está en su derecho de no atenderme. Le digo al cámara que igual viene de una lesión, que no creo que trascienda en el torneo. Delpo terminó ganando la de plata ante Murray en un juego mítico, con miles de regresos. Uno de los partidos de tenis más emocionantes que he presenciado en mi vida. Visto lo visto, hacer de pitonisa, definitivamente, no es lo mío.