En los últimos años, el rugby argentino vivió en un escenario único. Los Pumas y Jaguares jugando contra los mejores del mundo todo el tiempo. Un calendario soñado e inimaginable diez años atrás.
Pero así fue desde 2016 hasta 2020. Sin embargo, ahora, todo está en verse por la situación que dejará en el mundo el Covid-19. “Esto resetea mucho todo, a nivel mundial y en todos los deportes. Hoy hay una constante incertidumbre. Lo que se hizo en el rugby argentino para planificar y ordenar que arrancó en 2009, hoy está en reanálisis. Es como un GPS, se está recalculando. Es durísimo lo que estamos viviendo todos como deporte y como sociedad", dijo Agustín Pichot, uno de los impulsores de esa realidad lograda, en Radio La Red.
Mucho se trabajó para que exista Jaguares. Primero se había conseguido que Los Pumas ingresen en el Rugby Championship en 2012. Aunque todo había comenzado antes, luego del golpe al mundo en la cancha con Los Pumas de Bronce en 2007. Ya en 2008 comenzaron las negociaciones de la UAR, junto a Pichot también, para estar en una competencia anual y tener el mismo calendario que las potencias.
Nada fue fácil. Las miradas se posaron en Argentina para saber si podían estar a la altura en todo sentido: se le impusieron exigencias para que sea competitivo en lo deportivo y también en lo organizacional. El primer paso, allá por 2009, fue empezar a armar un plantel para empezar a competir en un torneo profesional. Así se creó Pampas XV, que en 2010, viajó a Sudáfrica –ese aliado de siempre- para disputar por primera vez la Vodacom Cup.
Ese certamen era el tercero en importancia del país de los Boks detrás del Super Rugby y la Currie Cup. La idea era empezar a evitar que los mejores jugadores se vayan a Europa. Instalados por tres meses en Sudáfrica, el desafío no era solo deportivo sino también ser locales en otro país y lo que significaba estar tanto tiempo fuera. Ya en 2011, pese a todos los contratiempos, ese conjunto liderado por Daniel Hourcade se consagró campeón de ese torneo de forma invicta y varios de ese plantel pasaron a Los Pumas para jugar el Mundial de Nueva Zelanda.
En 2012 apareció en el calendario el Rugby Championship. Por primera vez, el seleccionado argentino tenía en una temporada 12 tests matches. Los habituales de las ventanas de junio y noviembre más dos con cada potencia del Sur (Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia). Los Pampas XV seguían con su Vodacom Cup a principio de año. Había que estar a la altura y se estuvo.
Por eso rápidamente comenzaron las negociaciones para cerrar el círculo y tener una franquicia en el Super Rugby. Otra vez, el escenario no era sencillo. Porque si bien Pampas XV seguía con competencia -ya no era la Vodacom Cup que habían dejado en 2013 sino la Pacific Rugby Cup con equipos australianos, isleños y Canadá durante 2014 y 2015-, los jugadores más relevantes estaban en el exterior y la UAR logró que varios vuelvan.
También salieron campeones de esos torneos disputados de forma íntegra en Australia. Agustín Creevy, Juan Manuel Leguizamón, Nicolás Sánchez, Joaquín Tuculet, Lucas González Amorosino y Tomás Lavanini, entre otros, dejaban sus contratos en Europa para retornar al país y ser parte de esa primera experiencia. Y el Super Rugby fue una realidad en 2016 con Raúl Pérez como entrenador principal.
Lo que vino después es sabido. Jaguares, después de dos primeros años difíciles por la adaptación a un torneo de primer nivel, empezó también a tener resultados positivos en lo deportivo. En 2018 lograron los cuartos de final, de la mano de Mario Ledesma como head coach, y luego la final en 2019 ya con Gonzalo Quesada a la cabeza. En apenas cuatro años ya eran protagonistas de la competencia a la par de los neozelandeses. “Hablar hoy de lo que va a pasar, sería una locura. No lo sé y no lo saben nuestros socios de SANZAAR tampoco”, dijo Pichot en las últimas horas. Hoy todo es incertidumbre.