El cuerpo y el tenis de Andy Murray dijeron basta en un frenético Australian Open. Tras caer ante Roberto Bautista Agut en cuatro sets por 6-1, 6-7 (7), 6-3 y 6-4, el británico se despidió en la tercera ronda de un certamen en el que demostró que sigue vigente y, fundamentalmente, con muchas ganas de competir hasta el final.
Para terminar su recorrido en Melbourne Park, el actual N°66 del ranking ATP estuvo en cancha durante cuatro sets, con la complejidad que eso implica después de haber jugado los dos primeros partidos a cinco parciales. A este duelo llegó con un total de 10 horas y 34 minutos acumulados, a lo que le sumó otras tres horas y media contra el español.
El ex N°1 del mundo hizo su debut en el primer Grand Slam de la temporada contra Matteo Berrettini en un partido que parecía tenerlo controlado tras llevarse los dos primeros parciales y luego se le complicó más de lo esperado. Terminó siendo un 6-3, 6-3, 4-6, 6-7 (7) y 7-6 (6) en casi 5 horas para meterse en segunda ronda. Y contra Thanasi Kokkinakis fue a la inversa: levantó un 0-2 y se llevó la batalla por 4-6, 6-7 (4), 7-6 (5), 6-3 y 7-5 en 5 horas y 45 minutos de juego.
Si bien no partía como favorito en Australia ni mucho menos, Murray empezó a ilusionar al público, consciente de que durante su carrera jugó cinco finales en este torneo (perdió en todas). Tal es así que ante Bautista Agut terminó con un apoyo total del Margaret Court Arena. En ediciones anteriores ha estado más tiempo total en cancha, pero en proporción por cantidad de partidos y horas, esta vez fue la más extenuante.
Mientras a Bautista Agut lo espera el estadounidense Tommy Paul en octavos de final, con esta actuación, el británico de 35 años avanzará al puesto N°62 del ranking.