El conflicto bélico entre Rusia y Ucrania está dejando consecuencias en todos los ámbitos y el mundo tenístico no es la excepción. Son varias las jugadoras rusas que comienzan a hartarse de las dificultades que supone llevar dicha nacionalidad en estos tiempos y de las miradas con recelos de muchas compañeras de vestuarios.
Tal es el caso de Varvara Gracheva. La joven de 22 años, octavofinalista del Miami Open y quien será Top 50 por primera vez en su carrera desde el próximo lunes, se mostró seriamente afectada por los problemas que personalmente le trajo la guerra y pidió cambiar su nacionalidad.
De acuerdo informó el diario L'Equipe, la rusa, finalista este año en el WTA 250 de Austin (perdió con la ucraniana Marta Kostiuk) está a punto de terminar los trámites para ser ciudadana francesa, donde vive desde el año 2016 con residencia en Cannes.
El ambiente entre jugadores de estos países está lejos de ser el ideal. Muchas acciones, como no saludarse en la red, declaraciones y hasta decisiones de ucranianas que, por motivos personales, no asisten a compromisos contra rusas, lo demuestran de manera continua.
Un caso reciente tuvo como protagonista Anastasia Potapova. La rusa, nacida en Saratov, ingresó a un duelo de Indian Wells con la remera de un club de fútbol de su país, despertando un gran revuelo y comentarios de todo tipo. Por esta conducta recibió una amonestación.
Ante esto, la ucraniana Marta Kostiuk, N°38 del mundo, quien acostumbra a no dar la mano sus rivales rusas y bielorrusas, y quedó eliminada esta semana de Miami ante Potapova, habló con los medios y expresó su malestar con muchas situaciones.
"Hemos pedido una reunión con los dirigentes de nuestro circuito para hablar y la única respuesta que hemos obtenido es el silencio. Hay un montón de cosas que hace la WTA con las que yo no estoy de acuerdo. Diga lo que diga me odiarán más y más en las redes sociales", afirmó según testimonios recogidos por el diario Marca.