Rafael Nadal, cabeza de serie número 3 del Masters 1000 de Monte-Carlo, derrotó a Grigor Dimitrov, decimoséptimo del mundo, por 6-1 y 6-1 en menos de una hora de juego.
Nadal comenzó el encuentro como un ciclón. Con energía, ágil de piernas y una derecha que sometió al tenista búlgaro que se mostró errático en un partido que estuvo marcado por el viento. Dimitrov, acostumbrado a desplegar una gran pegada, se mostró desesperado con la poca efectividad de su derecha ante Rafa.
El búlgaro estuvo condicionado por la fragilidad de su servicio y solo un 45% de efectividad del primer saque. Mucha. Demasiada ventaja para el crack español.
De nada le sirvió a Dimitrov haber preparado este campeonato en la Academia Rafa Nadal. Dio la sensación de afrontar el choque resignado, prácticamente derrotado a la cancha, condicionado por el 13-1 en contra que mantiene en los enfrentamientos particulares con el español.
Monte Carlo es el Masters 1000 donde el español ganó más partidos, con 73, y el segundo torneo con más victorias, tras las 100 en Roland Garros.
Nadal dejó las marcas claras de que el campeón está más presente que nunca. Que tiene la ambición de seguir cosechando trofeos para sus vitrinas y que en Monte-Carlo intentará alzar su 12° éxito en el Principado, el número 36 en la categoría de Masters 1000 y el 87° de toda su carrera. Y sin Novak Djokovic, eliminado ante Daniel Evans, en el panorama, todo parece destinado a su merced.