Manu Ginóbili ve pasar su vida deportiva a la velocidad de la luz. Desde sus inicios en Bahiense del Norte, a su salto intermedio en Andino de la Rioja y su despegue definitivo en Estudiantes. Su primera gran experiencia en Reggio Calabria, el comienzo de su legado legendario en Kinder Bologna y su ticket hacia la luna en su introducción, nudo y desenlace con San Antonio Spurs.
En el medio, sumergido en lo más profundo de sus entrañas, la Selección Argentina. El grupo mágico llamado Generación Dorada, los tropiezos, las caídas, los abrazos y las lágrimas de alegría. Los imposibles que van haciéndose terrenales con el correr del calendario. Los saltos acrobáticos, el nacimiento del Eurostep, el paso de tirador agresivo a cerebro multifunción. De ejecutor a estratega, de NBA a FIBA en un chasquido de dedos imposible de imitar para el resto de los mortales.
Ginóbili recibirá el diploma de inmortal este sábado en Springfield, Massachusets, cuando forme parte de la Clase 2022 del Salón de la Fama llamado James Naismith. El templo que honra al profesor canadiense que inventó el básquetbol cobijará, desde esa noche y para siempre, al talento argentino nacido en Bahía Blanca. De la ciudad del viento al mundo, con escala obligada en San Antonio. Las mil y una noches en versión deportiva, con Manu haciendo las veces de Sherezade. Contar un cuento infinitas veces para no morir a manos del sultán. Pasearse por las arenas más prestigiosas del mundo siendo siempre protagonista. Un genio único e irreproducible que es aspiracional: el argentino que todos quisimos ser. Ganador, enérgico, carismático pero también respetuoso, honesto y trabajador.
La noche del 10 de septiembre tendrá varios protagonistas que lo seguirán de cerca. Será presentado por Tim Duncan y escoltado por Tony Parker, en lo que será el regreso perfecto del Big Three más ganador de la historia de la NBA. Este premio es significativo no solo por lo producido en el básquetbol estadounidense, sino por el aporte que dio Manu al básquetbol en todas sus formas. Una marca registrada que duró más de dos décadas y que despertó fanáticos y adeptos a sus artes a lo ancho y largo del mundo.
Manu se erigirá, a partir de este sábado, en el tercer sudamericano en llegar al Salón de la Fama y el primero en deslumbrar en el mundo de la NBA. Tres brasileños llegaron antes: Óscar Schmidt en 2013, Maciel “Ubiritan” Pereira en 2010 y Hortencia de Fatima Marcari en 2005. Extranjeros nacidos en América, además, hubo dos: el panameño John “Boy Wonder” Isaacs inducido en 2015 y el jamaiquino Patrick Ewing, en 2008.
EL LEGADO INFINITO DE GINÓBILI
Aún suena injusto que Manu Ginóbili no haya ingresado a la liga de 75 mejores jugadores de la historia de la NBA. Quizás este honor de llegar al Salón de la Fama en su primer año elegible -fue seleccionado por un comité de especialistas que le dieron un pleno de 24 votos- haya sido una reparación muchísimo más dulce para su carrera de lujo.
El panel analizó un poco de todo, desde sus triunfos dentro de la cancha como su caballerosidad deportiva fuera. En la NBA, jugó 16 temporadas con los San Antonio Spurs y se convirtió en un símbolo en sí mismo: el premio al Sexto Hombre del año debería llevar su nombre porque fue siempre una estrella que supo dar un paso atrás en función del equipo.
Tan es así que ganó cuatro títulos NBA (2003, 2005, 2007 y 2014) y se convirtió en el noveno jugador retirado en los Spurs. Fue mejor Sexto Hombre en 2008. Es líder histórico de San Antonio en triples convertidos (1.495) y en robos de balón (1.392).
Es uno de ocho jugadores de la historia en jugar al menos 16 ligas en un mismo equipo, siendo Dirk Nowitzki el que más campeonatos en fila disputó con 21 en Dallas Mavericks.
En playoffs, Manu fue el suplente perfecto: como sustituto es líder histórico en postemporada en puntos, asistencias, rebotes, robos, tiros de campo, triples y tiros libres. Junto con el estadounidense Bill Bradley, son los únicos en ganar Euroliga (Ginóbili lo hizo con Kinder Bologna), NBA y Medalla de Oro olímpica (Manu la ganó en Atenas 2004) en la historia de este deporte.
Ginóbili, además, es uno de ocho jugadores con al menos cuatro campeonatos de NBA y una medalla de oro olímpica. Es el único nacido fuera de EE.UU. en alcanzar un mérito así. Veamos algunos apellidos ilustres -todos ya miembros del Salón de la Fama- que acompañan a Manu en esta selecta lista: Shaquille O'Neal (cuatro títulos y una medalla de oro), Magic Johnson (5 y 1), Kobe Bryant (5 y 2), Scottie Pippen (6 y 2), Michael Jordan (6 y 2), K.C. Jones (8 y 2) y Bill Russell (11 y 1).
LOS INVITADOS DE LUJO DE MANU
En la noche del sábado, habrá muchos familiares y amigos que acompañarán a Manu en su ceremonia de inducción. No estará su papá Yuyo, piedra angular de su pasión por el básquetbol, ni su mamá Raquel. Tampoco estará su hermano Sebastián, compañero de equipo en Estudiantes, hoy entrenador de La Unión de Formosa. Sí estará Leandro, hermano mayor, y también lo acompañarán dos entrenadores de lujo en su carrera: Huevo Sánchez, quien lo hizo debutar en Andino de La Rioja, y Julio Lamas. No estarán presentes ni Rubén Magnano, coach que llevó a Argentina al título más importante de su historia en Atenas 2004, ni Sergio 'Oveja' Hernández.
Entre sus compañeros de Selección, estarán presentes Pepe Sánchez, Andrés Nocioni, Luis Scola y Fabricio Oberto. Quien se ausentará con aviso es Alejandro Montecchia, amigo y compañero de club de Manu desde sus inicios en Bahiense del Norte.
Será, sin dudas, una noche mágica y especial. Como ocurrió cuando los Spurs colgaron su camiseta número 20 en el cielo del AT&T Center, Ginóbili vivirá una jornada emotiva cuando se pare en el estrado del Simphony Hall para hablar ante más de 50 Hall of Famers presentes, entre los que estarán, además de Duncan en modo presentador, celebridades como Charles Barkley, Isiah Thomas, Jerry West y otras tantas estrellas de la constelación llamada NBA.
El cierre de oro de su carrera está en marcha. Será el gran premio deportivo de su vida y oficiará de símbolo perfecto para el reconocimiento al básquetbol argentino en su totalidad.
Inolvidable, icónico e irrepetible, el Pibe de 45 firmará, desde el sábado y para siempre, un ticket sin escalas hacia la eternidad.