DENVER -- Mucho antes de que Nikola Jokic ganara su primer campeonato de la NBA, su primer premio como Más Valioso de las Finales y sus dos reconocimientos consecutivos como JMV de la liga, se produjo la “Jokidad”.
Diez días antes de la Navidad de 2016, el entrenador de los Denver Nuggets Michael Malone se “rompía” la cabeza en busca de soluciones para catapultar a su equipo, que arrancaba la temporada 2016-17 con discreto récord 9-16.
Los Nuggets tenían como titulares a Jokic y el gigante Jusuf Nurkic como las bases de una gigantesca alineación que no funcionaba, lo que llevó a Jokic a pedir que Malone lo pusiera a jugar como suplente. Pero después de que los Nuggets perdieron por 20 puntos contra los Dallas Mavericks, Malone volvió a casa a altas horas de esa noche, deliberando sobre su próximo movimiento.
Malone tuvo una revelación que cambió el camino de la franquicia.
“Me dije a mí mismo”, comenta Malone a ESPN. “Este chico era un ‘All-Rookie’ como pívot y aquí estoy, poniéndolo a jugar como suplente y como 4 y 5. Y dije: ‘Al demonio con todo’. Nikola es pívot. Es nuestro pívot. Y en el próximo partido lo puse como titular en la posición de pívot. Desde aquel momento nuestra ofensiva, nuestro equipo, nuestras victorias, todo empezó a mejorar”.
“Tomé la decisión de que él se convertiría en la pieza central de todo lo que hacemos, cada decisión que tomamos, cada jugador que traigamos debe ser capaz de jugar y complementar a Nikola”.
El próximo partido, Jokic fue titular y apenas jugó 19 minutos por faltas, terminando con 13 puntos, 5 asistencias y 4 rebotes contra los Portland Trail Blazers. Sin embargo, los Nuggets ganaron por 12 puntos, siendo la primera victoria en una racha de tres triunfos al hilo.
La decisión de Malone encausó a los Nuggets en una ruta que los llevó a alzar este lunes su primer Trofeo Larry O’Brien. Aquella noche del 15 de diciembre de 2016 nació la “Jokmas” y el gigante oriundo de Sombor, Serbia, se enrumbó a convertirse en un generador de triples-dobles en playoffs y batir todos los récords, uno de los mejores pasadores de la historia y uno de los mejores pívots de la NBA desde Wilt Chamberlain.
“Ahora que sabemos lo que significa”, indica Malone, “simplemente fue un momento realmente definitorio en la historia de esta franquicia, porque creo que todo cambió desde ese punto en el tiempo, y cambió para mejor”.
“…Fue la mejor decisión que jamás haya tomado”.
Cuando los Nuggets eligieron al serbio de 6’11” (2.11 metros), en el puesto número 41 en 2014, el entonces gerente general Tim Connelly nunca se habría imaginado que descubrió una de las grandes joyas de la historia del draft.
Jokic había demostrado su visión para los pases, el toque elegante y su actitud generosa que piensa primero en el juego colectivo. Sin embargo, aún había mucho por hacer en cuanto a moldear su cuerpo y agregar masa muscular.
Nueve años después de aquel draft, Jokic se ha convertido en un pívot trascendental capaz de manejar y pasar el balón como si fuera un base, anotar desde prácticamente cualquier rincón de la cancha, canastas a una pierna al mejor estilo de Dirk Nowitzki y penetrar con fuerza para dominar el tablero. Mentes maestras como las del entrenador del Miami Heat, Erik Spoelstra, han tenido dificultades en intentar descubrir una debilidad que pueda aprovechar.
Y no hace más que mejorar. Feliz ‘Jokidad’, aficionados de los Nuggets.
A continuación, repasamos las historias que nos dan varias pinceladas de la ruta de este gigante serbio hasta alcanzar su primer campeonato de la NBA.
-- Ohm Youngmisuk
“Nunca sabes qué clase de truco intentará hacer”
“El baloncesto es cuestión de compañeros de equipo”, me dijo Jokic la primera vez que lo conocí y entrevisté, en Portland, Oregon, durante la Nike Hoop Summit de 2014. “Anoto cuando estoy abierto. Paso cuando no lo estoy”.
“Juego al baloncesto lo más simple que puedo. No salto muy alto, no corro rápido”.
En aquel momento, Jokic no era un prospecto de la NBA altamente conocido ni cotizado, lo que ayuda a explicar por qué fue seleccionado en el número 41 draft dos meses después. Pero ya mostraba varias señales de lo que le convertiría en una figura tan especial, como lo escribí en mi informe de scouting:
“Jokic, un jugador excepcionalmente singular, tiene una percepción muy avanzada de las situaciones de juego… Es un definidor tan poco convencional y creativo, que uno nunca sabe qué clase de truco intentará hacer, dejando perplejos a muchos defensores en rotación, mientras que los veteranos de la NBA solo mueven la cabeza y sonríen”.
Lamentablemente para Jokic, se vio obligado a ceder el protagonismo a prospectos de la talla de Karl-Anthony Towns y Trey Lyles, al igual que al futuro trío de campeones nacionales de la Universidad de Duke conformado por Jahlil Okafor, Tyus Jones y Justise Winslow que acabó con el equipo World Select, con el que Jokic sumó 5 puntos, 7 rebotes, cero asistencias y dos balones perdidos en 16 minutos de actividad, con dificultades para cubrir terreno y evitar que le anotaran reiteradamente.
Sin embargo, Jokic mostró ciertos destellos de su percepción sobrenatural de las situaciones de juego con bloqueos oportunos, robos, rebotes y pases simples. A pesar de ello, no tocó mucho el balón a la ofensiva y sus limitaciones severas a nivel atlético dificultaban imaginárselo manteniéndose físicamente en la NBA. Pocos esperaban que ingresara al draft menos de un mes después, especialmente considerando que apenas comenzó a practicar baloncesto seriamente hace año y medio cuando se mudó a Belgrado para jugar con el Mega Vizura.
Menos aún (incluido el propio Jokic) imaginaban su ascenso hasta convertirse en el mejor jugador de baloncesto del mundo.
“Voy paso a paso”, expresó Jokic en abril de 2014 cuando se le preguntó sobre sus aspiraciones profesionales. “No pienso tanto en la NBA, pero a todos les encantaría jugar en la NBA. Quizás, algún club de la EuroLeague: Barcelona, Real [Madrid]”.
“[Pero] la NBA es la NBA”.
-- Jonathan Givony
“No permitas que el refresco sea más fuerte que tú”
Antes de que el nombre de Jokic fuera constantemente mencionado por haber alcanzado una hazaña estadística que no se veía desde los tiempos de Chamberlain, el pívot serbio llegó a los Estados Unidos siendo incapaz de sostenerse en la posición de ‘plank’ por 20 segundos.
“¡Me morí! Me morí”, comentó Jokic a ESPN en 2019. “Estaba temblando. Decía: ‘No puedo hacerlo’. Dije: ‘Mieeeerrr…”
Los Nuggets descubrieron que su pívot de pases elegantes tenía un lado goloso. Es probable que Spoelstra no haya encontrado debilidades en el juego de Jokic en las Finales de la NBA, pero antes de que Jokic incursionara en la liga, su pecado era excederse con la Coca-Cola, llegando a consumir tres litros diarios en Serbia.
“Creo que solo es una cuestión mental”, dijo Jokic, que ingirió su última lata de gaseosa en su primer vuelo con rumbo a Denver en 2015. “No permitas que el refresco sea más fuerte que tú”.
Con la ayuda del director de desempeño físico y entrenador jefe de acondicionamiento físico de los Nuggets, Felipe Eichenberger, Jokic comenzó a hacer una radical transición a nivel físico. Primero, alcanzó la forma digna de un All-Star, al punto de sumar 33 puntos, 18 rebotes y 14 asistencias en 65 minutos de actividad durante una derrota en cuádruple tiempo extra en los playoffs ante Portland en 2019, para luego convertirse en un jugador más delgado y dos veces ganador del premio al Más Valioso, capaz de castigar a sus oponentes con su combinación de elegancia y fuerza.
Jokic reemplazó los refrescos con bebidas proteicas. Por estos días, sus vicios son mucho más sanos. Cuando no está compartiendo con su esposa Natalija, su hija Ognjena y sus hermanos, Jokic se dedica a su pasión por los caballos y el hipismo. Durante esta postemporada, Jokic ha afirmado que pasó una parte del tiempo libre que tenían él y los Nuggets entre series viendo las competencias de sus caballos en el extranjero.
“Disfruto de los animales”, afirma Jokic. “Su naturaleza. Son buenos animales de verdad. Cada caballo tiene una personalidad distinta, como los seres humanos”.
A Jokic le solía encantar jugar a la consola y hacer maratones de series tales como “Friends” y “Game of Thrones”. Esta postemporada, ha dicho que intenta pasar tiempo en la piscina junto a su hija si el clima de Denver coopera en sus días libres.
Jokic, que antes era un chico regordete de Sombor, ahora tiene el físico digno de un Jugador Más Valioso, apto para descansar junto al agua después de derrotar a su primer gran rival azucarado y carbonatado.
-- Youngmisuk
Cómo el juego 82 sirvió de impulso para conquistar el primer campeonato
Noventa minutos antes del Juego 4 de las Finales 2023, Malone comenzó a pasear por los recuerdos.
Cuando describió el momento en el que se dio cuenta que Jokic y Jamal Murray serían las estrellas en torno a las cuales podría armar a los Nuggets, un partido saltó a la mente de Malone.
“El torneo play-in antes de (la creación) del torneo play-in”, expresó Malone.
Fue el último encuentro de la temporada regular, disputado el 11 de abril de 2018, cuando Malone y su equipo se encontraron en la batalla que sirvió como predecesora de facto del play-in moderno: el partido número 82 contra Jimmy Butler y los Minnesota Timberwolves. El ganador se aseguraba el último cupo en los playoffs de la Conferencia Oeste.
“Perdimos ese juego en tiempo extra, pero Nikola y Jamal, un jugador de tercer año en la liga, uno en su segundo año, estaban jugando a alto nivel”, expresa Malone. “Puedo recordar cómo Josh Kroenke se acercó a mí después de ese partido, emocionado por lo que nos deparaba el futuro, debido a lo bien que jugaron esos chicos, con todo lo que había en juego en ese encuentro”.
Jokic, que anotó 35 puntos y sumó 10 rebotes en aquella derrota, no dejó de causar grata impresión desde entonces. Fue un momento clave para el jugador que llegaría a ganar dos premios al Más Valioso y líder de un campeón de la NBA, siendo la primera toma de contacto con el ambiente de los playoffs para Jokic y compañía.
También fue la preparación para futuras batallas contra Butler, la estrella que cayó derrotada por Denver tres años después como miembro del Heat, en su camino a alzar el primer campeonato en la historia de la organización.
-- Nick Friedell
La derrota en una serie que catapultó a Jokic hasta conquistar el JMV
Denver cayó ante los Trail Blazers en siete partidos en las Finales del Oeste en 2019. A pesar de que Jokic lideró a su equipo en prácticamente todas las categorías importantes (con promedio de 27.1 puntos y 13.9 rebotes en 42 minutos por partido, se desgastaba a medida que transcurría la serie.
Al final del Juego 7, no le quedaba nada en el tanque. Falló siete de 10 tiros en el cuarto periodo, incapaz de llevar a su equipo hasta alcanzar la meta.
Fue una derrota devastadora. Los Nuggets tuvieron ventaja de 11 partidos jugando de local en la mitad de tercer cuarto. Sólo debían rematar la faena y jugarían las finales del Oeste contra los Golden State Warriors, que en aquel momento lidiaban con lesiones y problemas de química en el vestuario.
Posteriormente, mientras Malone reunía a los entrenadores de los Nuggets en el camerino, escucharon que alguien tocaba la puerta.
Era Jokic. Vino a decirles que no permitiría que volvieran a hacer una actuación semejante. El entrenador asistente de los Nuggets David Adelman recuerda el sentimiento en la voz de Jokic, al igual que sus palabras.
“Estaba emocionado cuando entró”, rememora Adelman. “Creo que se sintió agotado en la segunda mitad, y todos le veíamos pensando: ‘Joker, tú nos has llevado durante todo este proceso’”.
“Quizás, la responsabilidad que tiene con nosotros es distinta a la de todo el resto de jugadores de la NBA. Puede ser nuestro pívot. Puede jugar de alero. Puede atrapar y encestar. Hace todos y cada uno de los roles que se pueden hacer en la cancha”.
Sin embargo, Jokic no estaba interesado en recibir consuelo. Finalmente, sentía aquello sobre lo que habían conversado él y Eichenberg: Todo lo que Jokic tenía hasta ese momento no le bastaba para ganar. Debía alcanzar otro nivel.
“Digo: él dio todo lo que tenía”, dijo Adelman. “Pero luego creo que, en su mente, pensó: ‘Quizás pueda dar más. Quizás si mejoro mi condición física aún más. Si hago esto, quizás…”
Y así lo hizo.
-- Ramona Shelburne
La noche en la que los hermanos Jokic entraron en Twitter
A pocos segundos de crear la cuenta, los hermanos mayores de la familia Jokic se convirtieron en fenómenos de las redes sociales.
Las circunstancias tuvieron algo que ver con ello.
Era el 9 de noviembre de 2021, al día siguiente de que su hermano menor alcanzara un triple-doble de 25 puntos, 11 rebotes y 10 asistencias en una paliza propinada al Heat en Denver. Ese partido es recordado por muchos debido a un fuerte intercambio físico faltando 2:39 en el reloj, cuando Jokic respondió a un golpe bajo en las costillas de Markief Morris, golpeando con el hombro la espalda del alero del equipo de Miami mientras Morris se alejaba.
Morris fue sancionado con una falta flagrante 2 y una multa por $50,000, aparte de caer lesionado por un latigazo cervical que le dejó fuera de actividad durante los cuatro meses siguientes. Jokic también fue expulsado y suspendido por un partido.
Varios jugadores del Heat (entre ellos Jimmy Butler, Bam Adebayo y Kyle Lowry) esperaban a varios pasos de distancia del vestuario de los Nuggets después del partido. Sin embargo, no hubo confrontación postpartido.
No obstante, la disputa escaló en Twitter, y los hermanos de ambas partes se metieron en ella.
Marcus, hermano gemelo de Markieff y que entonces jugaba como alero de los LA Clippers, tuiteó que Jokic “esperó hasta que [mi] hermano le diera la espalda smh (sacudo la cabeza). APUNTADO”.
Eso motivó la creación de una cuenta de los hermanos Jokic (@JokicBrothers) que duró poco tiempo en Twitter. Los parientes de la estrella de Denver no tardaron en responder a Marcus Morris: “¡Deberías dejarlo de este tamaño, en vez de amenazar públicamente a nuestro hermano! Tu hermano hizo una jugada sucia primero. Si quieres escalarlo un paso más allá, ¡¡ten por seguro que esperaremos por ti!! Hermanos Jokic”.
Strahinja, el mayor de los Jokic, jugó baloncesto profesional en Europa por varios años y mide aproximadamente 6’9” (2.07 metros) con 300 libras (136 kilos) de peso. Nemanja es más delgado con 6’7” (2.01 metros) de estatura, pero ostenta récord invicto en tres combates profesionales de MMA.
Afortunadamente para todos, la disputa no traspasó las redes sociales. Los hermanos Jokic, que han hecho presencia regular en los partidos de los Nuggets durante la carrera de Nikola, siguieron la próxima gira del equipo a Miami sin registrar incidentes.
-- Tim MacMahon
Jokic y la mayor batalla de gigantes de la NBA
Como bien sabe cualquiera que haya seguido la NBA durante aproximadamente la última década, la liga se ha apartado constantemente del juego en el poste bajo que ha definido gran parte de su historia, para producir una estrella del perímetro tras otra mientras este deporte ha migrado a la línea de tres puntos y más allá.
Eso es lo que ha hecho que las batallas entre Jokic y Joel Embiid por el premio al Más Valioso de la liga durante las últimas tres temporadas sean tan fascinantes, porque el título del mejor jugador de esta disciplina deportiva en 82 partidos se reduce año tras año al enfrentamiento entre dos pívots que superan los dos metros de estatura.
Pero si bien ha sido un ir y venir en los últimos tres años, con Jokic alzando dos galardones y Embiid llevándose los honores esta temporada, Jokic ha rematado con su juego en los últimos dos meses.
Jokic ha sentenciado otro debate de forma enfática: ¿puede un equipo armado en torno a un pívot ganar en la NBA actual?
Antes de la gesta de Denver, el último campeón con un pívot como figura principal fue Los Angeles Lakers en 2002. Su tricampeonato fue impulsado por el dominio de Shaquille O’Neal en la pintura y el enceste genial de Kobe Bryant. Entre 1983 y 2002, solo tres pívots (Hakeem Olajuwon en 1994, David Robinson en 1995 y O’Neal en 2000) se llevaron el premio al Jugador Más Valioso.
Ahora, Jokic y Embiid han alzado los últimos tres JMV de forma consecutiva (y Jokic será el primer gran favorito para llevarse su tercero en 2023-24).
Todo esto sirve para demostrar que en esta versión moderna del baloncesto basada en “velocidad y espacios”, sigue habiendo un espacio más que suficiente para que un pívot dominante se siente a la mesa entre los mejores jugadores, tanto de la actualidad como en la historia de la NBA.
Obviamente ayuda que un jugador sea una máquina de hacer triples-dobles y maestro de la ofensiva indetenible que dejó fríos a Kevin Durant y Kevin Booker, LeBron James y Anthony Davis y, finalmente, Jimmy Butler y Bam Adebayo.
Normalmente, esa clase de dominio en los playoffs ha estado reservada para escoltas y aleros. Pero, después de ver la genialidad de Jokic en los últimos dos meses, la posición de pívot ha vuelto al centro del universo de la NBA.
-- Tim Bontemps
La defensiva (particularmente, la de Jokic) gana campeonatos
A pesar de que Jokic no dejaba de consolidarse como el mejor jugador de la NBA durante la temporada regular, alzando premios consecutivos al Más Valioso y quedando segundo en la votación de esta temporada, persistía una incógnita: ¿su defensiva era suficiente para que tuviera el mismo impacto hasta los tramos finales de los playoffs?
Por mala suerte, Jokic tiene sus debilidades defensivas (bloqueos y defensa en los espacios) mucho más expuestas que sus sutiles fortalezas (rebotes defensivos, forzar balones perdidos y evitar faltas defensivas).
Esas debilidades se magnifican en la candela de los playoffs. Ese fue el caso durante las eliminaciones previas de los Nuggets en playoffs. A pesar de su improbable clasificación a las Finales de Conferencia en 2020 con par de remontadas 3-1 en la burbuja de Orlando, Denver se ubicó en el puesto 11 del rating defensivo y fue último entre los equipos que sobrevivieron a más de una ronda. En 2021, los Nuggets quedaron en el puesto 13 (y volvió a ser último entre los quintetos que ganaron una serie) y el año pasado quedaron condenados al sótano.
Por supuesto que eso no solo fue responsabilidad de Jokic, y el roster de Denver que le acompañó es muy distinto al de las dos últimas temporadas. El regreso de Murray dificultó más que los rivales pusieran en la cancha alineaciones con fuerte inclinación ofensiva como el “Poole Party” de tres escoltas de Golden State, sin que les pasara factura al otro lado del tabloncillo.
Por su parte, los Nuggets fueron astutos al incluir a defensores por las alas como Bruce Brown Jr., Kentavious Caldwell-Pope y Christian Braun, que se destacan por perseguir a los manejadores de balón contrarios por encima de las cortinas y afectan los intentos de ‘pull-ups’, con lo que los entrenadores de la NBA califican como marca “de retrovisor”.
No obstante, reservemos parte del mérito del ranking de Denver entre la primera mitad de las mejores defensivas de los playoffs al desarrollo de Jokic. El serbio, que siempre se siente más cómodo llegando al nivel de la cortina, ha jugado en la postemporada particularmente en coberturas. Aunque no lo podemos confundir con el cuatro veces Jugador Defensivo del Año, Ben Wallace, Jokic ha mejorado en su trabajo disputando tiros en la pintura.
Durante la temporada regular, los rivales convirtieron 68.5% de los intentos al aro con Jokic como defensor principal, lo que le ubicó en el puesto 57 entre los 66 jugadores que marcaron al menos 250 tiros similares, según los datos de NBA Advanced Stats. En los playoffs, dicha cifra cayó al 59%, una diferencia de más de un punto por partido basándonos en la cantidad de tiros en el aro defendidos por Jokic.
Ahora que Jokic ha demostrado que su defensiva es lo suficientemente óptima para llevar a los Nuggets al campeonato, sólo queda una pregunta por hacer: ¿Cuántas veces lo podrá repetir?
-- Kevin Pelton