Boston Celtics construyó su decimoctavo título en la historia de la NBA a base de detalles. El primero es anecdótico: el triunfo de este lunes 106-88 sobre Dallas Mavericks para sellar la serie final 4-1 coincidió en el calendario con la conquista anterior: 17 de junio. Aquella vez en 2008, esta en 2024.
Los detalles no figuran en las estadísticas, pero son los que guiaron a Boston a la victoria. La carrera a toda velocidad de Derrick White para encontrar desprevenido a Luka Doncic y robarle la pelota. La astucia y capacidad de Jrue Holiday para ubicarse en la mejor posición para tomar rebotes ofensivos o la solidaridad para lanzarse en busca de un balón suelto sin medir consecuencias. La paciencia de Jayson Tatum para dejar su ego de lado y encontrar compañeros libres. Y si es necesaria, la determinación de JT para atacar el aro y conseguir el doble y la falta que mereció ese encendido festejo golpeándose el pecho. La potencia física de Al Horford para arrastrar a su defensor hacia el canasto y romper la línea de tiempo que indica que tiene 38 años. La persecución de Jaylen Brown a Doncic por toda la cancha para desgastar a la estrella de los Mavericks. El regreso de Kristaps Porzingis para aportar algunos de sus toques de calidad. El esfuerzo de Sam Hauser para recuperar una bola que parecía perdida. El arrojo de White para tirarse de cabeza al suelo, aunque golpee la cara contra el característico parquet del TD Garden.
¿Algún detalle más? Sí, la decisión de Joe Mazzulla de mandar a Payton Pritchard a la cancha para los últimos cuatro segundos del primer tiempo. ¿Para qué? Para que tomara ese triple desde larguísima distancia y, por supuesto, lo convirtiera como ya había hecho en el cierre del tercer cuarto del segundo partido de estas Finales.
Los Celtics levantaron la bandera del juego colectivo. En ataque, con la búsqueda del compañero mejor posicionado y en defensa con las rotaciones precisas y los ajustes perfectos para no permitirles tiros cómodos a los Mavericks.
Intensidad. Ese fue uno de los sellos característicos de estos Celtics campeones. Especialmente en este quinto partido en el que concretaron la victoria que los ubica en soledad en lo más alto de la tabla histórica de máximos campeones de la NBA para romper la paridad con su archirrival Los Angeles Lakers.
Estos Celtics quedarán en la memoria porque fueron el mejor equipo de la temporada desde el primero hasta el último día de competencia. Ganaron 80 partidos y perdieron solo 21 entre la serie regular y los playoffs.
Lo bueno se hace esperar. Y eso es lo que les ocurrió a Jayson Tatum y Jaylen Brown que jugaron juntos 107 partidos de postemporada hasta alcanzar la gloria. Ninguna dupla había disputado tantos encuentros de playoffs para lograr levantar el trofeo.
Y si se trata de esperar, nadie como Horford, que jugó 186 partidos de postemporada hasta que finalmente obtuvo su primer título.
La emoción de Tatum, que festejó junto con su hijo, la sonrisa de Horford, el puño cerrado de Porzingis, los abrazos de todos los integrantes de los Celtics con su entrenador y con cada uno de sus compañeros.
La lluvia de papelitos verdes y blancos que habían esperado 16 años para volver a caer desde el techo de ese mítico Garden.
El trofeo Larry O'Brien en las manos que más lo merecían en esta campaña 2023/2024. La consagración de Mazzulla, sexto entrenador en ganar un título con 35 años o menos y el primero con esa edad desde Bill Russell en 1969. El premio al MVP para Jaylen Brown, que dijo claramente lo que todos vimos: "Esta es una victoria colectiva".
Boston Celtics, un campeón de detalles. Un campeón que se basó en lo más importante del básquetbol: el equipo.