<
>

Chapu Nocioni y el camino al oro de Argentina en Atenas 2004

La bandera argentina se elevó hasta lo más alto del techo del OAKA Indoor Hall de Atenas. La escoltaban la de Italia, el rival vencido en la final del torneo masculino de básquetbol de los Juegos Olímpicos de 2004, y la de Estados Unidos, que ocupó un inusual tercer puesto. Vimos y veremos miles de veces esa imagen y en cada oportunidad se inflará el pecho de orgullo y aparecerá una sonrisa que nos traslade a ese momento. Desde 1992, cuando la FIBA aceptó la participación de los jugadores de la NBA, Estados Unidos dominó el básquetbol olímpico y se bañó de oro en Barcelona, Atlanta, Sidney, Pekín, Londres, Río de Janeiro, Tokio y París. Pero en ese imborrable 2004 para la memoria argentina, no pudo. Los responsables alcanzaron un olimpo del que nadie los podrá mover jamás.

A 20 años de aquella hazaña, Andrés 'Chapu' Nocioni, uno de los símbolos de aquel equipo que fue bautizado como Generación Dorada desde allí y para la eternidad, se dispuso a viajar en el tiempo para revivir y volver a disfrutar de la hazaña. "Significa un montón ser los únicos que han ganado una medalla de oro olímpica aparte de Estados Unidos desde el primer Dream Team hasta hoy. Cada vez lo veo más lejano o más imposible poder lograrlo y siento que también caímos en el momento y en la situación justa como para que eso pasara. Me parece que otro equipo podría haber logrado lo mismo. Se abrió una puertita y nosotros la aprovechamos para entrar con todo a esa casa. Alguno puede pensar que no era así o que nosotros éramos un equipo extraordinario, diferente. Pienso que sí, pero también se dio todo como para que sucediera", dijo el exjugador desde su casa en General Pico, La Pampa, en una entrevista exclusiva con ESPN.com.

Chapu amplió el concepto sobre ese gran golpe que dio Argentina en Atenas: "Hay que reconocer que después de 2004 muchas veces jugamos contra Estados Unidos, es más lo enfrentamos en los tres Juegos Olímpicos siguientes y no tuvimos ni chances, entonces se dio esa oportunidad y fuimos un equipo muy inteligente, muy vivo, muy bien preparado para aprovecharla. No sufrimos, por ejemplo, lo que le pasó a Serbia en París 2024 que en el último cuarto Estados Unidos lo pasó por arriba. A nosotros nos podría haber pasado exactamente igual porque los equipos norteamericanos siempre te tiran todo por delante en el último cuarto. Aguantamos ese embate".

Esa victoria de Argentina en semifinales contra la cuarta versión olímpica del Dream Team que le dio el pasaje a la final fue la segunda en dos torneos consecutivos luego de haberlo vencido en el Mundial de Indianápolis 2002. Para Nocioni ese antecedente fue valioso, pero hubo otra situación que marcó el camino: "Nos sirvió mucho más saber que ese equipo ya había perdido con Puerto Rico y que no era invencible porque en nombres parecía que lo era y que iba a ganar los Juegos Olímpicos. Por más que ahora empiecen a buscar que LeBron James, Carmelo Anthony y Dwyane Wade eran jóvenes sin experiencia y que nos quieran pintar otra historia, lo que puedo decir es que nosotros a priori cuando vos veías ese equipo armado con Tim Duncan, Allen Iverson, y Stephon Marbury realmente era poderoso. Shawn Marion y Lamar Odom estaban en su mejor momento.Y no eran para nada viejos, entonces daban miedo. Y lo de Indianápolis sirvió como experiencia para dejar de ver al Dream Team como un rival para sacarse fotos. Lituania, por ejemplo, había estado a un triple de dejar afuera a Estados Unidos en Sídney 2000 con un tiro de Jasikevicius. Entonces, el mundo ya se empezó a tomar cada vez más en serio el partido contra Estados Unidos y se dejó de pensar que eran dioses o jugadores absolutos a los que no se les podía ganar".

Esa única vez desde 1992 en la que Estados Unidos no pudo colgarse la medalla dorada quedó marcada a fuego en los jugadores que formaron parte del Team USA. Antes de París 2024, LeBron James protagonizó un comercial en el que remarcó cuánto le dolió ese bronce con sabor a poco.

"Ver que LeBron menciona esa medalla, genera orgullo y nos toca el ego: podemos decir que somos los causantes de haber logrado que esta megaestrella de la NBA haga un comercial muy bien intencionado porque es espectacular que él se motive con esas derrotas porque son las que a uno lo empujan a dar un paso más hacia adelante en el proceso de trabajo de exigencia y está bueno reflejarlo. A nosotros nos llena de felicidad haber sido los únicos que consiguieron vencerlos en ese contexto, pero va a llegar el momento en el que Estados Unidos vuelva a perder en un partido eliminatorio en los Juegos Olímpicos, no tengo ninguna duda porque se está achicando mucho la diferencia", reflexionó Chapu.

En 2002, Argentina había perdido la final del Mundial ante Yugoslavia. Dos años después llegó al duelo decisivo contra Italia con la enseñanza que le había dejado ese partido: asimilar la derrota para aprender a ganar y no repetir errores. "Haber perdido esa final nos dio experiencia y la tranquilidad de que ya estuvimos en ese escenario porque en Indianápolis fue todo nuevo para nosotros. Llegar a la final del mundo fue algo totalmente diferente y que no estábamos acostumbrados por más que en nuestros clubes ya veníamos peleando por títulos y siendo jugadores competitivos. La derrota nos sirvió muchísimo de experiencia, así como también nos hubiera servido ganar No solo agradezco la derrota y haber ganado la de oro en 2004 porque yo hubiera preferido ganar también la de oro en 2002 y haber completado un ciclo histórico de la Selección Argentina. En 2004, por más que pienso que en 2002 jugamos mucho mejor, ya no éramos sorpresa, entonces los equipos realmente nos venían a ganar y el oro también tiene mérito por ese lado", analizó Nocioni.

El acceso a la cumbre del básquetbol era un sueño, pero no un objetivo concreto. Así lo recordó Chapu: "En Indianápolis pensábamos que podíamos estar entre los seis mejores, que ya era histórico porque, excepto el título de 1950, Argentina nunca había llegado a ese lugar. Entonces, buscábamos eso. En Atenas ya era diferente: el objetivo era llegar a semifinales y pelear por la chance de dos medallas. Si no era la de oro o la de plata, tratar de prepararnos psicológica y mentalmente para que el impacto no nos jugara una mala pasada y no pelear por la de bronce. Esa era la idea que había planteado Rubén Magnano.

El camino al oro, partido a partido, según Chapu Nocioni

El alero titular de Argentina en Atenas 2004 recordó cada uno de los ocho encuentros en el recorrido hasta la medalla dorada. Desde el agónico triunfo en el estreno ante Serbia y Montenegro hasta la final contra Italia que fue más complicada que lo que indica el resultado (84-69). Así repasó Nocioni cada partido:

Argentina 83 - Serbia y Montenegro 82

"Aunque ya no era Yugoslavia sino Serbia, ese partido tenía una relación directa con la final de Indianápolis. Ya no estaban algunos jugadores importantes de aquella Selección como Vlade Divac y Predrag Stojakovic. No era el mismo equipo, pero era una especie de revancha porque se había creado una rivalidad en esa final, entonces eso nos motivó. Fue un partidazo durísimo que ganamos con el famoso tiro de Manu Ginóbili en el final. Tengo en mi cabeza el festejo: llegué entre los últimos a esa montaña humana y Manu se levantó destrozado. Esa victoria mentalmente nos relajó y nos liberó. Por eso perdimos el siguiente".

España 87 - Argentina 76

"Fue durísimo, un partido peleado pero que en un momento del último cuarto nos sacaron una diferencia que administraron bien. Si perdíamos contra Serbia, no sé si España nos ganaba. Siento que algún español se ofenda con esto porque ellos dicen que fue uno de los mejores equipos que no tuvo premio porque se cruzó con Estados Unidos y quedó eliminado. Si hubiéramos tenido la necesidad de ganarle a España sí o sí, la historia podría haber sido otra".

Argentina 82 - China 57

"China no era un mal equipo, pero ese día Argentina jugó muy bien y lo ganamos con contundencia. Teníamos la necesidad de ganar porque veníamos de una derrota y el grupo era complicadísimo. Además, se había desajustado el otro grupo porque Estados Unidos ya había perdido un partido y ya empezábamos a mirar lo que pasaba en la otra zona. Entonces, no era fácil. Yo jugué bien ese partido contra China dentro de un torneo que no fue bueno para mí. Ayudé y fui parte de ese gran logro, pero yo venía con varias cosas en mi cabeza: el fichaje de Chicago, el embarazo de Paula, mi mujer, que no muchos lo saben pero tuvo algunos problemas y eso hizo que yo no estuviera con mi cabeza puesta ciento por ciento en el torneo, una lástima, pero así se dio y lo llevé de la mejor manera posible sin afectar al equipo".

Argentina 98 - Nueva Zelanda 94

"Fue muy incómodo porque Phil Jones y Pero Cameron estuvieron muy certeros. Estaba Sean Marks también que jugaba en la NBA y era un cinco móvil que tiraba triples. Nueva Zelanda jugaba con algo muy raro para en ese momento: los cinco jugadores totalmente abiertos. No era fácil adaptarse a eso y a nosotros se nos complicó muchísimo como había pasado en enfrentamientos anteriores. Era un equipo muy raro y no fue fácil para nadie. Es más, tuvieron un muy buen torneo".

Italia 76 - Argentina 75

"Italia no llegó de casualidad a la final, tenía muy buen equipo, por más que algunos piensen que no tenía tan buen nivel. Italia, después, le ganó a Lituania en una semifinal. Tenía jugadores de mucha calidad y mucho temperamento, no se achicaba, iba al frente al estilo argentino o latinoamericano. Con ese carácter porque era un equipo duro. En este partido nos venció por un punto en un final cerrado en el que Carlitos Delfino tuvo el último tiro para ganar. Esa derrota nos mandó a jugar por el lado del cuadro del Dream Team".

Argentina 69 - Grecia 64

"Enfrentar a Grecia en cuartos de final, que era local y ante 22.000 personas era muy duro. Hay que reconocer que en ese partido, si no entraba Walter Herrmann y rompía un poco la tendencia, no había manera. Ninguno de nosotros estaba encontrando una solución, hasta el mismo Rubén me parece que buscó algo diferente por una cuestión de que veía un partido muy trabado, en el que Grecia no nos dejaba controlar el juego y nos dominaba. No reaccionábamos. En un momento perdí la cabeza, me fui al banco, me cobraron una técnica y eso dio pie a que Rubén se diera vuelta y llamara a Walter. Eso nos destrabó, fue ese toque o ese envión que deseaba Argentina con una ráfaga de puntos que él hizo para ponernos palo a palo o pasar un poquito al frente. Y a partir de ahí tomamos la iniciativa".

Argentina 89 - Estados Unidos 81

"Ese partido salimos a ganarles, a jugar de igual a igual. No hubo ninguna broma en la previa y se tomó mucho más en serio que el de Indianápolis porque con el de 2002 se ha creado un mito también: que no se malinterprete, pero entramos bromeando y pelotudeando, sinceramente. En algún momento de ahí sale el cantito de la Selección Argentina porque los veíamos a ellos entrar cantando a la cancha. Más allá de que en el Mundial Rubén preparó el partido para ganarlo, entre nosotros boludeábamos. Después, ya durante el partido fue diferente, nos mentalizamos de otra manera. Nos pusimos en la cabeza que podíamos ganar. En Atenas ya entramos de otra manera, muy serios y preparados para ganar, era otra historia. Sabíamos que no eran imbatibles. Tengo la sensación de que podríamos haber jugado cien minutos y no nos iban a ganar, no había manera. Eso también fue distinto a Indianápolis porque ahí tuvimos un poquito de pánico y en el último cuarto estuvieron cerca de darnos vuelta el partido. En 2004 no tenían las herramientas, porque ellos armaban equipos sin tiradores, se entrenaban en Las Vegas jugando en canchas NBA y cuando venían a FIBA se les achicaban las dimensiones, buscaban solamente jugadores atléticos, no sabían barrer la pelota arriba del aro, no lo pensaban o no lo tenían metido en la cabeza. Después cuando lo empezaron a hacer, a llevar a Tyson Chandler o jugadores de esas características que barrían diez pelotas por partido, ahí se volvió cada vez más difícil ganarles. Entonces, con esa puerta que se nos abrió lo tomamos con la mayor seriedad posible. Por eso le ganamos a un Dream Team, algo histórico para unos Juegos Olímpicos y eso nos dio la posibilidad de jugar la final, asegurarnos la medalla que habíamos ido a buscar y después ir por la dorada. Haber llegado hasta ahí y no llevarnos el oro hubiera sido muy doloroso porque el equipo se merecía una revancha de Indianápolis y cuando nos enteramos de que Italia le había ganado a Lituania tuvimos la sensación de que seríamos campeones. Lituania hubiera sido un rival muy complicado para nosotros. Yo nunca vi esos partidos completos, pero mi sensación es que en ese partido contra Estados Unidos jugué bien en los primeros tres cuartos, fue uno de mis mejores partidos del torneo. Después entró Walter y volvió a tener una buena participación, aunque no tan determinante como contra Grecia".

Argentina 84 - Italia 69

"Italia fue difícil, jugó un partidazo. Hasta que nos destrabamos con tres triples del Puma Montecchia nos costó un montón. Italia podría haber aspirado a llegar palo a palo hasta el cierre y luchar por la medalla dorada. Pero después de esos triples del Puma, tomamos el control, como pasó con Grecia, y ya teníamos más experiencia que dos años antes, otra manera de controlar el juego. Hay que reconocer que éramos superiores a Italia, que igualmente tuvo un torneo tremendo. Nos sentíamos que éramos mejor equipo. Ahí es donde pesó más aquello de que sirvió perder la final anterior para poder ganar esta. Sirvió todo el proceso: Indianápolis, el trabajo previo a Atenas, el recorrido hasta la final. Al fin y al cabo el proceso completo es lo que te lleva a ser campeón de un torneo tan importante como unos Juego Olímpicos".

La noche previa a la final

Antes del juego consagratorio contra Italia que puso el sello dorado en ese histórico equipo de Argentina, la espera fue breve pero intensa. Fue una sola noche, ya que no hubo jornada de descanso entre la semifinal y la final. Entre otras actividades, algunos jugadores argentinos salieron a correr por la Villa Olímpica y se cruzaron con los italianos, rivales al día siguiente. Cruzaron miradas y palabras. Argentina mostraba que no quería dejar pasar su gran oportunidad.

"Estábamos ansiosos, de eso me acuerdo bien. Primero nos pusimos a firmarnos camisetas entre nosotros para tener de recuerdo, después a jugar al truco y no parábamos de hablar de la situación que vivíamos. 'Mañana no podemos perder. Si le ganamos al Dream Team, tenemos que ganarle a Italia', repetíamos para darnos aliento. Y en un momento, no sé a qué hora exactamente, Hugo Sconochini sugirió: '¿Por qué no salimos a hacer un regenerativo?'. Y eso hicimos, porque veníamos de jugar", recordó Nocioni.

Y agregó: "Lo que no tengo tan claro es si les gritamos algo a los italianos. Tal vez Carlitos les dijo algo porque los conocía bien, ya que había jugado en Italia. No estábamos todos en ese grupo que salió a correr. Seguro estaban Leo Gutiérrez, Gaby Fernández, Carlitos, Hugo y yo".

El recuerdo del oro y el homenaje

Más allá de lo simbólico de los 20 años de la consagración, Nocioni, como otros de sus compañeros, no disfruta tanto de revisar la historia: "Lo vivo como un día más, no estoy tan pendiente de las fechas. Fui partícipe de ese hecho y replico algunas cosas en redes sociales, pero no soy un fanático de estar siempre mirando el pasado. No soy de andar mirando la medalla o tener sensaciones de nostalgia. Prefiero mirar para adelante y seguir haciendo cosas. Igualmente eso está ahí atrás y me avala o me da la tranquilidad de que en ese momento hicimos las cosas bien. Intento no estar continuamente ligado al pasado, porque si conmigo solamente pudieras hablar de mi historia, sería un tipo demasiado triste".

Con la mirada en el futuro cercano, los doce jugadores del plantel de Atenas 2004 y el entrenador Rubén Magnano se juntarán por primera vez en una celebración en noviembre, en Buenos Aires. El básquetbol los volverá a reunir 20 años después.