Caitlin Clark revolucionó a la liga de basquetbol femenil de forma incomparable, a unos meses de hacer lo mismo a nivel universitario con Iowa. ¿Cuál es el futuro de la WNBA?
Entre los varios hitos que marcaron al basquetbol en 2024, la historia recordará a un nombre sobre todos los demás en el futuro: Caitlin Clark. La novata de 22 años del Indiana Fever en la WNBA revolucionó a la liga de basquetbol femenil de forma incomparable, a unos meses de hacer lo mismo a nivel universitario con Iowa.
Su explosividad como jugadora, puntualizada por su efectividad con los tiros de larga distancia le ha ganado comparativas a leyendas vivientes como Stephen Curry. Su impacto entre los fans del deporte, particularmente entre las niñas, ya fue bautizado como el “efecto Caitlin Clark” en los Estados Unidos, mismo que llevó a 18.9 millones de televidentes a ver su último juego en Iowa, un número que superó al juego de campeonato colegial masculino de la pasada temporada.
Pocas semanas después, Clark comenzó a hacer lo mismo para la WNBA, una liga que durante décadas ha batallado para encontrar un crecimiento estable y que otorgue sustentabilidad para el futuro. Al ser seleccionada por el Indiana Fever en el draft de la liga, Clark se convirtió en la jugadora más popular de la WNBA de forma instantánea.
La NBA, que es mitad dueña de la liga, ha invertido cientos de millones de dólares en la WNBA para darle estabilidad económica en espera de una figura como Clark que revierta la tendencia. Hoy, tras casi tres décadas de su fundación la WNBA comienza otro capítulo de su historia, con una estrella que pinta para tener popularidad global.
¿Quién es Caitlin Clark?
Nacida en Des Moines, Iowa, el 22 de enero del 2002, Clark jugaba basquetbol antes de siquiera haber entrado a la escuela primaria. Competía en ligas para niños porque su padre no encontraba a esa edad ligas diseñadas para la competencia entre niñas. A los 13, era tan buena que participaba en competencias con adolescentes de mayor edad.
Se hizo fanática de otro producto del estado de Iowa, Harrison Barnes, quien como profesional se unió inicialmente a los Golden State Warriors. En ese equipo, Barnes fue parte de la revolución táctica de la NBA liderada por Stephen Curry, quien junto a sus compañeros encontró el éxito sustentado en lanzar la mayor cantidad de tiros de tres posible para alcanzar el resultado. Clark comenzó a emularlos al desarrollar su estilo de juego.
Cuando llegó a Iowa en 2020, ya era considerada la mejor basquetbolista femenil del país. En 2023, guio a su escuela a su primer final femenil colegial en la historia del programa, consiguiendo de forma rápida la atención del público estadounidense por su juego explosivo y su efectividad tirando desde tres. En 2024, Clark llevó a Iowa nuevamente a la final de campeonato, y pese a que no pudo coronar su carrera universitaria con un título, se despidió de Iowa con la mayor cantidad de puntos en la historia de toda la NCAA – hombre o mujer.
Al despedirse de la universidad, su icónico número 22 fue retirado por Iowa, y gracias al contrato NIL que permitió por primera vez a los atletas universitarios en Estados Unidos lucrar con su imagen, generó un estimado de $3.4 millones de dólares haciendo publicidad con marcas como Gatorade, Bose, Buick y Nike, con quien luego firmó un contrato por $28 millones de dólares que incluía un diseño de tenis exclusivo. Es la cantidad más grande otorgada a una jugadora de basquetbol femenil por la compañía en su historia.
“Este nivel de publicidad jamás había existido”
Su selección como primera global por el Indiana Fever fue un antes y después para la WNBA. Al confirmarse que Clark se uniría al equipo, 36 de sus 40 partidos de temporada fueron anunciados para la televisión nacional en Estados Unidos. De sus 20 partidos en casa, 16 fueron ventas totales para el Fever.
En mayo, un partido entre el Fever y el Connecticut Sun, transmitido por ESPN, rompió el récord de la mayor cantidad de televidentes para un duelo de temporada regular con más de dos millones de personas. En julio, fue elegida para el Juego de Estrellas de la WNBA, recibiendo más de 700 mil votos, una cantidad récord.
“Este nivel de publicidad jamás había existido”, dijo el Dr. Michael Hicks, un economista y catedrático en Ball State University, en una entrevista para un medio local de Indianapolis. “El cielo es el límite en lo que se refiere a la emoción para la liga gracias a esta joven jugadora”, continuó.
Al terminar la temporada, donde Clark guio al Fever a los playoffs, rompió el récord de puntos anotados por una novata, así como el de asistencias, y la cantidad de triples. Es la única novata en la historia de la liga en conseguir un triple-doble y es la primera jugadora en la historia de la liga en ser líder en triples en su temporada de debut.
Clark, junto a otras jóvenes jugadoras como Angel Reese, con quien tiene una rivalidad importante desde Iowa, ahora buscarán solidificar este incremento de popularidad y de atención en general ante un futuro incierto.
Bird vs. Magic = ¿Caitlin vs. Reese?
Al iniciar la década de los ochenta, la NBA era la liga menos popular de Estados Unidos entre los cuatro deportes más seguidos. La MLB, NFL y la NHL atraían más interés nacional por parte de los medios y los aficionados. La cadena televisiva que transmitía en ese entonces a los partidos de la liga de basquetbol más importante del mundo ni siquiera solía transmitirlos en vivo, optando por hacerlo en diferido para no alterar los ratings de sus otros programas más populares.
Eso cambió cuando Larry Bird, un joven basquetbolista del estado de Indiana, llegó a la NBA con los Boston Celtics. En la otra costa, con los Los Angeles Lakers, Earvin “Magic” Johnson, quien habría sido su rival a nivel universitario, comenzó a brillar también al mismo tiempo. Ambos le otorgaron a la NBA una popularidad nunca antes vista durante su época.
Clark está posicionada a hacer lo mismo, ya sea con Reese, Kamila Cardoso, A’ja Wilson o cualquiera de las estrellas que actualmente están brillando en la WNBA. El hecho de que Clark ya conozca a Reese y Cardoso de sus días como universitarias, y que hayan entrado a la liga al mismo tiempo en mercados distintos (Reese y Cardoso juegan para Chicago) puede ser un aliento para que la liga y sus marcas de publicidad más importantes las utilicen como las rivales perfectas.
La popularidad de Clark es tal, que el pasado septiembre, Nancy Lieberman, una ex jugadora y entrenadora que está inmortalizada en el Salón de la Fama del basquetbol profesional, hizo una declaración contundente sobre el estatus cultural de Clark en Estados Unidos.
“Caitlin Clark es la Taylor Swift del basquetbol femenil en este momento”, dijo Lieberman a Sirius XM NBA Radio. “En cada estadio al que vas, la mitad de la gente trae su jersey puesto. Es una superestrella en los medios [y en la cancha también]”, continuó.
El futuro dictará si Caitlin Clark y alguna de sus rivales duplican lo que hicieron Bird y Magic para la NBA, o si la jugadora del Indiana Fever se eleva a otro nivel, uno que también es comparable en el basquetbol y llamado comúnmente como estatus GOAT. Es decir, quizás estamos viendo el comienzo de la Michael Jordan del basquetbol femenil… o para ponerlo en los términos de Lieberman, de Taylor Swift.
En 2026, la WNBA comenzará un contrato nuevo de televisión que otorgará $600 millones de dólares al año a la liga, creando oportunidades para sueldos más altos entre las jugadoras. Pero la unión de jugadoras ha rechazado esto como única opción, optando por negociar directamente con los dueños de los equipos para mejorar sus condiciones. Es difícil pensar que tendrían algo de oportunidad de lograrlo sin lo que significa Clark para el crecimiento de la liga.
“Lo que ha hecho Caitlin Clark es generacional”, dijo Lieberman. “Ella va a hacer que muchas de estas mujeres se vuelvan multimillonarias algún día. Deberíamos celebrarla”.