BOSTON - En la cima de la quejaría de logros en la carrera de LeBron James están sus tres campeonatos, donde el más alto probablemente sea la corona en 2016 que incluyó un regreso 3-1 sobre el equipo con la mejor marca de la temporada regular en la historia, para terminar con una sequía de título de 52 años de Cleveland.
Sin embargo, una victoria en el Juego 7 el domingo en Boston y conseguir que los Cleveland Cavaliers lleguen a las Finales de la NBA 2018 podría elevarse junto a esos momentos de campeonato.
La NBA entregará un trofeo de plata la noche del domingo en el TD Garden, no de oro; James ya tiene en sus manos ocho de ellos. Pero conseguir uno más, con todos los desafías, desaventuras y recelos que han envuelto a los Cavs esta temporada, clasificaría quizás como un título del Este más significativo.
Un último obstáculo fue agregado el sábado cuando los Cavs descartaron a Kevin Love para el domingo por una conmoción cerebral. James no podrá contar con su compañero estrella, como ocurrió durante casi todos los minutos del Juego 6, para internar ganar el Juego 7 en carretera -una de la cosas más difíciles del juego-.
Con fecha en el verano pasado -cuando el exitoso gerente general David Griffin se fue-, Kyrie Irving exigió un cambio y los Cavs hicieron un trato que les devolvió una futura selección de draft para reemplazar al lesionado Isaiah Thomas- ha sido una larga lucha de James para ganar el derecho a jugar su octava final seguida.
El golpe por golpe es tedioso y alucinante:
El experimento fallido de Dwyane Wade.
El experimento fallido de Thomas.
Un extraño experimento con Derrick Rose que incluyó un descaso de dos semanas del equipo. -Una mano rota a mitad de temporada para Love.
Una ráfaga de acuerdos en la fecha límite de cambios en febrero.
El entrenador Tyronn Love tomando una licencia por razones de salud.
Una serie de desaliños personales fuera de la duela para los integrantes de la organización.
Ha sido un cambio largo y rocoso.
“Hemos tenido cuatro o cinco temporadas envueltas en una”, dijo James más de una vez esta postemporada. “Hemos hablado de eso todo el año, sabemos lo que ha sido la narración sobre nuestro equipo”.
Los Cavs tuvieron 29 alineaciones diferentes al inicio de un juego en la temporada regular y ahora podrían comenzar su quinta alineación diferente en playoffs el domingo sin Love. En todas, 24 jugadores estuvieron en el roster durante la campaña.
James estuvo ahí para todo, jugó en los 82 partidos por primera vez en su carrera y lideró la liga en minutos. El domingo será su juego 100 de la campaña y empatará el máximo que ha jugado, incluyendo todas las carreras de las finales.
Los Cavs terminaron en el cuarto lugar, la clasificación más baja para un equipo de James en una década. Apenas sobrevivieron a una serie de siete juegos en la primera ronda ante los Indiana Pacers, y ganaron cuatro juegos por un total combinado de 14 puntos. James nunca ha llegado a una final cuando su equipo termina más bajo del segundo lugar y nunca ha ganado múltiples series en los playoffs del Este sin ventaja de local.
Los Boston Celtics, que han tenido la ventaja desde un inicio en la serie, han mostrado que no son un equipo del futuro, su equipo es del presente. Ellos legítimamente han ganado su estatus como favoritos para el Juego 7, sino por otra razón que su impresionante marca de 10-0 en casa en la postemporada. Ellos también son mucho más jóvenes, lo que jugará un papel importante a medida que los equipos se enfrentan para un tercer juego en cinco días.
Todo se acumula hasta un enorme montaña que James ha escalado en los últimos seis meses y particularmente en las últimas seis semanas. Este viaje, sin importar cómo se desarrolle el Juego 7, ha sido diferente a cualquier de los otros.
“No me presiono demasiado. Solo salgo y juego. Es un juego 7”, dijo James. “Es algo que te gustaría tener cuando termines de jugar pero más que eso, es solo baloncesto para mí. Sé lo que soy capaz de hacer y voy a confiar en todo lo que pongo”.