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Michael Jordan, el mejor jugador de todos los tiempos

6-0 en Finales NBA. Seis trofeos de MVP en Finales NBA. Diez galardones de máximo goleador de la Liga (tres más que cualquier otro en la historia). Mayor promedio anotador de todos los tiempos (30.12 puntos por juego). Nueve apariciones en el equipo defensivo del año (máximo histórico en la NBA). Jugador Defensivo del Año en 1987-88.

¿Acaso escuché a alguien decir que Michael Jordan no fue el mejor jugador de básquetbol de todos los tiempos? ¿En serio?

Solo puede ponerlo en duda quien no lo vio jugar. Desde su partida, nos hemos convertidos, todos los fanáticos del básquetbol, en mendigos de una sensación extraviada. Ahí vamos, entonces, en manada, tratando de encontrar algún jovencito saltarín que se convierta en el hijo pródigo de Su Majestad. Que logre quitar la espada de la piedra, que luce inmóvil desde que Bryon Russell quedó en el piso con el crossover más importante de toda la historia allá por 1998. Más de dos décadas después, seguimos en la dulce espera. Resignados, abatidos, regresamos una y otra vez a nuestras casas con los brazos por el piso, entendiendo que el esfuerzo de la búsqueda es en vano.

Sabemos, a ciencia cierta, que nunca veremos nada igual.

Heredero de la fantástica rivalidad entre Los Angeles Lakers y Boston Celtics, con Magic Johnson y Larry Bird como estandartes, Jordan fue la piedra angular del deporte globalizado. Superhéroe de carne y hueso, MJ nunca defraudó dentro de una cancha de básquetbol a sus seguidores. Enfrascado dentro de su increíble cantidad de recursos, su mayor logro fue hacer lo que tenía que hacer a la hora indicada. En materia de oportunismo, Jordan fue único e incomparable. En un deporte que vive del reloj y los últimos segundos, nadie desactivó los cables de la bomba como él: sus nueve triunfos con tiros de último segundo han sido el máximo de la historia de la Liga en serie regular y playoffs. Incluso en postemporada, MJ promedió 33.4 puntos por juego, otro máximo por encima de cualquier otra celebridad del deporte de los cestos.

"Ven a volar conmigo", rezó siempre su slogan. Y entonces, junto a él, volamos todos los que acompañamos su sueño. Las piernas elásticas, la mente de hierro y la personalidad dominante permitieron edificar sueños de cristal que nadie pudo hacer añicos. En un mundo de promesas vanas, Jordan fue, todas las noches, la única certeza. Inmaculado, obsesivo y recurrente, cumplió todos los pasos del ídolo para beber, con justicia, el elixir de la inmortalidad.

Ganó un título de NCAA en 1982 en el que anotó los últimos tiros para llevarse el campeonato. Ganó dos oros olímpicos (1984, 1992). Fue elegido 3º en el Draft de NBA de 1984 por detrás de Hakeem Olajuwon y Sam Bowie. Anotó cuatro veces sesenta puntos en su carrera. Ganó cinco MVP's (1988, 1991, 1992, 1996, 1998). Ganó seis títulos de NBA (1991, 1992, 1993, 1996, 1997, 1998). Lideró la NBA en anotación en siete temporadas consecutivas (récord NBA). Lideró a UNC a el Elite 8 en la temporada 1982-83. Fue elegido al equipo defensivo de la NBA en nueve oportunidades. Fue lider en anotación en diez temporadas (récord NBA).

Jordan fue dominante porque pudo ganar sin un centro estrella en sus filas. En una época en la que los hombres grandes eran fundamentales para conseguir títulos, MJ logró romper con la barrera de la estatura y llevó a los Bulls de Phil Jackson a conseguir campeonatos múltiples sin centímetros de calidad de respaldo. Scottie Pippen, Horace Grant, Dennis Rodman, John Paxson, B.J. Armstrong, Ron Harper, Toni Kukoc, Steve Kerr. Grandes compañeros en diferentes etapas, pero ninguno de ellos un centro de peso. Esto es lo que Jordan hacía, de manera repetitiva, que deslumbraba a todos: en sus manos se concretaban historias imposibles de creer y encima, las podíamos ver por televisión. El truco, con Jordan, siempre estuvo a la medida del ojo humano. MJ fue Sherezade narrando noche a noche para el Sultán con el objetivo de seguir con vida.

Llegó al equipo ideal de la NBA 11 veces, incluyendo 10 veces en el primer equipo. Una vez usó la camiseta numero #12 contra el Magic el 14 de febrero de 1990 porque alguien robó su camiseta #23. Llegó a la postemporada 13 veces y ganó seis títulos. Fue elegido a 14 All-Star Game en su carrera. Jugó 15 temporadas (13 con Bulls, dos con Wizards). Anotó 16 puntos en la final NCAA de 1982 en la que anotó el tiro ganador. Su máximo de asistencias en un partido fue 17, el 24/3/1989 ante Portland. Jugó sólo 18 partidos en su segunda temporada tras romperse un pie. Jordan retornó a la NBA como ejecutivo de Wizards el 19 de enero de 2000. Anotó un tiro de 20 pies contra Bryon Russell del Jazz el 6 de abril de 1998 para ganar las Finales de NBA.

La carrera de Jordan fue literaria porque logró combinar una mezcla de alegría y drama en cada presentación. Su retiro prematuro de la NBA en 1993, su lapsus en las ligas menores de béisbol con Birmingham Barons y Scottsdale Scorpions, su camiseta durmiendo en el techo del estadio y su legendario "I'm back" de 1995 tras anunciar su regreso a las canchas, lo transformaron en una leyenda viva del deporte. El mundo supo lo que fue perderlo y lo que significó volver a encontrarlo. Su segundo retiro y su regreso con otra camiseta fue de una incertidumbre mayúscula, pero siempre, detrás de eso, hubo una cuota emotiva de lujo. La partida y la vuelta cargada fueron un golpe de marketing imposible de olvidar: fuimos todos Penélope tejiendo y destejiendo a la espera de Ulises. El retiro de Jordan, además, fue perfecto porque lo hizo después de ganar. En aquellos años nadie dudaba de que era el mejor, pero la pregunta era si podía irse y reaparecer en rol dominante de inmediato. La respuesta, tiempo después, la conocimos sin esperar demasiado: sí, nada de lo que alguna vez tuvo se había perdido en su ausencia.

Debutó en la NBA el 26 de octubre de 1984. Convirtió 63 puntos ante Boston el 20 de abril de 1986, convirtiendo 22 tiros de campo y 19 tiros libres. Utilizó el número #23 en la mayor parte de su carrera. La mayor cantidad de tiros de campo anotados por Jordan en su carrera es 24. El 25 de septiembre de 2001, Jordan anuncia su retorno a la NBA con Washington Wizards como jugador. En 26 minutos en el All-Star Game de 1997, Jordan anota 14 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias, sellando el primer triple-doble de la historia del All-Star. El 27 de marzo de 1995, algunos partidos después de su regreso, MJ anota 55 puntos ante los Knicks en el MSG. Tuvo 28 triples-dobles en su carrera NBA. El 29 de octubre de 1996, Jordan es elegido por la NBA entre los 50 mejores jugadores de la historia. 30.1 es el promedio de anotación de Jordan en su carrera (récord NBA).

Jordan, además, fue fidelidad absoluta a su público de Chicago Bulls. Pese a su mentalidad obtusa y por momentos insoportable, supo liderar para sus compañeros y se mantuvo genuino con el juego también. Su período breve en los Washington Wizards no logró romper la fidelidad con sus verdaderos fanáticos, porque a decir verdad lo hizo luego de obtener seis campeonatos con el equipo que lo eligió en el Draft de 1985. La clave es que MJ no cambió ni se mudó para ganar: lo hizo casi como una experiencia de vida, un tour para conocer lo que significaba llevar su circo y sus costumbres a tierras hasta ese entonces desconocidas, algo que luego repitió como dueño mayoritario. Con el básquetbol, su esencia también fue de pura fidelidad: nunca estuvo un minuto en la cancha sin sentirlo. Sus retiros prematuros fueron divorcios pasajeros para recobrar energía y volver. Caerse, levantarse y volver. "He fallado más de 9.000 tiros en mi carrera. He perdido casi 300 juegos. 26 veces han confiado en mi para tomar el tiro que ganaba el partido y lo he fallado. He fracasado una y otra vez en mi vida, y esa es la razón por la que tengo éxito".

Tuvo 31 partidos de 50 puntos en su carrera NBA. Se retiró del básquetbol a los 32 años y eventualmente retornó a la Liga. Tiene un récord de promedio de anotación en playoffs de 33.4. Jugó 34 partidos como freshman en North Carolina. Tuvo 35 puntos en la primera mitad y seis triples en un partido de Finales de NBA en 1992 ante los Blazers (su famoso encogimiento de hombros). Tuvo 36 puntos en su primer partido de Finales de NBA (2 de junio de 1991 ante Lakers). Tuvo 37 robos en su carrera de All-Star (13 partidos). Tuvo 38 puntos en el "partido de la fiebre" en las Finales de 1997 ante el Jazz. Tenía 39 años en el inicio de la última temporada que jugó (2002-03). Tenía 40 años cuando jugó su último partido, el 16 de abril de 2003 en Philadelphia.

La belleza de Jordan está en los momentos célebres que fueron tinta para firmar un contrato con la eternidad. El juego de la fiebre en las Finales de 1997 ante el Jazz. El duelo en el certamen de volcadas frente a Dominique Wilkins en 1988. Los 63 puntos frente a Boston Celtics en el Garden en 1986 ("Hoy Dios se disfrazó de jugador de básquetbol", dijo Larry Bird al cierre del juego). La tarde que no fue elegido en el equipo colegial. La constelación de estrellas en Barcelona 1992, conformando el mejor equipo de todos los tiempos. El tiro en suspensión frente a Craig Ehlo en el Juego 5 de la Primera Ronda del Este en 1989. Los 69 puntos ante los Cavaliers un año después. Hay miles de pinceladas que ilustran la carrera de su Majestad, pero lo verdaderamente significativo es que todas las situaciones poseen una carga narrativa excepcional. El deporte es, por sobre todas las cosas, emoción y el público jamás volvió a encontrar la alquimia que tuvo en los años '90 con Michael Jordan. Su Majestad estuvo en el momento justo a la hora indicada para colocarse en la cima del mundo, cortar transversalmente la historia y trascender de generación en generación.

Jordan promedió un récord de Finales de 41.0 puntos por juego para Bulls, en el triunfo en el sexto partido ante Suns (20 de junio de 1993) para ganar el campeonato. Jordan y Barkley anotaron 42 puntos cada uno en el Juego 2 de las Finales de 1993, primera vez que dos oponentes anotan 40 o más en un juego. Convirtió 43 puntos con 40 años y cuatro días, lo máximo en su momento para un jugador de esa edad en la historia de la NBA. Tuvo 44 puntos en el Juego 5 (7 de mayo de 1989) que finalizó en un triunfo de último segundo ante los Cavaliers, con Craig Ehlo como víctima. Utilizó el número #45 en su regreso a los Bulls antes de reutilizar el #23. A los 46 años fue inducido al Salón de la Fama. A los 47 años se convirtió en el primer ex jugador en tener participación mayoritaria en un equipo NBA al comprar los Bobcats. Nunca jugó partidos de serie regular de 48 minutos completos. Lanzó 49.7% de cancha en su carrera NBA y convirtió 49 puntos exactamente en diez oportunidades en su carrera. Jugó 50 minutos el 28 de marzo de 1990 en Cleveland, convirtiendo 69 puntos y tomando 18 rebotes.

A lo largo de la historia, el básquetbol ha tenido innumerables modificaciones. Hubo instancias sin reloj de 24 segundos, sin línea de tres puntos y con situaciones reglamentarias que hoy se sentirían ridículas. Toda generación, entonces, tuvo sus referentes. Sólo por nombrar algunos podríamos recaer en Bill Russell y Wilt Chamberlain en los '60, Julius Erving y Kareem Abdul-Jabbar en los '70, Magic Johnson y Larry Bird en los '80. Sin embargo, Michael Jordan fue el primer gran ídolo que traspasó las fronteras y se coló en todos los rincones del mundo a través de la televisión por cable. El marketing encontró así a su primer producto perfecto, sin grietas ni fisuras. El único grito de la moda fue el número 23: todos quisieron sus pósters, sus zapatillas y sus camisetas para poblar sus armarios con un pedazo de la historia.

En definitiva, existe el básquetbol antes de Jordan y después de Jordan.

En el olimpo de los dioses, una máxima quedó grabada a fiuego: no hubo, no hay, ni habrá una estrella tan decisiva como él.