El joven jugador de los Reds aprovechó el invierno para entrenar junto a su compatriota, quien es considerado como uno de los mejores bateadores de las Grandes Ligas.
La conexión entre Juan Soto y Elly de la Cruz es mucho más profunda de lo que inicialmente se pudiese pensar. Ambos se conocen desde hace varios años debido a que tuvieron la oportunidad de prepararse en la misma academia que eventualmente los llevó a alcanzar su primer contrato en MLB. Adicionalmente, a pesar de que Soto no ha jugado en la pelota invernal dominicana, ambos pertenecen al mismo equipo, Tigres del Licey.
Por eso es que, a pesar de que sorprendió a muchos ver una foto de ambos jugadores compartiendo durante un encuentro de la NFL, para ellos simplemente fue una oportunidad de compartir con un viejo compañero, lo cual se extendió por una parte de la temporada baja, según señaló recientemente Elly de la Cruz de acuerdo con Mark Sheldon de MLB.com.
Ambos jugadores practicaron juntos durante el invierno y para un pelotero que está iniciando su carrera y que, en el primer año, a pesar de mostrar un sinnúmero de herramientas que lo proyectan a ser un gran jugador, tuvo problemas relacionados con ponches, recibir consejos de uno de los mejores conocedores de la zona de strike en Grandes Ligas, resulta una experiencia invaluable.
“Lo más importante en lo que estábamos trabajando era simplemente batear desde el tee y batear a la banda contraria”, indico de la Cruz en esta semana, de acuerdo con Sheldon. Este trabajo, a pesar de no estar dentro del programa de entrenamiento de Cincinnati Reds para el jugador, no pasó desapercibido por el conjunto y, de hecho, por lo menos de parte del dirigente David Bell, lo ve como una gran oportunidad para el dominicano.
“No lo conozco (a Juan Soto), pero me sentí bien al respecto, porque eso es de igual a igual y ese tipo de relaciones pueden llegar lejos. Personas a las que respetas y de las que puedes aprender. Obviamente, (Soto) ha sido un gran jugador y aún es muy joven”, apuntó Bell.
De la Cruz terminó su primer año en MLB con 98 partidos jugados, en los que bateó para promedio de .235 con OPS de .710, 13 jonrones y 44 remolcadas, anotando 67 veces. Sin embargo, tuvo 144 ponches con solo 35 transferencias, por lo que tiene mucho trabajo por delante para mejorar varios de esos números.