María José Valenzuela nació con discapacidad auditiva. Lejos de plantearle límites, esta condición es una motivación para la shortstop del Águila de Veracruz para realizar cada proyecto, como jugar softbol al máximo nivel.
Para la mayoría de los seres humanos que se ven en esta circunstancia, enfrentar el día a día, las pequeñas rutinas y los grandes acontecimientos de la vida con la ausencia de uno de los cinco sentidos puede representar una adversidad, un revés del destino.
No para María José Valenzuela.
La deportista, originaria de Hermosillo, Sonora, nació con discapacidad auditiva. Lejos de marginarla o plantearle límites, esta condición ha sido una motivación extra para realizar cada uno de los proyectos que se ha propuesto en la vida, por ejemplo, jugar softbol y hacerlo al máximo nivel de calidad.
“Ella inició jugando porque su papá la llevaba”, explica Dolores Zepeda, intérprete del lenguaje de señas, quien ayuda a Majo a comunicarse.
“Él también jugaba, es ahí donde inició porque le gustaba verlo y a los siete años la llevó a un lugar donde entrenaban varias niñas, donde podían enseñarle y ahí inició su gusto por el softbol”, explica.
Jesús Valenzuela no necesitó mucho tiempo para darse cuenta de que su hija veía en el beisbol y el softbol algo más que un juego de niños. Majo, la más pequeña de cuatro hermanas, solía tomar las pelotas y bats de su padre para adentrarse en los secretos de la disciplina. Don Jesús se negó a sucumbir al impulso de sobreproteger a su hija y, con el visto bueno de su esposa, doña Guadalupe Gutiérrez, enroló a María José en la Liga Municipal de Softbol de Magdalena de Kino.
Así, con apenas siete años, María José dio la primera muestra categórica del carácter y valentía que hasta ahora han marcado su carrera como deportista y su vida.
María José Valenzuela juega Softbol en la nueva Liga Mexicana.
“Nadie la ha desanimado a jugar”, comparte Dolores sobre su diálogo en lenguaje de señas con Majo, quien suple la ausencia de palabras con una expresiva mirada y una franca sonrisa. “Su familia la ha apoyado mucho (para jugar softbol) y sus amigos también. Una maestra de lengua de señas le dijo que no había límites para personas con discapacidad auditiva y que ella lo podía lograr”.
El apoyo de su primer círculo y, sobre todo, la determinación de no frenarse ante nada han llevado a María José a convertirse en una de las deportistas más exitosas del estado mexicano de Sonora. Ha participado en las Olimpiadas Nacionales con el equipo de beisbol y ha competido también a nivel internacional con la Selección Mexicana de Softbol, en 2013 y 2015, frente a equipos como Estados Unidos, Canadá, Australia y China. En 2022, la sonorense fue galardonada con el Premio Estatal del Deporte.
Además, María José cursa la licenciatura en Dirección de la Cultura Física y el Deporte en el Instituto Tecnológico de Sonora.
¿Cómo se adapta en el terreno de juego sin el sentido del oído?
Como si superar el reto de plantarse en el terreno de juego sin escuchar no fuera suficiente, Majo le añade un ingrediente extra a sus desafíos deportivos.
Juega la posición de shortstop.
La mayoría de los entendidos del beisbol y el softbol coinciden en que el campocorto es una de las posiciones más difíciles de cubrir, pues es el spot defensivo más importante en el infield. Requiere que el brazo sea un auténtico machete, con fuerza y alcance; así como dinamismo y velocidad en manos y piernas, todas cualidades que distinguen el juego de Majo.
¿Cuál es, entonces, la mayor dificultad que enfrenta María José en el terreno de juego?
“Lo que más le cuesta trabajo es estar pendiente de la pelota cuando está en movimiento, ver a sus compañeras y estar atenta en su posición”, comparte Dolores.
La dinámica y naturaleza del juego exigen de María José el 200 por ciento de concentración para establecer comunicación con sus compañeras de equipo y atender las indicaciones de sus coaches.
“Es un poco difícil, pero ella puede leer los labios, entonces, ése es el momento en el que tiene toda la información y conocimiento que le están dando a la hora de ver a su entrenador y a sus compañeras, alcanza a leer bastante bien los labios y entiende muy bien”, explica a través su intérprete María José, quien también suele guiarse por las vibraciones que alcanza a percibir en la grama con los movimientos de sus rivales y sus compañeras de equipo.
Con cada detalle controlado dentro del diamante y el respaldo de una exitosa carrera deportiva, María José Valenzuela vio con total naturalidad el siguiente paso a dar. Tuvo noticias de que la Liga Mexicana de Beisbol realizaría un tryout para reclutar talento con el cual conformar la primera Liga Mexicana de Softbol a nivel profesional y de inmediato alzó la mano.
“Sus papás la ayudaron y le dijeron cómo hacer las cosas para que pudiera participar. Ella venía muy emocionada para jugar con sus compañeras y al mismo tiempo venía muy decidida”, comenta la intérprete de lenguaje de señas.
Una vez superado el filtro del tryout en la Liga Olmeca, el nombre de la infielder se unió al de decenas de softbolistas que fueron drafteados en el Estadio Alfredo Harp Helú, en la Ciudad de México, el pasado mes de diciembre, y ahí fue elegida para integrarse al roster de El Águila de Veracruz Softbol, otra de las franquicias en el beisbol mexicano que goza de gran tradición y prestigio.
“Fueron muchas emociones. Se siente muy orgullosa y ella quiere seguir jugando en el equipo”, asegura Dolores sobre los planes de Majo.
La primera histórica temporada de la Liga Mexicana de Softbol
María José se siente afortunada de sumar un nuevo blasón a su destacada carrera deportiva. A sus logros como seleccionada nacional y de su estado, Sonora, agrega ahora su debut en la primera temporada de la Liga Mexicana de Softbol, un hecho histórico per se, al tratarse el primer circuito de softbol a nivel profesional.
La shortstop está consciente de su responsabilidad.
“Está muy emocionada, son muchas emociones, va a trabajar mucho porque hay que ganar”.
Como una deportista de máximo nivel, con fogueo a nivel internacional, Valenzuela puede fungir como una líder, una referente en el clubhouse, a la que sus compañeras pueden acercarse en busca de consejos para mejorar en el terreno de juego. De manera global, la sonorense considera que el nivel de competencia de la LMS se encuentra en el camino correcto.
“Ellas necesitan trabajar más para poder llegar a ese nivel, pero sí lo están haciendo”, dice Dolores. “(Majo) platica con sus compañeras y todas trabajan en el mismo tenor, todas trabajan bien y hacen un equipo”.
La jugadora también agradece la buena respuesta de la afición en cada una de las plazas donde se desarrolla la primera Liga Mexicana de Softbol.
“Está sorprendida de ver cómo están teniendo esta respuesta tan bonita. En su caso, se sorprenden cuando la ven y saben que ella tiene discapacidad auditiva, pero está muy emocionada por eso. Se siente feliz y emocionada de ser ganadora”.
En la segunda parte de la campaña, El Águila de Veracruz Softbol se ubica en el cuarto lugar del standing, con marca de 7-9, jugando pelota de .467. Majo confía en que el equipo hará los ajustes necesarios para obtener mejores resultados y pelear por un puesto en la postemporada.
En el renglón individual, Majo batea para .275, el tercer mejor registro del equipo. Suma 11 hits, ocho carreras remolcadas y cuatro anotadas.
De manera colectiva y personal, los objetivos de la sonorense son compartidos.
“Con mi equipo quiero ser campeona y mis objetivos individuales son los mismos, ser campeona con El Águila”, señala María José Valenzuela.
A partir de este jueves, Veracruz se enfrenta en un par de series a Olmecas de Tabasco, en la primera como equipo visitante y en la segunda, sábado y domingo, recibirán al club tabasqueño en el legendario Estadio Beto Ávila del puerto jarocho.
Ejemplo irrefutable de que una condición especial no es sinónimo de barreras o impedimentos, María José Valenzuela está lista para afrontar la última parte del calendario, disfrutar el juego y de los vínculos que ha creado en estas semanas con sus compañeras de equipo. “Dice que se divierten mucho, que ven películas y que se llevan muy bien, que platican mucho y eso es maravilloso”.