LOS ÁNGELES – El absurdo de la temporada en ascenso de Cody Bellinger pareció cobrar apogeo en la noche del 27 de mayo, cuando la súper estrella en ciernes de Los Angeles Dodgers se puso en el plato por cuarta ocasión. Momentos antes, para los dos últimos outs en la parte alta del octavo inning, Bellinger frustró un rally de los New York Mets al hacer una atrapada en zona profunda del jardín derecho y descorchar un tiro de 300 pies de distancia que terminó siendo su séptima asistencia en el outfield.
Siete innings antes, registró su sexta asistencia en los jardines, cortando a un corredor en el plato. Dos innings después de haber hecho eso, disparó su jonrón 19 de la campaña en su partido número 52.
Por eso, mientras se dirigía al home con un out y bases limpias en la parte baja de la octava entrada, una multitud de 47,816 asistentes al Dodger Stadium llenaron el aire con un canto merecido:
¡M-V-P! ¡M-V-P! ¡M-V-P!
Es raro que el emerger de un jugador sea tan obvio, tan trascendental, pero es claro que Bellinger claramente se ha elevado a una estratósfera más alta en su temporada con 23 años. Durante el transcurso de esta campaña, sus compañeros y coaches han notado cómo su comportamiento calmado y de bajo perfil no ha cambiado en absoluto. Admite sonreír al ver las publicaciones en Instagram que alimentan el barullo, lee la charla en Twitter que intenta poner contexto a su tórrido inicio de campaña para después decir, en sus propias palabras, “qué importa”.
Sin embargo, en estas instancias, el momento lo atrapó. Debió alejarse del cajón de bateo justo mientras comenzaba a asentarse. Tenía que recomponerse. Los cantos de “MVP”, reconoció, se apoderaron de él. Le obligaron a salir de su personaje.
“Quiero decir, es la primera vez que los escucho”, dijo Bellinger días después. “No tengo idea alguna cómo eres capaz de lanzar tiros libres como lo hace Steph Curry cuando los cantan, pero batear una pelota de béisbol es tan difícil que realmente no te puedes poner a pensar en esas cosas”.
Bellinger había sumado el mejor WAR según la fórmula FanGraphs en toda la liga (4.7) antes del partido del miércoles contra los Arizona Diamondbacks, marca que solo fue superada por 37 jugadores en toda la temporada 2018.
Su promedio de bateo de .374 y porcentaje de slugging de .734 son los mejores del béisbol. Su porcentaje de embasado de .461 es solo superado por Mike Trout, un pelotero al cual evitan pitchearle cerca. Sus 20 jonrones son solo superados por Christian Yelich, quizás el único hombre que puede representarle verdadera competencia por el galardón al Más Valioso.
El aspecto más impresionante, según el cerrador de los Dodgers Kenley Jansen, es “cómo todo comenzó”.
“Arrancó después de una temporada decepcionante”, expresó Jansen con respecto a Bellinger. “Eso es lo que me gusta de todo ello. Muchas cosas pueden salir mal en la temporada baja. Piensas: ¿cómo irá a terminar? ¿Harás las cosas de forma apropiada? Lo asumió como una experiencia de humildad y asumió su trabajo en la temporada baja y, digo, en este momento es uno de los mejores peloteros del planeta. Eso es sumamente impresionante. Una temporada baja después, nos tiene metidos en este carrusel”.
El año pasado, Bellinger no estuvo mal, pero tampoco fue grandioso. Fue Novato del Año de la Liga Nacional en 2017, luego sufrió un caso leve del famoso mal momento del pelotero de segundo año en 2018, con una caída en su OPS de 119 puntos. Al principio, se sentía perdido y fue puesto en un rol alternando apariciones en la alineación, descansando contra lanzadores zurdos y después se dedicó a hacer su trabajo.
Bellinger dividió su temporada baja entre los dos principales coaches de bateo de los Dodgers, recibiendo instrucciones de Robert Van Scoyoc en Los Ángeles y de Brant Brown en Arizona. Trabajaron con el fin de acercar a Bellinger a la carga y swing que mostró siendo novato; aunque también le ayudaron a entender su mecánica de bateo como nunca. Una vez iniciados los entrenamientos primaverales, Bellinger se prometió jugar a diario y pidió permanecer en mayor medida en una sola posición. Les dijo a algunos de sus compañeros que estaba preparado para tener una gran campaña.
“Cuando un chico como él se dedica de esa forma, tú le crees”, expresó el infielder de los Dodgers David Freese. “Él es esa clase de pelotero”.
Freese ha estado impresionado con la forma en la cual Bellinger ha manejado “el juego dentro del juego”: ajustes entre turnos al bate, formulando un plan claro y evidente para cada situación, mostrando lo que Freese denomina “agresividad controlada”. El segunda base Enrique Hernández percibe a un jugador que reconoce cuándo debe recortar su swing. Brown ha notado que Bellinger ha mejorado mucho a la hora de autocorregirse, lo cual evidencia su creciente madurez. Bellinger ostenta OPS de 1.076 contra zurdos (el año pasado fue de .681).
En conteos con dos strikes, está bateando para .295/.363/.473 (el promedio en Grandes Ligas es .186/265/.311). Sabe llenar el plato, ajuste que los scouts afirman le ha dado cobertura excepcional, aunque de cierta forma sabe liberar su tren inferior lo suficiente para batear para .438 en pitcheos bajos y adentro (en resumen: no debe hacer concesiones).
Todo esto ha ayudado a Bellinger a acumular más boletos (36) que ponches (35), un desarrollo excepcional para un jugador que se había abanicado 164 ocasiones más de las que había negociado pasaportes en suma de las dos últimas temporadas.
“Si logra mantenerse en el porcentaje de contacto que mantiene actualmente, creo que puede seguir con este ritmo”, dijo Hernández. “Hace medio swing y puede batear un jonrón, luego puede correr y superar a cualquiera”.
Hernández denominó a la velocidad de Bellinger “escurridiza”. Bromeó que el estilo de correr de Bellinger se asemeja a la torpeza de una iguana más que a la gracia de una gacela, pero cuando se le preguntó cuál pelotero era más rápido que Bellinger en los Dodgers, Hernández respondió parcamente: “Nadie. Nadie”.
Y quizás nadie, en toda la liga, sea mejor a la defensiva.
Bellinger ya había sumado 27 carreras salvadas a la defensiva, más que nadie en las Mayores. Sus ocho asistencias en el outfield son solo superadas por Leury García de los Chicago White Sox. George Lombard, coach de primera base de los Dodgers, considera a Bellinger “el mejor jardinero de todo el béisbol”.
Bellinger ascendió como inicialista y se desarrolló como el mejor que Hernández jamás había visto en esa posición. El año pasado, con Max Muncy recién llegado, Bellinger pasó mucho tiempo en el jardín central y rápidamente se convirtió en la mejor opción de los Dodgers en ese puesto. Llegó a la presente temporada con menos de 100 innings en el profesional como jardinero derecho, pero ya ha colaborado en una serie de momentos indelebles.
Tales como este, para preservar el intento de juego sin hits de Hyun-Jin Ryu en el sexto inning. O este otro: una atrapada corriendo y de espaldas contra una línea que se hundía. O esta otra, para robarle un jonrón a Yelich un inning antes de conectar el jonrón para tomar ventaka. O este otro, para hacer out a Carlos Gómez en tercera base y terminar con un embrollo con bases llenas.
La métrica de probabilidad de triunfos agregada (WPA) mide a un pelotero basado en cómo cada una de sus acciones afecta las probabilidades de triunfo de un equipo. Contrario al WAR, que resta la mayoría de las circunstancias que los jugadores no pueden controlar, WPA toma en cuenta la gravedad de las situaciones. No es la mejor herramienta para predecir, pero podría ser la mejor a la hora de resumir el impacto causado por un jugador en una temporada determinada. Bellinger (estrella de unos Dodgers poseedores del mejor récord en la Liga Nacional) ostenta WPA de 3.50 después de los primeros 50 partidos del torneo 2019, ritmo que le representaría una marca de 11.34 en la campaña completa.
El único pelotero que lo ha hecho mejor: Barry Bonds.
“En estas circunstancias”, expresó Hernández con respecto a Bellinger, “no me sorprendería verle mantener este nivel durante una temporada completa”.
El manager de los Dodgers Dave Roberts jugó con Bonds al final de su carrera, pero nunca le vio combinar destrezas defensivas con dominio ofensivo de la forma cómo Bellinger lo ha logrado hacer en esta temporada. La semana pasada, cuando se le preguntó si había visto a algún jugador hacer un impacto similar, Roberts solo mencionó a Trout porque nadie más tenía sentido.
En días recientes, Hernández había usado otro nombre para referirse a Bellinger: “Código trampa”, en referencia a los artilugios usados para avanzar en los juegos de video y avanzar niveles aceleradamente.