ARLINGTON, Texas -- La temporada más singular en la historia de Grandes Ligas necesitaba terminar de la forma más peculiar.
Los Angeles Dodgers, uno de los equipos más poderosos económicamente y en popularidad y que luego de 32 años casi olvidaba lo que era ser campeón de la Serie Mundial, finalmente logró coronarse.
Ese mismo equipo tuvo que sacar a uno de sus mejores peloteros de la alineación cuando el partido estaba en su último tercio, porque a esa hora le avisaron que el tercera base había dado positivo por COVID-19.
El mejor lanzador en la historia sin un título en las Mayores, consiguió su campeonato en una campaña que, quizá dentro de algunas décadas, será cuestionada porque tuvo que ser corta en medio de varias vicisitudes en un año con una pandemia que paralizó al mundo.
El campeón disputó toda la Postemporada en un estadio neutral, que en realidad nunca lo fue, pues el Globe Life Field de Arlington, nueva casa de los Texas Rangers, se convirtió en su segundo hogar.
Así, Los Angeles Dodgers consiguieron su primer título desde 1988 y lo hicieron con un beisbol más efectivo en todas las fases que el desplegado por los Tampa Bay Rays durante los seis juegos disputados en el Clásico de Otoño.
Nadie podrá decir jamás que el campeonato no era merecido para los Dodgers, que terminaron con la mejor marca de Grandes Ligas en la temporada regular de 60 juegos, que fueron el equipo con más jonrones y más carreras, además de poseer alrededor de dos decenas de lideratos entre las estadísticas ofensivas más trascendentes en la Gran Carpa.
El pitcheo abridor y de relevo angelino también brilló en 2020, no sin sufrir sus partidos de zozobra en Playoffs, pero, al final, apretó en los momentos clave.
Clayton Kershaw, para muchos el mejor lanzador de su generación con tres Cy Young entre sus múltiples distinciones en una gran carrera ligamayorista, tuvo una sólida Serie Mundial con dos victorias y varios nuevos récords.
Además, Kershaw tenía que coronase en la tierra que lo vio nacer, donde dio los primeros pasos en su carrera como beisbolista y donde aún vive fuera de temporada, en el área de Dallas-Fort Worth.
“Ganamos la Serie Mundial. No me importa el legado. No me importa lo que pasó en años anteriores. No me importa lo que piense la gente”, aseguró Kershaw. “Los Dodgers de 2020 ganaron la Serie Mundial. ¿A quién le importa todo lo demás?”.
Los Dodgers vivieron la graduación de uno de sus grandes proyectos grandes, el pitcher mexicano Julio Urias, quien brilló en eficiencia y versatilidad como abridor y relevista.
El mexicano tuvo una sólida apertura en el Juego 4 del Clásico de Otoño para luego cerrar por completo con labor de dos entradas y un tercio en el sexto de la serie para amarrar el campeonato de los Dodgers.
El zurdo completó la noche mexicana de los Dodgers. Antes, el relevista Victor Gonzalez la inicio con un relevo que le permitió ser el ganador del partido. Urías se apuntó el salvamento.
Al tiempo que Urías salía a lanzar, los Dodgers tuvieron que sacar del juego a Justin Turner, quien cubría la antesala, porque las Grandes Ligas recibieron la confirmación, ya iniciado el partido, de que el tercera base había salido inconcluso en las pruebas de coronavirus el lunes y positivo el martes temprano.
“Gracias a todos los que han preguntado”, escribió Turner en Twitter. “Me siento bien, sin síntomas en absoluto. Sólo experimenté todas las emociones que posiblemente puedan imaginar. No puedo creer que no pude estar celebrando con mis muchachos. Estoy muy orgulloso de este equipo e increíblemente feliz por la ciudad de Los Angeles”.
Así, estos Dodgers coronaron una generación que había sido exitosa en todos aspectos, menos el más importante, el añorado campeonato, que llegó hasta la tercera aparición en cuatro años en la Serie Mundial.
Esta generación de Dodgers es de época, de leyenda. Han ganado ocho títulos divisionales consecutivos y han implantado cualquier cantidad de récords defensivos y ofensivos en temporada regular, por encima de las legendarias figuras que hasta tienen sus propios libres y películas.
“Tuve una loca sensación que se hizo realidad. Se trata de un grupo especial de jugadores, organización, todo lo que hemos superado”, dijo el manager Dave Roberts, quien finalmente podrá descansar con tranquilidad en un receso de temporada desde que hace cinco años se convirtió en manager de los Dodgers.