Vladimir Guerrero Jr. tuvo un tórrido inicio de carrera tras el cual su éxito sobre el terrero disminuyó, pero su fe nunca lo hizo
SU CONFIANZA BRILLA, aun cuando su aura se desvanecía
"En mi mente", dijo Vladimir Guerrero Jr. a principios de este mes, "soy el mejor del mundo".
Guerrero cree firmemente en esto ahora, mientras resurge como uno de los mejores bateadores en el juego. Pero también lo creyó en 2022, cuando sus números cayeron después de una temporada destacada. En 2023, cuando su producción cayó aún más. A fines de abril pasado, cuando su promedio de bateo se situó en solo .229. Y un mes después, cuando estaba estancado en cinco jonrones en los primeros 56 juegos con los Toronto Blue Jays.
"Nunca perdí de vista el tipo de jugador que soy y el tipo de potencial que tengo dentro de mí", dijo Guerrero en español. "Es sólo un proceso por el que tienes que pasar. Afortunadamente, pude superarlo".
Guerrero ha sido increíble desde principios de junio y de otro mundo a partir del receso del Juego de las Estrellas. Sus números generales (una línea ofensiva de .320/.395/.557, un ritmo de 33 jonrones y 167 carreras creadas ponderadas plus) casi reflejan lo que logró en 2021, cuando sólo Shohei Ohtani le impidió convertirse en el Jugador Más Valioso de la Liga Americana a los 22 años. Si no fuera por las temporadas transformadoras de Aaron Judge y Bobby Witt Jr., Guerrero, que todavía tiene apenas 25 años, podría estar en el centro de la discusión por el MVP una vez más.
Y mientras los Blue Jays se tambalean hacia una temporada perdida que los ha colocado en una encrucijada, parece haber surgido una certeza: Guerrero necesita ser el rostro para lo que sea que venga después.
AL OUTFIELDER DE BLUE JAYS George Springer le gusta llamar a Guerrero un "uno por ciento", un término que se aplica específicamente a los tipos de pitcheos que enfrenta.
Uno de los ejemplos más recientes ocurrió el 12 de agosto contra el lanzador derecho de Los Angeles Angels, Davis Daniel. Daniel lanza cambios de velocidad a los bateadores derechos rivales menos del 3 por ciento de las veces y no lanzó ninguno en esa situación durante las primeras dos entradas de aquella noche. Guerrero volvió a aparecer con un out en la tercera entrada y hubo cuenta llena. Daniel pensó que lo sorprendería al dejar de lado su combinación de recta y slider y optar por un cambio de velocidad. Lo colocó perfectamente, bajo y adentro, en el borde mismo de la zona de strike, y Guerrero lo conectó a 113 mph para un doble.
"Si observas el swing, si observas el turno al bat, no hay forma de que lo esté buscando", dijo Springer. "Es algo en su cerebro y en su swing que le hizo verlo y pegarle. Para mí es difícil de explicar. Es algo que realmente no se puede entrenar. Él lo tiene dentro de sí".
Springer se convirtió en compañero de equipo de Guerrero hace tres años y notó el rasgo casi al instante. En su mente, era un factor diferenciador. A partir de ahí, vio cómo el OPS de Guerrero caía de 1.002, líder de la Liga Americana en 2021, a .818 en 2022 y a .788 en 2023. Seguía siendo bueno (manteniéndose como un All-Star anual, todavía produciendo más del 15 por ciento por encima del promedio de la liga, todavía siendo el atleta de portada de un popular videojuego), pero estaba lo suficientemente lejos de la excelencia como para hacer que uno se preguntara si todavía era alcanzable.
Sin embargo, al igual que el propio Guerrero, Springer se mantuvo optimista.
"No lo pensé", dijo cuando se le preguntó si creía que Guerrero podría algún día volver a sus niveles de 2021. "Lo sabía".
Al verlo ahora, Springer cree que Guerrero "apenas está empezando a dar los primeros pasos hacia el jugador que será".
"Creo que mucha gente no se da cuenta de lo joven que es en realidad", dijo Springer. "A los 25 años yo estaba básicamente en mi segunda temporada en las Grandes Ligas. En mi opinión, él es uno de los cinco mejores jugadores de este deporte y lo será durante mucho tiempo. Creo que una vez que descubra el siguiente nivel, será increíble".
Guerrero cree que fue demasiado duro consigo mismo el año pasado y que desde entonces ha aprendido a "controlar lo que puedo controlar y dejar pasar el resto".
Es una mentalidad arraigada en la disciplina.
Guerrero comenzó la temporada baja concentrado en establecer una rutina en la que no habría titubeos. Iba al gimnasio todos los días, sin importar cómo se sintiera. La comida fuera de la temporada regular se cortaba a las 18:00 horas, sin excepciones. En lugar de obsesionarse con los resultados, se dejó arrastrar por la monotonía del trabajo. Le ofrecía seguridad. Y cuando las cosas iban mal, cuando los resultados no llegaban pronto, cuando el mundo exterior seguía hablando de que tal vez nunca volvería a ser grande, Guerrero encontraba consuelo en la fiabilidad de su proceso.
Le mantenía positivo y sólo fortalecía su confianza.
"En última instancia, si no crees en ti mismo, nadie va a creer en ti", dijo Guerrero. "Soy yo quien sale al campo a jugar. Nadie sale por mí. Si pones negatividad en tu mente, las cosas no van a salir bien, sin importar el tipo de talento que tengas. Pero si te mantienes positivo y sigues el proceso, si lo sigues todos los días, con la misma rutina, feliz, las cosas van a cambiar".
JOHN SCHNEIDER, quien está terminando su segunda temporada como manager de tiempo completo de los Blue Jays, ha entrenado a Guerrero desde sus días en las Ligas Menores. Lo que está viendo ahora es a un jugador con una comprensión clara de los lanzamientos con los que quiere hacer daño. Es evidente a través de su porcentaje de contactos fuertes, que se ubica en 55.6 por ciento, un récord personal que lo coloca dentro del 1 por ciento superior de su deporte. Guerrero nunca ha sido más eficiente.
"Ése es el siguiente paso de un gran bateador", dijo Schneider. "Puede cubrir toda la zona, pero creo que realmente está haciendo un buen trabajo en este momento al concentrarse en lanzamientos que realmente pueden hacer daño".
Una comparación de las tendencias de Guerrero entre los primeros dos meses de temporada y las 12 semanas siguientes revela inconsistencias drásticas. Desde principios de junio, se está ponchando menos, pero también está caminando menos. Guerrero está mostrando paciencia al dejar que los lanzamientos viajen más profundo para llevarlos a la banda contraria, pero impaciencia al ver menos lanzamientos por aparición en el plato. Está haciendo más contacto, pero está haciendo swings con menos frecuencia dentro de la zona de strike y más a menudo fuera de ella. Para Schneider, todo esto pinta la imagen de alguien que es seguro, relajado, dispuesto a ser poco convencional por el bien de su propia comodidad. Es evidente en el movimiento de las manos de Guerrero.
A principios de la temporada, las manos de Guerrero estaban erguidas y rígidas cuando comenzó su carga de pre lanzamientos. Ahora están sueltas, fluidas, moviéndose hacia arriba y hacia abajo en perfecta sincronía con el golpeteo de los dedos del pie que usa antes de su swing. La cadena cinética, como la llaman los bateadores, es armoniosa.
El ángulo en el que Guerrero saca el bat sigue siendo cómicamente bajo para un bateador de poder, 7.2 grados, por debajo de los 10.5 grados del año pasado y ocupa el puesto 129 entre 136 jugadores calificados, pero no ha importado. Desde principios de junio, ha conectado jonrones a un ritmo del 7 por ciento empatado con Juan Soto en el sexto puesto más alto en las Mayores en ese período.
"Suena muy simple", dijo Schneider, "pero cuando empiezas a pensar en poner la pelota en el aire, cuando empiezas a pensar en conectar jonrones, creo que puede ser un poco más rígido. Le pega a la pelota tan fuerte que no tiene que ponerla en el aire. Es simplemente que se da cuenta de que lo que hace es suficiente".
Guerrero tiene un OPS de 1.081 desde finales de mayo y de 1.354 desde el final del receso del Juego de las Estrellas. Hizo contactos seguros en 22 juegos consecutivos del 14 de julio al 10 de agosto, durante los cuales tuvo promedio de bateo de .494/.558/1.025 con 10 jonrones. Justo en esa época, armó una racha de 25 juegos que está a la altura de algunas de las mejores de la historia, con 11 jonrones y 12 dobles. Probablemente no igualará los 48 jonrones y las 111 carreras impulsadas que acumuló en 2021, pero va en camino de establecer un récord personal, con 43 dobles. Su corrido de bases ha sido malo y su defensa en primera base ha sido, según algunas métricas, terrible, pero su producción ofensiva aún lo tiene en camino de alcanzar 5.4 victorias por encima del reemplazo según FanGraphs.
Guerrero notó a fines de abril que sus manos se habían vuelto demasiado rígidas (Schneider cree que fue el resultado de esforzarse demasiado para dar elevados). Se dedicó a solucionarlo en ese momento, pero le llevó semanas.
"Día a día, seguí trabajando en ello y sabía que iba a llegar allí nuevamente", dijo Guerrero. "Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, pero también sabía que no iba a cambiar de un día para otro. Es un proceso. Y en una semana, dos semanas, estaba empezando a conseguir que estuvieran donde necesitaba que estuvieran. En tres semanas, lo conseguí. Después de tres semanas, ya estaba ahí. 'Ahora que estoy ahí, vamos a mantenerlo'. Y ahí fue cuando las cosas empezaron a ir como debían. Ha sido así durante tres meses".
EL RESURGIMIENTO DE GUERRERO NO PUDO evitar que los Blue Jays se tambalearan. Después de una intensa búsqueda por obtener a Ohtani durante la temporada baja, en la que acordaron igualar el contrato significativamente recargado por $700 millones que finalmente firmó con Los Angeles Dodgers, la gerencia de los Blue Jays no se centró en otro jugador de impacto. Para el receso del Juego de Estrellas, los Blue Jays se encontraban con un récord de 44-52 con un diferencial de carreras de menos 66. El nombre de Guerrero, como el de Bo Bichette, otrao superestrella programado para la agencia libre después de la temporada 2025, se mencionó de repente en rumores de intercambio, aunque los ejecutivos rivales sintieron que el precio pedido sería exorbitante.
A Guerrero nunca le aseguraron que no lo cambiarían, pero nunca lo preguntó. "Sabía que no lo harían", dijo Guerrero. "Soy el tipo de persona que piensa que si un equipo tiene la idea de quedarse contigo, tiene la idea de tenerte por muchos años, nunca pensarían en cambiarte. Si tienen planes a largo plazo contigo, se quedarán contigo. Siempre habrá rumores. Cambiaron a un montón de mis compañeros de equipo, pero ya sabíamos que lo harían. Conmigo, eso nunca se habló".
Los Blue Jays diseñaron ocho cambios de presente por futuro antes de la fecha límite del 30 de julio, en particular adquiriendo dos prospectos de alto nivel de los Houston Astros - el lanzador derecho Jake Bloss y el bateador zurdo Joey Loperfido - por el lanzador abridor Yusei Kikuchi. Pero sólo dos de los jugadores negociados, el relevista Nate Pearson y el jugador de servicio Isiah Kiner-Falefa, fueron controlables más allá de esta temporada. El núcleo del equipo permaneció intacto.
El séptimo día de agosto, el presidente de los Blue Jays, Mark Shapiro, tuvo una inusual conferencia de prensa y señaló a aquellos que no se movieron -es decir, Guerrero, Bichette y dos de sus lanzadores abridores principales, Kevin Gausman y Chris Bassitt- como prueba de que intentarán competir nuevamente la próxima temporada.
"No hemos dicho la palabra 'reconstruir' ni una vez", dijo Schneider a ESPN una semana después. "Y eso ha sido bastante claro por parte de todos".
Los Blue Jays tienen garantizado solo un año más de Guerrero y Bichette, los prospectos alguna vez anunciados que hace solo media década representaban el comienzo de una dinastía potencial en Toronto. Se espera que exploren extensiones con ambos en esta temporada baja, pero se mantienen abiertos a posibles oportunidades de intercambio. Sin embargo, con toda probabilidad, ambos regresarán de alguna forma la próxima temporada.
"Creo que debido a que estamos tan familiarizados con esos muchachos", dijo Schneider, "queremos estar en deuda con ellos y queremos seguir adelante con lo que era nuestro objetivo".
Por lo tanto, apostarán por una recuperación de Bichette, buscarán la agencia libre para aumentar un lineup que podría necesitar mucho más poder, renovar un bullpen que de repente está en ruinas y esperar sacar al menos un tiro más de un grupo al que tal vez no le queden muchos más.
Lo que venga después podría depender completamente de si pueden retener a Guerrero, cuyo resurgimiento lo ha puesto nuevamente en el camino hacia grandes riquezas.
"Siempre lo he dicho: me encantaría quedarme aquí", dijo Guerrero. "Pero es un negocio. Veamos qué sucede".