En Milwaukee, los Mets sacaron del congelador un juego ante Brewers y van camino de la Serie Divisional contra Phillies.
Después de que las otras tres series de comodines de la MLB terminaron en barridas, todas las miradas estaban puestas en Milwaukee, donde los New York Mets eliminaron a los Milwaukee Brewers en un emocionante Juego 3. Los Mets tienen una cita en la Serie Divisional de la Liga Nacional con los Philadelphia Phillies, y la temporada de los Cerveceros termina de manera desgarradora.
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Análisis
Hay algo en estos Mets. Desde un comienzo lento en la temporada regular hasta la notable remontada en Atlanta el lunes, Nueva York ha hecho de la resiliencia su rasgo definitorio. Y sin embargo, eso apenas describe lo que vimos el jueves cuando los Mets sorprendieron a un oponente listo para celebrar en la novena entrada por segunda vez en cuatro días.
Esta vez fue Pete Alonso el que hizo los honores, conectando un cambio de velocidad mal colocado de Devin Williams que salió a 105 millas por hora por encima de la cerca del jardín derecho para un impresionante jonrón de tres carreras. Podría haber sido el último turno al bate de Alonso como Met. En cambio, se convirtió en un argumento enfático de por qué deberían hacer todo lo posible para retenerlo.
Los Mets avanzan para enfrentar a los Phillies. En cada una de las últimas dos postemporadas, los Phillies avanzaron de la ronda de comodines y arrasaron en la serie divisional, venciendo a los Braves en cuatro juegos en ambas ocasiones. Ahora les toca a ellos lidiar con un descanso prolongado, y se enfrentarán a un equipo de Nueva York que aprovecha el impulso de haber ganado los dos partidos de una tensa serie de comodines de tres juegos. En otras palabras, para los Phillies la situación es al revés. -- Bradford Doolittle
La celebración tardó unos minutos en prepararse, después de todo, tuvo que trasladarse rápidamente de un vestuario a otro después de esa novena entrada. Pero tan pronto como se repartieron el champán y la cerveza, el mánager de los Mets, Carlos Mendoza, tomó el centro del escenario.
"Miren estas caras", gritó mientras su equipo lo rodeaba. "Quiero ver esa sonrisa. Esto es lo que somos, muchachos. Seguimos divirtiéndonos. Seguimos sonriendo. Aquí somos nosotros. Y seguimos creyendo".
Y luego se descorcharon las botellas y se encendieron los cigarros, dando inicio a una fiesta que en realidad había comenzado con el jonrón de Alonso en la novena entrada, que dejó atónitos a los espectadores locales en el American Family Field. Momentos después de que comenzaran a fluir las bebidas, sus compañeros de equipo también comenzaron a corear: "¡Pete! ¡Pete! ¡Pete!", gritaron los compañeros de equipo de los Mets cuando Alonso fue el primer jugador empapado de pies a cabeza. Esta era la noche del Oso Polar y, dentro del clubhouse de los Mets, la fiesta lo invadía. -- Jesse Rogers