Solo porque estamos en la temporada baja del béisbol eso no significa que no miramos las tablas de posiciones. Ante la ausencia de juegos reales que vayan a la tabla de posiciones, examinamos tablas de suposición, tablas subjetivas, tablas proyectadas - echamos una mirada a cualquier indicador de la fuerza relativa de nuestro equipo o la debilidad relativa muy lejos en el futuro.
Así las cosas, los Gigantes de San Francisco trajeron en cambio a Andrew McCutchen, y más allá de la cuestión de si McCutchen es divertido de ver y apoyar (que lo es) queda la pregunta de lo que esto representa para las proyecciones de su nuevo equipo, par asu nómina y para las obligaciones salariales a largo plazo, para su intento de quedarse por debajo del impuesto de lujo y lo que es quizás lo más importante para el fanático moderno, lo que esto significa para el sistema de fincas.
La construcción de un roster de béisbol sigue las leyes de conservación de energía: Las victorias no se crean de la nada, sino que se transforma de una forma a otra - mayormente, del futuro al presente, o viceversa. Al adquirir a Evan Longoria Y McCutchen, y al recibir algo de alivio salarial de los Rays y los Piratas, los Gigantes tuvieron que salir de talento joven. Eso incluye a Christian Arroyo (a los Rays) y Bryan Reynolds (a Pittsburgh), dos de los mejores jugadores en un sistema de fincas algo diezmado. La actual cepa de jugadores de los Gigantes en sus fincas podría no ser la más débil del béisbol, pero es claramente más débil ahora que hace tres meses, y es mucho más débil ahora que lo que era cuando los Gigantes decidieron, en medio de su temporada de 100 derrotas en el 2017, vaciar de forma agresiva su roster de Grandes Ligas y ponerse más jóvenes. Pore so es que un fanático de los Gigantes puede reconocer simultaneamente la diversion de McCutchen, esperar por un puesto en los playoffs en el 2018 y además invocar equivocadamente a los Filis del 2013.
Pero, ¿qué significa exactamente un sistema débil para la tabla de posiciones? Para responder esa pregunta, hemos construido una enorme hoja de cálculo, con rankings de talento en las organizaciones desde 1999 hasta 2010 - utilizando a Baseball América hasta el 2008, Keith Law para el 2009 y 2010 - y el rendimiento actual de cada equipo en las ocho temporadas que le siguieron a cada ranking. Estos rankings solo consideran a los jugadores que pueden ser calificados como prospectos, que no hayan agotado su elegibilidad de novato. Y he aquí lo que encontramos:
¡Esperen! A riesgo de ignorar lo obvio de la pregunta, reconozcamos que, por supuesto, lo que hemos encontrado es que los equipos con grandes sistemas de fincas rinden mejor en el futuro que los equipos con terribles sistemas de fincas. Esto no es para filtrar la información, pero ¿en qué mundo viviríamos donde sería de otro modo? Pero podemos ser específicos sobre cuánto mejores, y en qué periodo de tiempo.
Año 0, el año antes de que salgan los rankings
Nos vamos a enfocar aquí en dos tipos de equipos: Los equipos que se ubican primero, segundo o tercero en un ranking organizacional de un año en particular y los equipos que se ubican en los puestos 28, 29 y 30, como los Gigantes están ahora en los rankings de Keith Law (y evitaron a duras penas caer en el sótano, al terminar en el puesto 29).
Realmente no importa cómo los equipos lucieron en las temporadas antes de los rankings - nosotros queremos sabemos cómo ellos lucirán en el futuro - pero resulta ser que en la docena de años que hemos analizado estos rankings, los equipos con grandes sistemas de fincas también comenzaron bien a nivel de Grandes Ligas (promediando casi 82 victorias el año anterior) en comparación con los equipos con terribles sistemas de fincas (que promediaron justo por debajo de 79 victorias). Podemos especular las razones para esto, y yo diría que es solo ruido de una muestra pequeña, pero es una base para lo que sigue.
Año 1, el año inmediatamente después de los rankings
Los equipos con grandes sistemas de fincas ganaron, en promedio, 84 partidos en las temporadas de los rankings. Esto es una mejoría. Uno podría especular que las fincas comienzan a rendir dividendos, ya sea con los novatos que comienzan a contribuir o al servir como fichas para adquirir veteranos. O por otro lado podría seguir siendo solo ruido.
Los equipos con terribles sistemas de fincas ganaron, en promedio 82 juegos, y esto también representa una mejoría. Esto también tiene una explicación razonable: Un equipos que es viejo y que tiene poca juventud en ascenso podría intentar una corrida final con un núcleo envejeciente. ¡Al igual que los Gigantes! Sí, es comprensible con grandes sistemas de fincas y equipos con terribles sistemas de fincas tendrían incentivos para ir con todo en la siguiente temporada. Y me imagino que ellos lo hacen.
Año 2
Los equipos con grandes sistemas de fincas 12 meses antes han comenzado ahora, aparentemente, a incorporar ese talento; o, quizás han reconocido una ventana competitiva con la llegada de dicho talento, y se han puesto a invertir más dinero en el roster de Grandes Ligas. Esto es importante: Ninguno de estos records ocurren en el vacío. Los buenos prospectos podrían añadir un par de victorias adicionales. Ese par de victorias adicionales podrían impulsar a un equipo a una contienda por el banderín, y alentar a la oficina central a mejorar su nómina y firmar veteranos que también podrían añadir un par de victorias adicionales. Independientemente de eso, ¡los equipos con buenos sistemas de fincas están añadiendo muchas victorias! Ellos ganan, en promedio, 85 partidos en el Año 2, otra mejora.
Y comienzan a alejarse de los equipos con malos sistemas de fincas, quienes ganan apenas 80 juegos, retrocediendo dos partidos de temporadas anteriores.
Año 3
Buenos sistemas de fincas: 85 victorias
Malos sistemas de fincas: 79 victorias
Año 4
Buenos sistemas de fincas: 86 victorias
Malos sistemas de fincas: 77 victorias
Les digo ahora que esta es la brecha más grande que veremos. Quizás ustedes lo lean como una brecha de nueve victorias, porque eso es lo que separa a los equipos promedio en estos grupos. Quizás lo lean como solamente seis victorias, porque esa es la mejora que sale de la base de estos grupos. Yo me inclino a la opción de las nueve.
Año 5
Buenos sistemas de fincas: 85 victorias
Malos sistemas de fincas: Siguen en 77, aunque aumentaron un poco de de 77.0 a 77.4.
Año 6
Buenos sistemas de fincas: 84 victorias
Malos sistemas de fincas: 79 victorias
Quiero reiterar que, hay mucho ruido en estos números, pero los mismos sugieren que, cuando leemos los rankings de las fincas de Keith Law, los equipos en la cima tienen una ventaja de cinco victorias en el año 2023 sobre los equipos en el sótano. La brecha es persistente, y no es pequeña.
Pero tampoco es demasiado masivo o prohibitivo. Cinco victorias pueden hacer la diferencia en una contienda por el banderín, pero para la mayoría de los equipos la pasada temporada, eso no cambiaría nada. Cinco de los seis líderes divisionales habrían ganado de todos modos su división si se les quitan cinco victorias de su record. Y 16 de los 20 equipos que no llegaron a la postemporada el año pasado no habrían llegado de todos modos si se le añaden cinco triunfos. (Tres de las cuatro excepciones habrían meramente empatado en el segundo comodín y se habrían ganado el derecho a un desempate para llegar al juego entre comodines). Y naturalmente, hay varias excepciones: Los Angelinos del 2002 y los Cardenales del 2006 ganaron la Serie Mundial tres o cuatro años luego de haber estado en el puesto 30 del ranking.
Recuerden que, de igual forma, esta es la diferencia entre el mejor y el peor. Bajar apenas unos cuantos puestos, como le ocurrió a los Gigantes en este invierno, tendría un efecto mucho menor en la perspectiva futura del equipo. Matt Swartz, en un artículo para FanGraphs, intentó medir el poder predictivo de los rankings de talento organizacionales en 2012. Él encontró que "cada equipo puede esperar cerca de 1.4 victorias adicionales en los próximos cinco años que el equipo ubicado debajo de ellos, con la brecha más grande ocurriendo dos años después con cerca una diferencia de 0.33 victorias para cada puesto en los rankings. Eso es definitivamente importante, pero difícilmente es una bola de cristal".
De hecho, Swartz encontró que el tamaño de la nómina de un equipo puede decir mucho más sobre su futuro que la fuerza de su sistema de fincas. Las nóminas tienden a ser más fundamentals que la fuerza del sistema de fincas, la que constantemente pueden cambiar debido a las circunstancias (promociones, lugares en las selecciones del draft, la proximidad a los playoffs, la suerte). Y el poder de la nómina reduce el poder de los prospectos. Swartz escribe: "La nómina... te puede decir aproximadamente cuatro veces más que [sic] sobre la diferencia entre los equipos en los próximos cinco años en comparación con lo que pueden decir los rankings de sistemas de fincas".
Para el Año 8, la ventaja ya se ha disipado, por completo. Los equipos que tuvieron buenos sistemas de fincas ganaron 81.1 partidos. Los equipos con malos sistemas de fincas ganaron 81.2. Así que si son fanáticos de los Gigantes que piensan que el equipo está utilizando demasiados recursos en un último intento desesperado por evitar el colapso, tienen buenas razones para preocuparse. Pero el 2025 no está tan lejos.