Las quejas alrededor del mundo del béisbol fueron muchas, luego que el comisionado de las Grandes Ligas Rob Manfred impartiera disciplina el pasado lunes en el caso de robo de señas que involucra a la organización de los Houston Astros, debido a que si bien dos individuos fueron penalizados, la institución que permitió que todo ocurriera y obtuvo grandes beneficios por parte de un comportamiento ilícito que se hizo sistémico quedó prácticamente ilesa, al igual que los peloteros que participaron en dicha trama.
Los Astros siguen siendo campeones de la Serie Mundial de 2017, un título que ganaron haciendo trampas. Mantienen en su haber los beneficios económicos obtenidos gracias a sus éxitos sobre el terreno: los ingresos adicionales obtenidos durante y después de sus actuaciones en octubre, con los imanes de dinero que representan los índices de audiencia, patrocinios, souvenirs, ropa y el entusiasmo de los consumidores que se mantuvo durante las temporadas siguientes.
La multa impartida a la franquicia por $5 millones, la cifra máxima permitida por las reglas del béisbol mayor, es irrelevante y, tal como lo indicó un miembro de la gerencia, será generosamente compensada por los salarios que no se pagarán al manager AJ Hinch y el exgerente general Jeff Luhnow. La pérdida de dos puestos de selección en el draft de los dos años siguientes es mitigada por la posición de los Astros dentro de la tabla: los Astros elegirán en los últimos puestos de cada ronda. Existe la percepción dentro del béisbol organizado que el comisionado debió haber dado al menos un paso adicional con el fin de afectar la capacidad competitiva de los Astros y restar poder económico a Houston dentro del venidero mercado de contrataciones internacionales. Incluso, a pesar de la pérdida de Hinch, los Astros comenzarán la campaña como favoritos para hacerse una vez más con el título de la División Oeste de la Liga Americana.
A criterio de muchos colegas dentro del mundo del béisbol, esas sanciones no bastan para resarcir el daño causado por los Astros al hacer trampa. A continuación, presentamos una lista parcial de las cicatrices causadas por este escándalo y los principales lesionados.
1. La credibilidad de la historia reciente del béisbol. Tal como bien lo saben los peloteros de los años 90, una gran cantidad de las hazañas de esa era son vistas con escepticismo por parte de muchos aficionados, porque nadie ha logrado definir (y nadie logrará hacerlo) cómo la saturación del consumo de sustancias prohibidas repercutió en el béisbol. Todos los récords de esa era son objeto de críticas y salvedades en el debate, como si todo el deporte se hubiese manchado. La integridad de dicha era será vista por siempre con reservas.
Los engaños de los Astros surtirán el mismo efecto sobre los momentos vividos en años recientes: el campeonato obtenido por Houston en 2017, con esa remontada sobre los Yankees y la emocionante serie a siete partidos contra los Dodgers jamás serán objeto de discusión sin hacer la salvedad de que ese equipo hizo trampa y que los peloteros contaron con una ventaja ilícita. Hace pocos días, cuando publicamos un ranking de los 10 mejores intermedistas del béisbol y José Altuve fue ubicado en la segunda posición, la respuesta en redes sociales fue inmediata, similar a lo vivido en los casos de Mark McGwire, Barry Bonds y muchos otros: Pero si es un tramposo.
2. Oponentes individuales: Aaron Judge terminó en el segundo puesto de la votación del Premio al Jugador Más Valioso de 2017, por debajo de Altuve y jamás sabremos cómo el engaño de los Astros afectó dicha elección. Judge jamás podrá recuperar esa oportunidad ni los beneficios financieros que pudo haber obtenido al ganar el reconocimiento al Más Valioso en su temporada de novato. Clayton Kershaw dejó perder una ventaja importante en el Juego 5 de la Serie Mundial en Houston: si los Dodgers hubiesen obtenido la victoria ese día, se habrían alzado con el título de Serie Mundial. El récord y legado de Kershaw en postemporadas habría sido completamente diferente. ¿Y qué hubiese pasado con todos esos lanzadores castigados por Houston ese verano gracias a la ayuda del robo de señas? ¿Qué perdieron todos y cada uno de esos jugadores, en cuanto a su evaluación y oportunidades perdidas? Jamás lo sabremos.
Y, ¿qué hay de Dave Roberts, manager de los Dodgers? Las críticas hechas a sus decisiones en postemporada se acumularon en su contra, en gran medida debido a que su equipo no ha ganado la Serie Mundial a pesar de sus reiterados intentos. Ahora, todo indica que no tenía forma de hacer que su equipo remontara la cuesta.
¿Qué hay de Joe Girardi? Los New York Yankees decidieron cesantearlo por razones distintas a la derrota sufrida por los del Bronx en la Serie de Campeonato de la Liga Americana de 2017. No obstante, si Nueva York hubiese superado a los Astros para luego alzarse con la Serie Mundial, ¿acaso el dueño Hal Steinbrenner no hubiese querido mantener en sus filas a un manager que acababa de ganar el título? Es posible.
Además, ¿qué habría sido de todos los otros puestos laborales que no conocemos y las oportunidades perdidas debido a esa percepción que nos decía que los Astros eran el patrón que todos debían igualar?
3. Mike Fiers. Otros peloteros se han quejado en público con respecto a la decisión de Fiers de declarar a la web The Athletic con respecto a la trama de robo de señas de los Astros y sus críticas a las trampas hechas por el equipo de Houston. Quizás esos compañeros descontentos deberían ver el tema desde su punto de vista. Su decisión de violar reglas establecidas los puso a él y a otros jugadores que no querían tener injerencia en el robo de señas en una terrible disyuntiva: o bien se hacían la vista gorda ante esas trampas, convirtiéndose en cómplices (razón por la cual Hinch fue suspendido) o las denunciaban. Durante el resto de la carrera de Fiers, éste tendrá que lidiar con los murmullos de algunos colegas enfadados con él que se seguirán quejando; siendo lo correcto comunicarse con él y pedirle disculpas por la forma en la cual afectaron su experiencia.
Se podría decir lo mismo del resto de peloteros que conformaron el roster de los Astros en 2017 y que quizás no participaron de la trama de robo de señas. Incluso, de no tener injerencia alguna en esta situación, el único campeonato obtenido por Justin Verlander en su carrera digna del Salón de la Fama estará manchada por siempre.
4. Los aficionados. Olviden por un momento todo el tema de los costos desaprovechados, de los dólares y tiempo invertidos. ¿Qué podemos decir de la forma en la cual este escándalo de robo de señas afectará y perjudicará la percepción que tienen los aficionados, jóvenes y mayores, con respecto a lo que vieron y experimentaron?
Quizás esto era inevitable en el caso de los Astros, una organización que siempre probó los límites de la decencia en la competitividad desde que Luhnow asumió la gerencia general. Muchos equipos han perdido juegos sin hacer nada al respecto, pero no ha habido ningún otro club que llegara a sumar tantas derrotas a propósito como lo hizo Houston durante los primeros años de la nómina de Luhnow, haciendo que su nómina llegara al mínimo tolerable, sin siquiera simular que le importase poner en el terreno un equipo digno de las Grandes Ligas. Houston terminó la temporada 2013 con un solo pelotero ganando un sueldo cercano a $1 millón. Asimismo, los Astros se convirtieron en el primer equipo desde los Mets entre 1962 y 1965 que perdieron al menos 106 encuentros en tres campañas consecutivas. Así fue como los Astros lograron hacerse con los servicios de Carlos Correa, Alex Bregman y tantos otros.
En medio de toda la paranoia vivida en 2018 y causada por los robos de señas (causada en gran medida por los Astros), ningún otro equipo puso a empleados de su organización a permanecer justo al lado del dugout de visitantes, una evidente violación de las normas del Béisbol de Grandes Ligas, con la excepción de los Astros. Eso fue reconocido por Luhnow, quien llegó a sugerir de forma descarada que su equipo estaba jugando a la defensiva, más que a la ofensiva.
Cuando los Toronto Blue Jays intentaron negociar al cerrador Roberto Osuna después de la suspensión que se le impusiera tras haber violado las políticas de violencia doméstica, todos los equipos declinaron aceptarlo, con la excepción de los Astros. Otros equipos se sintieron consternados por los hechos atribuidos a Osuna. No fue el caso de los Astros. ¿Qué fue eso que gritó de forma puntual Brandon Taubman, asistente a la gerencia general de Houston, durante la celebración con champaña? "¡Gracias a Dios que contratamos a Osuna!"
Incluso, en el mundo híper competitivo del deporte profesional, los Astros estuvieron dispuestos a ser diferentes, en ocasiones llevándose por delante a colegas profesionales dentro y fuera de su órbita. Como resultado...
5. Los Astros y su futuro. Serán víctimas fortuitas de sus propios actos ilícitos, como parte de un daño colateral que nadie anticipó. Porque cada movimiento que ellos hagan en un estadio como visitantes se sentirá como una especie de "marcha de la deshonra", mientras los aficionados (con toda razón) gritarán duras verdades en frente a ellos. Después de su triunfo en la Serie Mundial de 2017, el debate con respecto a los atléticos y dinámicos Astros giraba en torno a si éstos merecían un sitial entre los equipos más grandes de todos los tiempos. Ahora, forman parte de la pequeña lista de equipos infames de la historia del béisbol.