El boxeo permanece buscando quién le devuelva el brillo a su deporte y a sus campeones, lamentablemente es la peor época cuando hablamos de credibilidad, de romance entre público y deporte.
Muchos boxeadores se sienten campeones y, ¿por qué no habrían de serlo si tienen un fajín para demostrarlo? Aquí es donde aparecen los organismos mundiales que han regido el deporte por los últimos 50 o 60 años.
Son cuatro los organismos que controlan el boxeo, CMB, AMB, OMB Y FIB; cada uno debería tener un campeón mundial en cada peso y listo; parece demasiado cuatro campeones mundiales por división tomando en cuenta las cuatro empresas que controlan el boxeo, pero lamentablemente, se han perdido sobretodo la AMB y el CMB en sus objetivos iniciales.
Hoy lo único que importa es anunciar campeones a diestra y siniestra, rentar cinturones de campeón mundial a todo aquel que esté dispuesto a pagar por él.
La AMB, con sede en Panamá y conducida por Gilberto Mendoza, es el organismo que más se ha descontrolado en cuanto a la proliferación de títulos mundiales; solo existen 17 divisiones en el boxeo profesional y ellos cuentan con 50 campeones del mundo repartidos entre Súper campeones, campeones Regulares, Interinos y ahora Dorados.
Una verdadera vergüenza para el deporte y para el legado de ese organismo que solía ser serio y comprometido con el boxeo.
Alguna vez en ‘Golpe a Golpe’, tuvimos la oportunidad de recibir en el programa a Gilberto Mendoza, lo cuestionamos al respecto y se comprometió a ir desapareciendo las figuras innecesarias de campeones que tenía en cada división. Desafortunadamente, lejos de cumplir lo dicho ha ido aumentando el número de títulos de su organización.
El CMB con sede en México y conducido por Mauricio Sulaimán, navega por las mismas y peligrosas aguas. El Consejo Mundial de Boxeo, tiene otro tipo de responsabilidad, ha estado normalmente a la vanguardia en cuestiones de reglamentación, de cambios que generen mayor seguridad en los peleadores.
El CMB ha sido particularmente cuidadoso con respecto a la salud de los boxeadores, en preocuparse por el peleador retirado; han creado programas para ayudar a que vivan de manera digna con pensiones; ha buscado enseñar al pugilista a no utilizar sustancias prohibidas y han desarrollado programas para combatir el doping.
Muchas cosas positivas a lo largo de tanta historia, pero por ello mismo, su obligación y responsabilidad con el deporte es más grande.
Tienen que darse cuenta que están dañando al boxeo, a sus protagonistas, a los aficionados y a todos los involucrados. Han creado las figuras de Campeones mundiales Franquicia, Absolutos, Interinos, Internacionales, Diamantes, Platas y los conmemorativos Maya, Huichol y lo que aparezca en el camino sin contar con los regionales, juveniles y nacionales.
Estos organismos que han decidido tomar el camino de la proliferación, dañando la industria, nos hacen creer que solo es motivación para los jóvenes el otorgar títulos de campeones; lo que no dicen es que les cobran el 3% de sanción por pelear por “su título”.
Los organismos mundiales llegaron para poner orden en el boxeo y lo que hoy permea es el caos.
Han perdido la vergüenza, ya no les interesa que todos se den cuenta de lo que hacen y pretenden. Han obligado a sus afiliados (socios, promotores, “prensa positiva”) a repetir las mismas mentiras solapadoras y maquilladoras para que nadie hable del tema, para que nadie pregunte, para que todos vayan en la misma sintonía y quién no lo haga así, será considerado enemigo del boxeo.
Han convertido al boxeo en una industria desprestigiada y decadente por su incontrolable ambición, los medios de comunicación no hemos sido lo suficientemente combativos para impedir la multiplicación de la enfermedad, pero bien vale la pena, recuperar la charla y promover los objetivos originales.
Lejos de mejorar la situación, empeora día con día. Cada vez hay más y más y más y más campeones. Títulos de cartón, campeones mundiales que no los conocen ni en su casa.
Hoy les notifican a los peleadores vía e-mail que son los nuevos campeones mundiales de ¡quién sabe qué cosa!
Sabemos que el boxeo es un negocio para todos los involucrados, pero que no se les olvide que también es deporte, que hay reglas, y la primera de ellas es: Respeto al peleador y al público.
Aplausos para la OMB y la FIB quienes se han mantenido al margen de la proliferación de títulos, no han cedido ante la tentación y han mostrado honorabilidad ante sus propios campeones.
A los demás, dejen de humillar a sus propios campeones. ¡Paren la creación de títulos! Pónganse a trabajar y recuperen sus principios. El boxeo lo vale y lo demanda.