Carlos Utria se enfrentará este 20 de diciembre en Riad a Mujibillo Turzunov en la final del Grand Prix de los superligeros.
Carlos Utria (13-0, 11KOs) se enamoró del boxeo por las películas de Rocky y Creed. Con 12 años un amigo con más experiencia lo golpeó en la nariz, se enfureció tanto que le respondió con un “palo en la espalda”. Su papá, molesto por esa acción antideportiva de su hijo, decidió llevarlo a un gimnasio para que aprendiera a defenderse. Por primera vez, Utria sintió que encajaba en un lugar y, 10 años después, está en la final del Grand Prix de peso superligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).
La figura de Soplaviento, en Colombia, se medirá este 20 de diciembre en Riad al uzbeco Mujibillo Turzunov (9-0, 2KOs). “Siempre soñé con entrar en un torneo así. Habrá una guerra. Yo no soy partidario de los que dicen que el nocaut llega solo porque yo me monto desde que suena la campana en querer arrancarle la cabeza al rival. Mi mentalidad es noqueadora y sin desespero”, señala Utria, quien disfruta el momento, o como él dice: “amando el proceso”.
En una familia rodeada de abogados, contadores y médicos, pero que además les gustaba el fútbol y béisbol, Utria se convirtió en el primer boxeador, remando contra la corriente. En un principio creyeron que el boxeo sería un pasatiempo, sin embargo, Utría confiesa que siempre lo vio como su profesión. “Cuando salía de entrenar llegaba a la casa a ver películas o peleas de boxeo. Cuando estaba en la escuela ya quería salir para irme a entrenar al gimnasio. Y ahora con el paso del tiempo eso no ha cambiado en mí”, confiesa.
Canelo Álvarez es su ídolo
El anhelo de Carlos es emular al mexicano Canelo Álvarez. “Canelo es mi ídolo. Desde que me metí al boxeo veía sus peleas y me han dicho que me parezco a él peleando. Aprendo de todos sus combates. Estuve cerca de conocerlo cuando se estaba preparando para enfrentar a William Scull, pero solo conocí a Eddy Reynoso”, relata el pugilista cafetero, aunque indica que el mexicano le envió un video saludándolo. “No me la creía, todo me ha venido de golpe en menos de un año”.
El Grand Prix le ha abierto a Utria puertas a nivel internacional. Su teléfono ha sonado en varias ocasiones con ofertas de diferentes promotores, pero por lo pronto no se desespera. De esos temas se encargará su papá, Lenin Utria, quien antes era contador pero se enfocó en desarrollar a su hijo y ahora es su entrenador. Por lo pronto su mente está en cómo derrotar a su rival y “amar el proceso”.