El andar arrollador de Red Bull lejos está de ser acompañado por tiempos apacibles puertas adentro del team austríaco. La denuncia que cayó sobre Christian Horner, director del equipo, por parte de una empleada, provocó un terremoto interno de escala alta y las réplicas no cesan. El gigante de las bebidas energizante contrató un abogado externo para que realizara la investigación, que duró ocho semanas, cuyo veredicto arrojó la desestimación de la denuncia, comunicada 24 horas antes del arranque de la temporada en Baréin. Sin embargo, el escueto enunciado publicado por la compañía no despejó las dudas que flotan en el paddock y en Sakhir el tema fue en aumento, tanto que hasta Jos Verstappen, el padre del tricampeón Max, salió con fuertes declaraciones.
"Aquí hay tensión mientras él siga en su puesto”, disparó Jos, sin anestesia, en declaraciones al Daily Mail inglés. Pero no quedó en eso, el neerlandés, con pasado como piloto de F1, agregó: “El equipo corre el riesgo de desintegrarse. No puede seguir así. Explotará. Se hace la víctima, cuando es él quien causa los problemas".
Las declaraciones de Jos que recoge el periódico británico tienen que ser anteriores a la carrera del sábado que abrió la agenda 2024 del Mundial y que fue ganada por Max. Porque en la noche bahreiní, tras la ceremonia del podio, Horner y Verstappen padre se reunieron en el hospitality de Red Bull, a la vista de aquellos que pasaran por la puerta, y el encuentro se cerró con un abrazo.
Horner evitó entrar en detalles de la investigación y solo salió al cruce después de un correo electrónico anónimo que llegó a 100 cuentas en las que se podía ver un dossier de fotos y mensajes de Whatsapp que supuestamente serían los enviados por el pope a la empleada. Nadie pudo dar veracidad al material que recibieron los jefes de equipo de F1, los popes de la categoría, los altos mandos de la FIA y los periodistas con acreditación permanente. Horner solo dijo que eso era falso.
En declaraciones a la cadena Sky sobre si esperaba estar en su cargo en el GP de Arabia Saudita, el director de Red Bull aseguró que “sí, absolutamente. De lo contrario no estaría aquí”.
Consultado Max sobre su jefe, no escatimó elogios: “Cuando miro cómo Christian opera dentro del equipo, ha sido un jefe de equipo increíble. Así que absolutamente, desde el punto de vista del rendimiento, ni siquiera puedes cuestionarlo. De eso también me ocupo yo. Hablo mucho con Christian. Y también, por supuesto, durante todo el fin de semana aquí, él está totalmente comprometido con el equipo”, señaló.
Horner estuvo en Baréin acompañado por su esposa, la exintegrante de las Spice Girls Geri Halliwell, con quien vivió la ceremonia del podio. Con ellos estaba el tailandés Chaleo Yoovidhya, el máximo accionista de Red Bull, cuya fortuna asciende a 33.400 millones de dólares, según Forbes. Esto se puede traducir en una muestra de apoyo del pope de la compañía.
Mientras tanto, el tema no pasó inadvertido para la FIA. Mohammed Ben Sulayem, presidente de la entidad que rige el automovilismo mundial, se reunió con Horner y Stefano Domenicali, CEO de FOM (regente comercial de la categoría). El emiratí no ocultó su preocupación por la situación y señaló en declaraciones al Financial Times: “Esta situación está dañando al deporte a nivel humano”. Desde F1 no hubo ningún comentario.
Desde Red Bull dieron por terminado el tema con el veredicto del abogado contratado, sin embargo, la historia promete seguir sumando capítulos.