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El signo de interrogación de $340 millones de los San Diego Padres: Fernando Tatis Jr. comienza su largo camino hacia la redención

SAN DIEGO -- Fernando Tatis Jr. lucía una camisa polo rojo vibrante y una expresión sombría. Se sentó en la banca de los San Diego Padres, con docenas de cámaras y teléfonos inteligentes lo rodeaban, y habló con remordimiento y aceptación. Dijo que entendía por qué los niños ya no lo admiran, por qué su propio equipo ya no confía en él, por qué los fanáticos pueden dudar de la autenticidad de su grandeza anterior.

Pero Tatis siguió volviendo a un elemento crucial el martes, mientras abordaba públicamente su suspensión relacionada con los esteroides por primera vez: su edad.

No fue una excusa para sus acciones, un intento de racionalizar sus pasos en falso detrás de la ignorancia juvenil, fue un reconocimiento de que podría haber tiempo para compensarlo. Es lo que hace que todo esto sea tan único, tan fascinante y, potencialmente, tan revelador.

"Hay un largo camino por recorrer", dijo Tatis. "Hay un largo camino por recorrer. Voy a recordar cómo se siente esto, y me aseguraré de no volver a estar en esta posición nunca más. Sé que tengo mucho amor que tengo que recuperar. Tengo mucho trabajo que hacer."

Tatis solo tiene 23 años y, sin embargo, ya se ha establecido como una superestrella. Fue el primer jugador en la historia del béisbol en acumular 80 jonrones y 50 bases robadas en los primeros 300 juegos de su carrera, y su comerciabilidad fue igualmente singular. Tatis ya había asegurado acuerdos de alto perfil con Gatorade y Adidas. Fue el atleta de portada del videojuego "MLB The Show 21". Tenía un par de anteojos de sol exclusivos con la compañía 100 Percent y apareció en comerciales de marcas importantes como BMW, Dairy Queen, Jack In The Box y PlayStation.

Su sonrisa, carisma, pedigrí y talento lo convirtieron en el rostro de los esfuerzos de Major League Baseball para atraer a una audiencia más joven. Ahora el brillo se ha desvanecido y la mística se ha empañado. La pregunta que queda: ¿alguna vez se restaurará por completo?