La influencia y el talento de las mujeres cada vez se reflejan más en el producto final y más importante que la NFL ofrece: los juegos que todos los años, cada fin de semana, admiramos durante el otoño e invierno. Incluso, su trabajo puede presumir ya la conquista de un Super Bowl.
El talento de las mujeres en el campo de prácticas y las salas de video es parte ya de varios marcadores finales en la NFL.
La liga tardó en hacerlo, pero ha dado pasos importantes en el tema de la inclusión e igualdad de género desde que en 1983, Al Davis, entonces dueño de Las Vegas Raiders, convirtió a Amy Trask en la primera directora ejecutiva (CEO) de un equipo en la historia de la liga.
Por más de tres décadas, el papel de la mujer en la NFL fue limitado a posiciones ejecutivas, como la de Trask, quien estuvo en su cargo durante 14 años, o de propiedad con dueñas de franquicias como Georgia Frontiere, quien se convirtió en la principal propietaria de Los Angeles Rams tras la muerte de su esposo Carroll Rosenbloom en 1979, o Gayle Benson, quien en 2018, tras el fallecimiento de su esposo Tom, adoptó el mismo rol en los New Orleans Saints y los New Orleans Pelicans de la NBA.
Sin embargo, el talento de las mujeres trascendió los escritorios y juntas de directivos y llegó a los campos de juego. En la temporada 2021, la NFL vio al mayor grupo de mujeres en su historia en puestos dentro de staffs de coacheo alrededor de la liga con 12 involucradas directamente en el desarrollo y desempeño de los jugadores y cuatro réferis.
La influencia del trabajo y capacidad de las mujeres para involucrarse en el futbol americano y en una liga en la que no hace mucho se creía que no había espacio para ellas en los campos de entrenamiento y de juego, alcanzó un hito el domingo 27 de septiembre de 2020, cuando Jennifer King, quien en ese entonces trabajaba como becaria (intern) en el staff del coach Ron Rivera en el Washington Football Team (ahora llamado Washington Commanders), Callie Brownson, jefa de staff de los Cleveland Browns, y Sarah Thomas, quien era parte de la plantilla de árbitros, se encontraron para hacer de ese juego el primero de temporada regular con tres mujeres involucradas.
En 2021, Rivera contrató a King como coach asistente de corredores, lo que también la convirtió en la primera afroamericana en tener un trabajo de tiempo completo como entrenadora asistente en la NFL.
La incursión de 12 mujeres en varios staffs de coacheo y de cuatro mujeres más en las plantillas de árbitros regularmente pasa desapercibida, pero es una prueba tangible de que varios equipos de la NFL han comenzado a valorar el talento sin importar el género y de que no sólo es un acto publicitario para cumplir con alguna cuota de género.
Si alguien sabe algo de esto es Lori Locust, quien comenzó a picar piedra para ser reconocida como coach desde 2008 y su trabajo la ha llevado a convertirse en la primera mujer coach de posición específica en la historia de la NFL, tras ser contratada por los Tampa Bay Buccaneers como entrenadora asistente de línea defensiva en 2019.
Al ver el marcador final de cualquier juego, valdrá la pena recordar que cada vez es más probable que detrás de la victoria de uno de esos equipos esté el trabajo de una mujer cuyo trabajo se refleja en la conquista de un triunfo en el Super Bowl
“Hay algo sobre ser pionera que hace parecer que hago esto por otras razones que sólo entrenar. Por eso no me gusta esa palabra”, dijo Locust a NFL Network sobre su carrera como coach desde el nivel de preparatoria. “Nunca he operado bajo la premisa de, ‘Voy a hacer algo que nadie ha hecho’. Esa nunca ha sido mi motivación. Sólo quería mejorar.
“Quería que los linieros defensivos a mi cargo fueran absolutamente detestables, temibles, que los odiaran en cualquier liga en la que he entrenado y necesitaba saber cómo hacer eso mejor que cualquier otro (coach) contra quien me enfrentara”, agregó Locust.
La intención de Locust, de 57 años, parece hacer eco alrededor de la NFL.
De las 12 mujeres que iniciaron la temporada 2021 en un staff de coacheo en la liga, seis tuvieron un puesto de tiempo completo: King con los Commanders, Brownson con los Browns, Emily Zaler como coach asistente de desempeño de jugadores de los Denver Broncos, Sophia Lewis como coach ofensiva asistente y Maral Javadifar, junto con Locust, como coach de fuerza y acondicionamiento físico de los Buccaneers.
A excepción de Lewis, todas tenían experiencia previa en la NFL como becarias.
El resto del grupo de 12 miembros lo conforman Heather Marini con Tampa Bay; Angellica Grayson con Washington; Katie Sowers con los Kansas City Chiefs; Jada Gipson y Alex Hanna con los Browns y Tessa Grossman con los Cincinnati Bengals y Atlanta Falcons.
Todas llegaron a la NFL en distintos momentos como producto del Programa Bill Walsh de Becas de Diversidad para Coaches. Incluso, Sowers se convirtió en la primera mujer en ser parte de un staff de coacheo en el Super Bowl, cuando trabajaba como coach ofensiva asistente con los San Francisco 49ers. En esa ocasión enfrentaron en la edición LIV del juego por el título de la NFL a los Chiefs, equipo este último en el que Sowers estuvo en 2021.
Sowers no pudo aderezar su hazaña con un anillo de campeonato, pero en la temporada 2020, Locust y Javadifar la consumaron al convertirse en las primeras mujeres en ganar un Super Bowl como parte de un staff de coacheo.
Más allá del trabajo administrativo en la NFL y en el que se han abierto paso a puestos de dirección y hasta gerenciales que influyen la toma de decisiones sobre la conformación de los rosters, las mujeres han comenzado a dejar huella en la manera en que esos rosters funcionan desde la preparación en la pretemporada en los campamentos de entrenamiento, las correcciones y reforzamiento en las técnicas de los jugadores, las estrategias creadas en las salas de video.
Las mujeres no pararán allí. Su meta es influir más de lo que ya lo hacen en la NFL y quizá no pase mucho tiempo antes de que, inconscientemente, sepamos que detrás del marcador final de los juegos está el trabajo de una o varias mujeres.