El siguiente par de semanas serán los días más observados para un receso de temporada en la historia de la NFL. No sucede todos los años que, el mejor jugador en la historia del deporte, queda disponible en la agencia libre.
Por supuesto, nos referimos a Tom Brady, un quarterback seis veces ganador del Super Bowl que, a sus 42 años de edad, no está listo para despedirse de la NFL pese a conquistarlo todo.
No es sencillo encontrar en la historia de la liga un caso similar al de Brady, quien estaría a punto de llegar al mercado abierto. El caso más cercano es el de Peyton Manning, su eterno némesis deportivo, quien se convirtió en agente libre en el 2012. Pero el caso de Manning termina distando mucho, por las circunstancias que le rodearon.
En el 2011, Manning se dirigía a la agencia libre cuando fue designado jugador franquicia por los Indianapolis Colts, firmando eventualmente un contrato por cinco temporadas y 90 millones de dólares en julio de ese año. No obstante, una lesión en el cuello requirió eventualmente un procedimiento de fusión de vértebras para Manning, quien se perdió todo ese año antes de ser cortado por Indy. En el 2012, los Colts eligieron primero global en el draft a Andrew Luck (recomendado por el propio Manning), mientras que el veterano se dirigió a los Denver Broncos donde eventualmente apareció en dos Super Bowls, ganando uno. Antes de decantarse por los Broncos, Manning generó interés significativo de muchos equipos, incluyendo los Miami Dolphins, Houston Texans, Tennessee Titans y Arizona Cardinals, principalmente, de acuerdo a reportes mediáticos.
El caso de Brady con los New England Patriots --el único equipo con el que ha jugado en 20 años de carrera en la liga-- es similar en el hecho de que se trata de un quarterback histórico por donde se le vea, que seguramente hará soñar despierto a más de un gerente general o head coach de la NFL. Sin embargo, las diferencias son todavía más notables. Brady no viene de una lesión grave, no será cortado --se le acaba su contrato--, y no puede ser designado jugador franquicia, gracias precisamente a una provisión en su contrato. Por si fuera poco, las actuales negociaciones en torno a un acuerdo laboral nuevo entre la liga y su gremio de jugadores añaden un elemento adicional de drama al asunto. Discusiones contractuales alrededor de la liga con otros potenciales agentes libres prioritarios, incluyendo a Dak Prescott con los Dallas Cowboys, Jameis Winston con los Tampa Bay Buccaneers y Drew Brees con los New Orleans Saints, parecen estar suspendidas en espera por la resolución del nuevo contrato laboral.
Aun así, eso no ha prevenido que numerosos reportes circulen en torno al futuro del quarterback, a pesar de que ningún equipo, a excepción de New England, puede contactar a su agente antes del próximo 16 de marzo. Es decir, estamos muy, pero muy lejos, de que alguno de los otros 31 equipos pueda hacer una primera oferta de contrato a Brady. De hecho, ni siquiera lo pueden contactar porque sigue bajo contrato con New England hasta el 18 de marzo.
Reportes recientes salidos del Combinado de Talento de la NFL manejaban que el equipo no ha contactado al agente de Brady, Don Yee, para un nuevo convenio. Algunos han querido ver esta situación como una señal inequívoca de que no existe interés por parte de los Patriots de retenerlo, de que no existe interés de Brady por quedarse, o ambas cosas. La realidad podría ser otra. Por un lado, está la mencionada espera por la aparente pronta finalización del contrato colectivo de trabajo --uno que podría establecer nuevas reglas significativas para acuerdos nuevos con jugadores--, y por el otro lado, quizás no haya una prisa real por parte de los Patriots, o de Brady, o de ninguno de los dos, por firmar ningún documento.
Brady nunca ha sido agente libre en su vida. Es claro que conocer cómo se valoraría en el mercado abierto --en términos financieros-- le es muy útil como herramienta para negociar. Para los Patriots, permitir a Brady explorar otras avenidas también puede servir, para que el quarterback pondere lo que ganaría en otro sitio, pero perdería en New England, en caso de emigrar.
Otro de los argumentos que parecen repetirse a lo largo de los reportes mediáticos en torno a una potencial salida de Brady de New England tiene que ver con el dinero. Francamente, creo que este es el argumento más débil para apoyar su salida. Todos sabemos que en el pasado, Brady ha renunciado a buscar contratos que dicten el mercado para su posición, prefiriendo ayudar al equipo contra el tope salarial con tal de que New England pueda retener a jugadores clave en otras posiciones. A lo largo del tiempo, esa estrategia ha redituado en nueve apariciones al Super Bowl, con seis anillos. ¿Hemos de creer que, repentinamente, lo más importante para Brady es ser el quarterback mejor pagado de la liga? Quien diga eso no conoce muy a Brady, y su incansable competitividad. A Brady no le hace falta, ni le hará falta dinero. Ya es el jugador más ganador en la historia del Super Bowl y si algo lo empuja a seguir jugando hasta los 45 años, como ha dicho reiteradamente que es su expectativa, es seguir cosechando anillos. Pensar que dejaría New England porque en otro lado le pagarían mejor carece de lógica, si nuestra referencia es el pasado reciente.
Nadie está diciendo que Brady no merece estar entre los mejores pagados en la liga, y nadie puede dudar de que, al final del día, lo será, sea en New England o en otra franquicia. Pero lo que es una certeza es que los billetes no lo moverán.
Otro de los argumentos que hemos visto repetirse en los medios es la especulación de que Brady pensaría que los Patriots no han hecho lo suficiente para arroparlo con talento a su alrededor con ese dinero que el quarterback ha dejado sobre la mesa. Tampoco puedo decir que estoy seguro de que sea el caso. Sí, la posición de ala cerrada fue una debilidad notoria en la plantilla de New England en el 2019, después del retiro de Rob Gronkowski, pero nadie puede alegar que los Pats se sentaron cruzados de brazos después de conquistar el Super Bowl LIII.
El equipo retuvo a al receptor abierto Josh Gordon, como agente libre restringido, colocándole una oferta calificada de segunda ronda, a pesar de que estaba suspendido por la NFL, y no existía ninguna certeza de cuándo podría volver a la NFL, o si regresaba, de plano. El equipo también invirtió su selección de primera ronda en un receptor abierto, N'Keal Harry de Arizona State, y firmó al novato no reclutado Jakobi Meyers, quien hizo mucho ruido durante el campamento de entrenamiento del club. Luego, el equipo apostó por el que quizás deba ser considerado el receptor abierto más talentoso de su generación, Antonio Brown, tras ser liberado por los Oakland Raiders. Finalmente, el equipo entregó una selección de segunda ronda --un pago considerado desde el inicio bastante alto-- a los Atlanta Falcons por el receptor abierto Mohamed Sanu a media temporada.
Ninguno funcionó.
Harry batalló contra lesiones e inconsistencia durante toda la temporada. Brown fue despedido una vez que se revelaron acusaciones de orden sexual en su contra. A Meyers pareció acabársele la magia cuando empezó la temporada regular. Gordon se lastimó a media temporada y eventualmente fue cortado, y Sanu nunca terminó por acoplarse a lo que la ofensiva exigía de él. La ofensiva de los Patriots vino de más a menos confirme transcurrió el año, al final quedó Julian Edelman como la única opción consistente al ataque. Y, por si fuera poco, el mítico "muro del segundo año" contra el cual se estrelló el corredor Sony Michel tampoco ayudó, como tampoco una nueva lesión al tackle izquierdo Isaiah Wynn, reclutado en la primera ronda del 2018 junto a Michel. La baja por lesión del fullback James Develin suele ser olvidada, pero tuvo un impacto mayúsculo al ataque. Pero nadie puede decir que la gerencia no buscó armas para Brady. Así como hay años donde todo parece funcionar, también los hay cuando nada parece salir bien, y ni siquiera es éste el caso. Los Patriots cuentan con el mejor esquinero en la NFL en Stephon Gilmore --Jugador Defensivo del Año reinante--, y Jamie Collins impuso marcas personales en intercepciones y capturas en su regreso a Foxborough después de una escala con los Cleveland Browns.
La pregunta clave que hay que hacerse aquí es la siguiente: ¿tiene Brady mejores oportunidades de ganar otro Super Bowl fuera de New England?
Los equipos que más comúnmente han sido vinculados con un interés serio por Brady en los reportes mediáticos, incluso en esta etapa prematura donde, como dijimos antes, ningún equipo puede contactar a ningún jugador bajo contrato --por lo que todo se reduce a especulaciones-- serían los siguientes: Titans, Las Vegas Raiders, Cowboys, Colts y San Francisco 49ers. Cada uno de ellos presenta sus pros y contras, los cuales tocaremos a continuación:
Tennessee alcanzó el Juego de Campeonato de la AFC el año pasado, dejando en el camino a los Patriots en Foxborough. El head coach Mike Vrabel fue ex compañero de Brady con los Pats, y el gerente general Jon Robinson se formó como visor en New England. ¿Ofrecen los Titans la mejor posibilidad para que Brady vuelva a levantar un Trofeo Vince Lombardi? Lo dudo. Sí, vienen de una temporada donde se les alinearon las estrellas en la segunda mitad de la campaña, pero francamente no veo en los Titans una mejor defensiva que la de los Patriots. Ofensivamente, todo indica que podrían perder al tackle Jack Conklin en la agencia libre, y el equipo desembolsará mucho dinero en un nuevo contrato para el corredor Derrick Henry. Este equipo aguantó mucho tiempo al quarterback Marcus Mariota, quien finalmente perdió la titularidad el año pasado ante Ryan Tannehill, quien superó toda expectativa. Ambos son agentes libres. Sumar a Brady significaría perder a Tannehill, quien buscará una oportunidad para iniciar. Tennessee sabe que la ofensiva puede funcionar, hasta cierto, punto, con Tannehill y Henry como pilares, pero renovar a ambos será todo un reto financiero. Sumar a Brady y renovar a Henry sería un reto mayor, porque Tannehill costaría mucho menos. No es imposible, pero agregar a Brady sería una solución a corto plazo --por más que fuera una gran solución-- para un equipo que no ha tenido a un quarterback franquicia desde Steve McNair. Hay jugadores jóvenes interesantes en este equipo, pero tampoco existe un arsenal ilimitado a la ofensiva. Esta es la teoría que apoya mi compañero John Sutcliffe como destino, y no hay forma de negar que Tennessee sería un mejor contendiente con Brady en los controles, pero, ¿sería un ascenso para Brady sobre lo que le ofrecen los Pats? No estoy convencido del todo, como tampoco estoy convencido del todo que estos Titans del 2019 no fueron un "One hit wonder".
Para los Raiders, la temporada del 2020 versará sobre establecer su identidad como el equipo de la ciudad, y un rostro tan familiar como el de Brady podría ayudar mucho. Hay jugadores jóvenes interesantes, particularmente el corredor Josh Jacobs, pero esta plantilla todavía es más débil que la de Tennessee. Peor aún, la carencia más visible para Las Vegas está en sus receptores abiertos, aunque la defensiva también adolece de jugadores que puedan marcar el rumbo de los partidos de manera consistente. Se trata de un equipo en franca reconstrucción, y no estoy seguro que Brady, quien solo piensa en ganar campeonatos, esté dispuesto a unirse a un proyecto que, por su naturaleza, llevará algo de tiempo. Tanto el head coach Jon Gruden como el gerente general Mike Mayock han ofrecido su respaldo públicamente al quarterback Derek Carr, quien estableció varias marcas personales en el 2019, aunque en el negocio de la NFL, la lealtad es cosa frágil.
Los rumores en torno a los Cowboys nacieron a partir de comentarios de Michael Irvin durante la semana del Super Bowl, donde relataba que otras personas le habían confesado que se trataba de una posibilidad. Más tarde, Irvin salió a aclarar que ninguna de sus fuentes trabajaba para la organización, lo que le sacó mucho aire a esos rumores. Después, el propietario y gerente general Jerry Jones declaró públicamente que Prescott es su quarterback, y aunque el equipo no ha tenido gran contacto con el agente del pasador, Todd France, se espera que eventualmente Dallas le ponga el cerrojo. No olvidemos que Dallas sí puede comprar tiempo para conseguir un acuerdo a largo plazo con Prescott a través de la etiqueta de jugador franquicia y que, como en el caso de Brady, parte de la razón por la espera prolongada tiene que ver esperar a ver lo que sucede con el acuerdo laboral.
Indianapolis parecía ser el destino preferido de algunos observadores de la liga --hasta que apareció Tennessee en el panorama-- para Brady. Se trata de un equipo con un número importante de piezas jóvenes a ambos lados del balón, que además cuenta con mucho espacio bajo el tope salarial. El regreso de Anthony Castonzo --quien contemplaba el retiro-- es buena noticia, aunque el tackle izquierdo todavía necesita un nuevo contrato. No obstante, los Colts todavía parecen estar en modo de reconstrucción, en cierto sentido, y las armas por aire no son precisamente para presumir, después de T.Y. Hilton. Indy se desplomó en la recta final de la campaña y se quedó mirando los playoffs desde casa. ¿La llegada de Brady, por sí sola, sería suficiente para catapultarlos a lo más alto de la AFC? Tengo mis dudas.
Finalmente, llegamos a los campeones reinantes de la NFC, Niners. Este equipo podría ofrecer los mejores argumentos a favor, es cierto, pero también enfrenta los mayores obstáculos. Brady es originario del norte de California, y creció como aficionado de los 49ers en los 1980s. El equipo viene de una aparición de Super Bowl, gracias en parte, a la plantilla más completa --o con menos huecos, si se quiere-- de la liga. Si hay un equipo en la lista potencial de quienes podrían pujar por Brady donde la plantilla ofrezca una mejoría sustancial sobre lo que tiene en New England, es éste. Sin embargo, los Niners están extremadamente apretados contra el tope salarial, y para preservar esa talentosa plantilla habrá que realizar algunos sacrificios, probablemente. San Francisco se prepara para otorgar nuevos contratos a los estelares George Kittle y DeForest Buckner, y eso podría poner en peligro la continuidad de jugadores clave como Tevin Coleman y Kwon Alexander. Todavía más importante, están por convertirse en agentes libres Arik Armstead, Emmanuel Sanders y Jimmie Ward, y todo indica que renovar con los tres será una tarea imposible. Por último, sumar a Brady tendría que significar cortar a Jimmy Garoppolo, porque el equipo no va a poder pagarle a dos quarterbacks un combinado de 55 a 60 millones de dólares en el 2020. Aunque su golpe contra el tope salarial por concepto de dinero muerto sería relativamente bajo --4.2 millones de dólares--, deshacerse de él significaría para San Francisco volver a buscar quarterback en un par de años, cuando Brady decida retirarse. Por si fuera poco, y esto es importante para un equipo con limitaciones contra el tope salarial, quedarse con Garoppolo como titular para el 2020 sería a cambio de un golpe contra el tope salarial de 26 millones de dólares, relativamente bajo con lo que representaría el impacto de Brady, porque lo más pesado del contrato de Garoppolo ya se ha pagado. En este punto, simplemente parece que las finanzas no cuadran para los Niners.
De regreso a Foxborough, hay que reconocer que Brady no va a encontrar un mejor head coach que Bill Belichick en otro sitio. Reportes sobre una relación en deterioro pueden ser perfectamente ciertos, pero nadie mejor que ellos dos entiende que no necesitan ser amigos para ser exitoso juntos. La NFL es, ante todo, un negocio donde lo más importante es ganar. Y si miramos la plantilla, nombres como Edelman, David Andrews, Matthew Slater, Dont'a Hightower y Patrick Chung aseguran la subsistencia del exitoso "Patriot Way". Para los Patriots, la motivación para retener a Brady también está allí, y no solo tiene que ver con su historial juntos.
Jarrett Stidham no dio la menor indicación de que puede ser el heredero a futuro de Brady en las oportunidades que tuvo durante la campaña regular, e incluso fue enviado a la banca en favor de Brady, después de reemplazar a Brady, en un partido que ya tenían en la bolsa los Patriots durante la campaña. Pero para un equipo que usualmente aspira a no entregar contratos de gran magnitud --siendo los acuerdos de Gilmore y Gronkowski excepciones notables--, es imprescindible mantener en plantilla a Brady, un nombre que puede convencer a otros agentes libres de probar suerte en New England dejando dinero en la mesa en otros lados. Perder a mejor carta de presentación significaría para New England convertirse en un equipo del montón --uno que además no carga con la mejor reputación en cuanto al ambiente de trabajo--, y la consecuencia es que podrían tener que recurrir a algo que usualmente está reservado para equipos de la parte baja de la tabla como los Jacksonville Jaguars o New York Jets: pagar de más en la agencia libre. Este es uno de los aspectos en los que Brady beneficia más a los Patriots, de los que no se suele hablar suficiente.
Esperar a la apertura del mercado abierto tiene todo el sentido del mundo para Brady, quien evidentemente busca fortalecer su posición en la mesa de negociaciones. El día de ayer, dijo vía livestream de Instagram a Dana White, presidente de la UFC, que estaba tomando el proceso de la agencia libre con paciencia. También tiene sentido para los Patriots esperar al nuevo acuerdo laboral. Hasta ahora, ningún otro equipo de la NFL se les ha adelantado en charlas con Brady, porque simplemente es imposible.
Quizás tiene que ver con el lado nostálgico en mí, pero me cuesta trabajo imaginar a Brady en un uniforme que no sea el de los Patriots, por más que otras leyendas del juego han cambiado sus colores en el pasado. Tampoco soy el único que piensa así. Hasta el día de hoy, las casas de apuestas en Las Vegas están favoreciendo, todavía, las probabilidades de que Brady se quedará en Foxborough.
Pero, por las razones expuestas arriba, todavía creo que TB12 será el quarterback titular de New England cuando llegue la jornada inaugural de la temporada del 2020.