En "Los Balones Sueltos de la Semana", examinamos cómo los Lions tornaron una mala situación en su peor versión posible, con respecto a uno de sus jugadores históricos
Llegaron los primeros recortes de plantilla alrededor de la NFL, reduciendo los equipos esta semana sus nóminas de 90 a 85 jugadores. En nuestra columna de esta semana, ponemos atención en dos de esos cortes.
Hablando de atención especial, los oficiales de la NFL lo harán con respecto a una conducta muy específica durante los partidos, y este énfasis ya ha comenzado a mostrarse en los partidos de pretemporada.
Desafortunadamente, también estamos en la época en que los equipos comienzan a colapsarse, incluso antes de enfrentar partidos de temporada regular, debido a las lesiones, y uno de los equipos neoyorquinos es el primer en sufrir una baja realmente serie en lo que va del verano por este motivo.
Un poquito más de clase por favor, Detroit Lions
Salir a decir a los cuatro vientos, "Soy un hijo de p---, es el mejor modo de decir las cosas", francamente no hace nada en lo absoluto para remediar una terrible falta de clase del head coach Dan Campbell y de la organización en general.
Los Lions cortaron hace unos días a Don Muhlbach, el centro largo en equipos especiales. Seguro, estamos en plena época de recortes de plantilla, y Muhlbach es un jugador de 40 años de edad en una liga donde cuatro décadas pueden considerarse cuatro siglos.
El problema es que Muhlbach, incluso desde una posición con tan poco reconocimiento, ya era una leyenda del club, con la segunda mayor cantidad de temporadas disputadas para una de las franquicias más añejas en la liga, y que su despido llegó en el día de su cumpleaños.
Desde el punto de vista deportivo, hay un millón de razones por las que Detroit podría querer seguir adelante sin Muhlbach --quien llegó a ser compañero de equipo de Campbell en el vestidor de los Lions--, comenzando por el tema del dinero. Los Lions renovaron a Muhlbach con un contrato de una temporada y 1.175 millones de dólares en marzo pasado, pero ahora parecen estar satisfechos en la posición con Scott Daly y sus 660,000 dólares para la campaña.
Pero, si Detroit esperaba hacer este cambio, ¿por qué no hacerlo desde hace una semana, o dos? O, ¿por qué no esperar hasta el siguiente recorte, cuando las plantillas se reducen de 85 a 80 elementos? ¿En verdad era esencial dejar desempleado al jugador con la segunda mayor cantidad de años de servicio para el club, en el día de su cumpleaños?
Nunca es agradable dejar a alguien sin empleo, pero 17 años de servicio --los más recientes como uno de los capitanes del club-- en una liga que literalmente se devora a los jugadores, deben ser suficientes para ganarse una despedida un poco menos indigna, ¿no? Con razón Calvin Johnson --recientemente enaltecido al Salón de la Fama-- reiteró hace poco que no tiene ninguna prisa en buscar al club para reparar una relación fracturada.
Esperen, porque todavía hay más.
Como si no fuera suficiente el 'detalle' de cortar a Muhlbach en ese día preciso, Campbell empeoró las cosas señalando en ese momento, "Por raro que suene, eso no significa que fue superado [en la competencia por el puesto. Daly está aquí y todavía debe competir por un puesto y él lo sabe, así como todos los demás en esta plantilla".
En otras palabras, ¿los Lions --bajo el mando del nuevo head coach, Campbell-- enfrentarán la temporada del 2021 con una plantilla en la que los recortes no dependen de si un jugador es o no superado en la competencia por el puesto?
Buena suerte con eso.
Llegó la primera gran lesión del verano
No todos los jugadores son iguales. Hay titulares y hay suplentes. Hay jugadores que comandan la atención de los coordinadores rivales, y hay quienes determinan las jugadas que mandan los coordinadores propios. En atención a ello, no todas las lesiones son iguales, tampoco.
Los New York Jets contaban con que Carl Lawson fuera uno de esos jugadores que, por su habilidad, ayudaran a determinar lo que el equipo podía hacer a la defensiva, además de influir en los esquemas de bloqueo de las líneas ofensivas contrarias. Luego de sufrir una rotura de tendón de Aquiles, Lawson deberá esperar a debutar para los Jets hasta el 2022.
Lawson firmó apenas en el pasado receso de temporada con la escuadra neoyorquina como la gran contratación de agencia libre, acordando por tres años y 45 millones de dólares, luego de una estadía destacada con los Cincinnati Bengals donde calladamente se convirtió en su mejor cazador de quarterbacks exterior. Después del tackle Quinnen Williams y el safety Marcus Maye, lo proyectábamos como el tercer jugador defensivo más importante para los Jets, incluso sobre el linebacker C.J. Mosley.
Las lesiones son parte del juego, desafortunadamente, y venimos de una temporada en la que da la impresión que la colección de grandes nombres que no jugaron o vieron cortadas sus campañas por lesión fue inusitadamente grande. Después de Lawson, vendrán más lesiones, involucrando a más equipos. Es momento de mantener los dedos cruzados para que la cuenta de este año no sea tan onerosa en este rubro.
Como bien recordó Jerry Rice en su charla exclusiva con Miguel Pasquel del día jueves, citando al gran Bill Walsh, también la suerte juega su papel, cuando se trata de lesiones.
¿Énfasis arbitral adecuado?
La NFL ha dejado en claro que habrá un énfasis especial para marcar las penalidades por provocación a un rival en el terreno de juego. No se trata de un cambio de regla, o introducción de una regla nueva, sino prestar atención a una norma ya existente.
Después del partido de pretemporada entre los Indianapolis Colts y Carolina Panthers del pasado domingo, cuando Benny LeMay de Indy se levantó visiblemente prendido después de arrastrar a múltiples compañeros y oponentes alrededor de 8 yardas, se marcó un castigo por provocación que típicamente no hubiéramos visto en años anteriores.
Taunting is a huge emphasis by the referees this season. Benny LeMay with great effort. However, he was flagged for taunting after the pay.
— Allen Lively (@AllenLivelyLOF) August 15, 2021
#Panthers 15 @ #Colts 10#NFL pic.twitter.com/II3ejx9NzT
La pretemporada lo es para coaches y jugadores lo mismo que para oficiales, y es el momento en que las cuadrillas comienzan a poner en práctica lo que veremos a lo largo de la campaña. En este caso, no me encanta.
Entiendo que se debe castigar cuando un jugador se pasa de la raya y cae en lo antideportivo, pero provocar a un rival, metértele abajo de la piel con charla basura o gestos, siempre ha sido -- hasta cierto punto-- parte del juego. Se trata de conductas con las que típicamente no tengo gran problema, y me remito al pasado Super Bowl, cuando penalizaron al safety Antoine Winfield Jr. celebró en la cara de Tyreek Hill un pase defendido con el mismo gesto con que Hill celebra usualmente cuando se escapa de los backs defensivos, y que le aplicó al mismo Winfield durante la temporada regular. El énfasis de la liga en la aplicación de esta regla puede rastrearse directamente a esta jugada, que ocurrió en el escenario más grande todos.
I'm applauding this level of petty from a rookie in the super bowl 10/10 times, sorry pic.twitter.com/JyfxHNzg9I
— Austin Gayle (@PFF_AustinGayle) February 8, 2021
winfield was tryna get him back for this im gone pic.twitter.com/6nq23aOYXV
— Raza (@razau__) February 8, 2021
Para ser honesto, hay numerosos aspectos en la oficialización del juego que necesitan mucho mayor trabajo que estos castigos, comenzando por seguir puliendo el tema de la revisión en video, los casos en que debe o no aplicarse, y definir si se requiere o no un oficial adicional sobre el terreno de juego o en un palco para llevar el control de un partido.
¿Dónde ha fallado Josh Rosen?
No debe sorprender a nadie que los San Francisco 49ers cortaron a Josh Rosen en la semana. Después de todo, están más que armados en la posición de quarterback con el veterano Jimmy Garoppolo y el novato Trey Lance en las dos primeras posiciones de la plantilla, y Rosen sufriendo problemas en las prácticas, de acuerdo al propio head coach Kyle Shanahan.
Lo que debe sorprender es la trayectoria en picada que ha sufrido Rosen, después de quedar fuera de su cuarto equipo de NFL en tres años en la liga, luego de ser elegido con el décimo turno global del Draft 2018.
Entiendo que Rosen llegó con interrogantes de carácter a la NFL, y está bien. Seguramente, esa parte de su personalidad le ha jugado en contra a lo largo de las tres temporadas pasadas. Sin embargo, es increíble que eso no le haya jugado en contra cuando el todavía gerente general de los Arizona Cardinals, Steve Keim, quien --de un modo inverosímil-- ha salido sin un raspón de la implosión que supuso para sus Cards invertir una selección tan alta en Rosen, solo para deshacerse de él un año más tarde a un precio altamente descontado, vía canje a los Miami Dolphins.
Aquí, hay una interrogante enorme, con dos caras tan opuestas como una moneda.
¿Cómo es que un pasador con tanto talento natural como Rosen no logra quedarse en una plantilla de NFL, ni siquiera como tercer pasador, después de ser elegido tan alto en el draft?
¿Cómo es que un pasador sin talento suficiente para quedarse en una plantilla de NFL con el sueldo mínimo como tercero en el orden, logra convencer a un gerente general de la liga en invertir la décima selección del draft en él?