Con la segunda mayor cantidad de dinero garantizado en la historia de la liga, y el segundo mayor promedio anual, llegan también muy altas expectativas para el pasador de Arizona
TEMPE -- Kyler Murray finalmente obtuvo el contrato que deseaba este jueves, y los Arizona Cardinals finalmente consiguieron la estabilidad de quarterback que buscaban por décadas.
Los Cardinals no tuvieron alternativa.
La extensión por cinco años de Murray, por 230.5 millones de dólares, incluyendo 160 millones garantizados, lo mantendrá bajo contrato hasta la campaña del 2028. Si juega la totalidad del convenio, se convertirá en el segundo quarterback de mayor tiempo con el equipo en la historia de la franquicia, detrás de Jim Hart, quien jugó 18 temporadas para los St. Louis Cardinals desde 1966 a 1983.
Es uno de los motivos principales por la que Arizona se vio obligado a brindarle ese contrato a Murray.
La estabilidad y longevidad en la posición de quarterback han sido tema para los Cardinals desde su mudanza a Arizona en 1988. Carson Palmer y Kurt Warner jugaron, cada uno, cinco temporadas para Arizona, y Jake Plummer jugó seis. Murray puede cambiar esa narrativa, y los Cardinals lo sabían.
También, Murray.
En teoría, los Cardinals tuvieron alternativas cuando se trató de Murray. Pudieron haber esperado a ver cómo jugaba el dos veces seleccionado al Pro Bowl esta temporada, y luego descifrar su situación contractual durante el receso de campaña del 2023. O, podían haber decidido seguir adelante sin él. En realidad, la espera no era viable.
Uno de los mayores riesgos en la NFL es buscar detrás de la puerta N° 2, especialmente cuando se trata de quarterbacks. Arizona podría haber seguido adelante sin Murray y reclutado a un quarterback, firmado a un veterano en la agencia libre, o optado por alguna de las alternativas en plantilla, pero eso hubiera mantenido a los Cardinals en el mismo círculo de mediocridad.
Murray tenía toda la ventaja cuando llegó el momento de su contrato. Murray jamás mencionó un boicot, pero el head coach Kliff Kingsbury se preocupó durante el minicampamento de junio, de que hubiera esa posibilidad. Murray y su equipo sabían toda la historia de Arizona y lo que ya había hecho por la franquicia, conduciéndola a una mejoría año con año con año, después de tocar fondo en el 2018, con una marca de 3-13. Esa temporada condujo a los Cardinals a seleccionar a Murray con el primer turno global del Draft 2019 de la NFL.
Murray no ha sido perfecto en sus tres años con los Cardinals, pero ha sido tan bueno como, si no es que más, cualquier otro quarterback que hayan tenido nunca. Es el único jugador en la historia de la NFL con 70 pases de touchdown y 20 touchdowns terrestres en sus primeras tres campañas. Es el único pasador de los Cardinals en lanzar para al menos 3,500 yardas y 20 envíos de touchdown en tres campañas consecutivas.
Sus 13,266 yardas combinadas por pase y por tierra son la tercera mayor cantidad en la historia de la liga para las primeras tres campañas de un jugador. Ese total lo ubica solamente por detrás de Andrew Luck y Cam Newton. Sumen sus dos apariciones de Pro Bowl y su trofeo como Novato Ofensivo del Año en el 2019, y los Cardinals le acaban de pagar uno de los mejores quarterbacks en la NFL.
Murray, no obstante, llega con algunas interrogantes. Ha sufrido lesiones en el último par de campañas, impactando no solamente su juego, sino la trayectoria de la temporada de los Cardinals. Un esguince en la parte alta del tobillo la temporada pasada terminó con lo que podría haber sido una temporada de calibre Jugador Más Valioso. Su Total QBR (65.1), porcentaje de pases completos (73 por ciento) y yardas por intento (8.9) en septiembre y octubre de la temporada pasada, estaban todos dentro del Top-5. Por el resto del año, todos esos números cayeron (47.5, 65 por ciento y 6.7, respectivamente).
Kingsbury ha hablado por largo tiempo de que Murray mejore su lenguaje corporal dentro del campo, incluso mostrándole videos de cómo se conducen Aaron Rodgers, Tom Brady y Russell Wilson.
Pese a las preocupaciones a su alrededor, Murray se ha destacado con su juego, sea un corte, una carrera, o un pase. Mostró que puede realizar los lanzamientos difíciles en la pasada temporada, con un porcentaje de pases completos 3.9 puntos por arriba de lo esperado, la segunda marca más alta entre quarterbacks calificados, detrás de Joe Burrow de los Cincinnati Bengals.
La extensión de contrato de Murray viene con expectativas. Arizona ha finalizado sufriendo el último par de campañas, culminando el 2020 al perder cinco de los últimos siete y seis de los últimos nueve, y luego terminando la campaña pasada tropezando en cuatro de los cinco finales, incluyendo una decepcionante vapuleada en la Ronda de Comodines ante Los Angeles Rams.
Para probar que Murray valía su contrato --uno que le da la segunda mayor cantidad de dinero garantizado en la historia de la liga, solo por detrás de Deshaun Watson (230 millones de dólares) y el segundo mayor promedio anual de la liga, solo por detrás de Rodgers (50.3 millones de dólares al año)-- Murray necesita hacer más que solo llevar a Arizona de regreso a la postemporada en el 2022. Necesita ganar un partido de playoffs. Al menos, uno. Eso no será sencillo sin su mejor arma ofensiva, el receptor abierto DeAndre Hopkins, quien está suspendido para los primeros seis encuentros de la campaña, sin mencionar la reciente historia de colapsarse en la recta final de las campañas.
Murray se ganó su dinero y lo iba a recibir, en algún momento.
Ahora, debe demostrar que lo vale.