No tengo duda de que Dak Prescott tiene el carácter para salir adelante de la terrible lesión del domingo en Arlington
En una palabra, así definiría la terrible lesión sufrida por Dak Prescott el domingo en Arlington ante los New York Giants. El fútbol americano es un deporte hermoso, pero también de mucho riesgo. En cada jugada estás expuesto a un golpe que acabe con tu temporada o con tu carrera. No hubo mala intención del jugador defensivo, simplemente la disputa leal por ganar unas cuantas yardas extra.
Muchas cosas vinieron a mi mente en el momento. Recordé de manera instantánea la fractura de tibia y peroné que sufrió Joe Theismann ante Lawrence Taylor en "Monday Night Football". Aquella fue en noviembre de 1985, han ocurrido otras tan graves o más, pero la tengo tan presente porque fue la primera que registró semejante impacto en mi memoria.
Luego recordé uno de los temas más discutidos en la temporada baja: su renovación de contrato. Dak no tiene acuerdo con los Dallas Cowboys para el 2021. Y también vino a mi mente el suicidio de su hermano mayor Jace, ocurrido hace apenas unos meses. Dak reveló que había tenido que lidiar con ansiedad y depresión. Ahora tiene que remontar una fractura y dislocación de tobillo. Peor, imposible.
No tengo duda que tiene el carácter para salir adelante, y también estoy convencido que, si no son los Cowboys, algún otro equipo le pagará el contrato que él quiere. Se le desea pronta recuperación, que regrese al 100 por ciento y que tenga una carrera exitosa en la NFL.
Expresado lo anterior, cuando me preguntan qué tanto impactará las aspiraciones de los Cowboys en esta campaña, mi respuesta es que los alcances de este equipo tan inestable son los mismos. Con Dak podían ganar la división más pobre de la NFL, con Andy Dalton también. ¿Avanzar en los playoffs y acercarse al Super Bowl? No, ni con Dak ni con Dalton, cuando tienes la peor defensiva de la NFL, y una línea ofensiva con suplentes en tres de cinco puestos.
Hasta antes de la lesión, Dak había lanzado para 1,856 yardas y nueve touchdowns, es decir, arriba de 400 yardas en promedio por juego. Eso apenas había sido bueno para ganar un partido, de manera milagrosa, ante los Atlanta Falcons. Los Cowboys no iban por el camino correcto. Ezekiel Elliott sigue siendo su pieza más valiosa al ataque y está subutilizado; no ha superado las 100 yardas terrestres en un solo juego en la temporada. ¿Será que con Dalton se apoyen más en el juego terrestre? Eso ayudará a manejar el tiempo de posesión y que su defensiva no esté tanto tiempo en el campo. Veremos si aplica esa lógica elemental el head coach Mike McCarthy.
Prescott siempre estuvo disponible. Desde que Tony Romo sufrió la lesión que le llevó al retiro en la pretemporada de 2016, tomó la titularidad y no la soltó. Fueron 96 juegos iniciados sin interrupción. El mismo día que Alex Smith regresó de otra brutal lesión, Dak padece este trago amargo. Un ejemplo de tenacidad que el propio Prescott tiene todo para replicar.