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¿Cómo sobrevivió la NFL al 2020? Un millón de pruebas COVID-19, 100 millones de dólares y cero partidos cancelados

La NFL completó su temporada del 2020 sin la cancelación de un solo juego, y ahora viene evaluar las lecciones para preparar la campaña del 2021

Nota del editor: Esta historia se publicó originalmente el 29 de enero, pero ha sido actualizada y republicada después del Super Bowl LV, partido final para la campaña del 2020.

El quarterback de los Kansas City Chiefs, Patrick Mahomes, sometió a su barbero a una prueba de COVID-19 para cerciorarse de un corte seguro. Luego, se refugió en un juego de 'Uno' como forma de entretenimiento nocturno.

El ex quarterback de los Detroit Lions, Matthew Stafford, pasó una semana aislado en un hotel, transportado por avión privado a Minneapolis, e inició un juego sin una sola repetición en una práctica.

Michael Dunn, un liniero ofensivo de los Cleveland Browns, se preparó para un juego de playoffs realizando ejercicios en el estacionamiento de un edificio de departamentos. Su novia le ayudó, llamando señales falsas.

Así fue. Los Denver Broncos convirtieron a un receptor abierto de escuadra de prácticas a quarterback titular con un día de aviso. El quarterback de los New York Jets, Sam Darnold, metió a su familia extendida en los protocolos de la NFL para poder visitarlos en Navidad. Los grupos de coaches alrededor de la liga planearon para los juegos de modo virtual por meses, incluso cuando estaban sentados en oficinas contiguas en las instalaciones de los equipos. E incluso, dos head coaches observaron partidos desde casa, mientras que coaches interinos se ocuparon del timón.

Jugadores de la NFL y empleados pusieron sus vidas de cabeza para poder celebrar la temporada del 2020, la cual concluyó el 7 de febrero con el Super Bowl LV. Ellos reprogramaron sus antiguos hábitos de fútbol americano, suspendieron su sentido de igualdad competitiva, y aceptaron con brazos abiertos una versión turbocargada de los esfuerzos de mitigación de COVID-19 que el resto del país había sido indicado sugerir.

Los resultados fueron mejores de lo que pudiera imaginarse. Cuando los veteranos reportaron al campamento de entrenamiento el 28 de julio, los casos positivos en los Estados Unidos ya habían alcanzado los 4.3 millones en los más de cuatro meses desde que la epidemia cambió el modo de vida del país, y más de 140,000 personas habían muerto por el virus. A nivel nacional, los casos ya han superado los 27 millones. Muchos cuestionaron la viabilidad de completar una temporada completa, y esas preocupaciones solamente crecieron cuando un brote golpeó a los Tennessee Titans en la Semana 4. Pero, al final, la NFL solamente pospuso cinco de sus 256 partidos de temporada regular, permitiendo a los brotes correr su curso, y movió otros 10 juegos para acomodarlos, pero no se canceló un solo encuentro. ¿Cómo lo hizo la liga?

Respaldada por una inversión que fuentes dijeron excedió más de 100 millones de dólares, la NFL y NFL Players Association construyeron un sistema de control de infección tan robusto que presentaron múltiples publicaciones científicas para recomendar aplicaciones fuera del fútbol americano, incluyendo uno que fue publicado en mes pasado por los Centers for Disease Control and Prevention (CDC).

La positividad general a lo largo de la liga fue de apenas 0.076 por ciento desde el 1° de agosto --726 infecciones entre las 959,860 pruebas en un promedio de unos 7,500 empleados por semana-- fue mucho menor al promedio nacional de 6.8 por ciento a lo largo de un periodo similar, según datos compilados por el proyecto de rastreo de The Atlantic. Incluso, mientras los Estados Unidos sufrieron su peor crisis de salud pública en un siglo, hubo reportes públicos de solamente tres empleados de la NFL hospitalizados: un coach, un jugador, un réferi. "Nuestras instalaciones de NFL y de equipo fueron algunos de los ambientes más seguros posibles en esas comunidades respectivas a lo largo de la temporada", dijo en entrevista con ESPN el Dr. Allen Sills, jefe médico de la NFL.

El esfuerzo fue cansado, pero podría tener que ser repetido, al menos de manera modificada, la temporada entrante, dependiendo de la aplicación de vacunas en el país y el rastreo del virus en los siguientes meses. De cualquier modo, la pandemia empujó a una liga que típicamente se mueve lento, a una era de innovación que tendrá impacto por varios años a futuro.

"Se requirió un esfuerzo concertado por parte de todos de estar bien con que las cosas se hicieran de modo diferente", dijo el presidente de la NFLPA y centro de los Browns, JC Tretter. "Superar el hecho de que había que hacer las cosas de modo diferente y luego hacerlas del modo correcto. Y, como sabemos con el COVID, si hubiera incluso una posibilidad de que alguien no se adhiriera a ello, nos iba a costar".

La historia de la NFL hizo que la decisión inicial de jugar en medio de la pandemia luciera "sospechosa" para algunos en la comunidad de la salud pública, de acuerdo a Eric S. Rubenstein, profesor asistente de epidemiología en la Boston University School of Public Health. "Pero, al final", sostuvo, "la falta de comorbilidad seria y enfermedad es evidencia de que lo que realizaron funcionó para las personas de quienes se preocuparon".

Valorando el riesgo

Al inicio de la pandemia, la pregunta fundamental alrededor de los expertos de la salud era si debían jugar, tanto como si podían encontrar el modo de jugar. ¿Pondría en riesgo a jugadores, coaches y sus comunidades? ¿Absorbería recursos médicos que debían ser dirigidos a ciudadanos más vulnerables?

El director ejecutivo de la NFLPA, DeMaurice Smith, batalló con el tema desde puntos de vista éticos y morales. "No hacemos nada a cualquier costo", determinó.

Sills, un neurocirujano contratado por la NFL en el 2017 en buena medida para encargarse de sus protocolos de conmociones, dijo que se le aseguró por parte de los propietarios y el comisionado Roger Goodell que "si en algún punto yo sentía, o cualquiera de nuestros asesores sentía, que no era seguro continuar, entonces ciertamente estaban preparados para tomar acción respecto a ello".

Más ampliamente, Sills agregó que el trabajo de un médico es, en parte, "ayudar a que los pacientes coexistan con la enfermedad o incapacidad mientras intentaban avanzar con sus vidas. Esa es la naturaleza de la práctica médica. A veces, es una enfermedad de corto plazo limitada por sí misma, quizás una enfermedad viral de corto plazo o un problema de espina dorsal de corto plazo, un disco herniado, por ejemplo. Otras veces, es una enfermedad crónica. Así que, como médicos, llegamos con la filosofía de que deseamos que nuestros pacientes disfruten de las cosas que son significativas en su vida, al mismo tiempo que atendemos esas condiciones o mitigamos cualquier riesgo de lesión o incapacidad. Así que, creo, tomamos la misma estrategia aquí".

Al final, la NFL y NFLPA posiblemente protegieron a sus empleados y miembros mejor que si hubieran cancelado la temporada y dispersado a todos a sus respectivas comunidades. Estuvieron altamente motivados, por supuesto, y gastaron millones de dólares para cerciorarse de no perder los miles de millones que llegan con una temporada completa de 17 semanas. Los contratos de televisión de la NFL acumulados valieron más de 10 mil millones de dólares en el 2020.

Cuando su temporada terminó en enero, de hecho, el receptor abierto de los Seattle Seahawks, Tyler Lockett, expresó incertidumbre respecto a su vida sin las protecciones inherentes de la liga.

"Piensas en todas las cosas que hemos pasado este año", dijo. "Tener que ser sometido a pruebas todos los días, teniendo que alejarse de tantas personas como sea posible todos los días, siendo cuidadoso con aquellos a quienes traemos y aquellos de quienes nos rodeamos. Ahora, literalmente debemos regresar a casa, de regreso al mundo real. Es difícil estar en el mundo real cuando hemos estado tan alejados por tanto tiempo, y ahora debemos descifrar cómo vamos a hacerlo, a quiénes vamos a ver, y a quiénes no vamos a ver".

La liga y el sindicato decidieron en la pasada primavera que no deseaban, y no podían lograr, la clase de 'burbuja' que permitió a la NBA, WNBA, NHL y el balompié celebrar temporadas modificadas a lo largo del verano y el otoño. En lugar de eso, asumieron que algunos de sus jugadores y coaches se infectarían y construyeron un plan alrededor de los principios que los oficiales de salud pública han enfatizado: pruebas frecuentes, distanciamiento físico, rastreo de contactos, e aislamiento de individuos infectados, todo mientras se comprometen a los cambios frecuentes cuando eran necesarios.

La liga contactó a BioReference Laboratories Inc., que creó una red de 32 instalaciones para pruebas in-situ y cinco laboratorios alrededor del país para garantizar los resultados de la toma nasal tradicional (PCR) dentro de 24 horas. Adquirió rastreadores electrónicos de Kinexon, requiriendo a cualquiera dentro de las instalaciones del equipo o estadio a portarlos, y se asoció con la empresa de información médica IQVIA para analizar los datos en tiempo real, para hallar contactos cercanos a cualquier infección. En la mayoría de los casos, los rastreadores de contacto podían subir una serie completa de contactos cercanos a un individuo infectado a minutos de recibir notificación de una prueba positiva.

Mientras que la oficina de la liga reorganizó su estructura, moviendo a personal de otros departamentos para servir en un grupo dedicado al rastreo de contactos de 18 personas, cada equipo fue obligado a nombrar a una persona como oficial de control de infección (ICO, por sus siglas en inglés), para servir como persona de contacto. Los equipos alteraron sus instalaciones para asegurar seis pies de distancia entre jugadores en el vestidor y el gimnasio; los equipos en área de clima cálido, como Los Angeles Rams, construyeron salas de reunión temporales a cielo abierto, para minimizar la posibilidad de contagio. La mayoría de equipos duplicó su número de autobuses usados para viajar, y a menudo agregaron a un segundo vuelo charter, todo para facilitar el distanciamiento físico al viajar.

Un punto clave llegó en septiembre, cuando la NFLPA insistió en pruebas diarias a lo largo de la temporada regular para maximizar la posibilidad de detectar la infección de inicio, para evitar que se esparciera en el equipo. Firmados recién firmados, mientras tanto, fueron obligados a entregar pruebas negativas por cinco días consecutivos antes de poder ingresar a las instalaciones del equipo.

"Pienso que, si no hubiéramos realizado pruebas diarias", admitió Smith; "esta temporada no sucede del modo en que sucedió. No hubiéramos encontrado el éxito que encontramos, completando a tiempo".

En el proceso de administrar casi un millón de pruebas a través de BioReference, la NFL y NFLPA insisten en que no afectaron el acceso público. "Hemos creado una cadena completamente independiente de entrega y distribución", explicó Sills cuando se le preguntó sobre el número de pruebas administradas. "En ningún momento, durante toda la temporada, fuimos a buscar pruebas con cualquier agencia de salud u hospital existente... Nuestro programa de pruebas se hizo mediante un laboratorio independiente, con nuestros métodos de entrega y distribución".

Identificar los casos positivos fue apenas el primer paso. El grupo de trabajo de la liga dedicado al COVID-19 no solamente obligó al rastreo de cada infección, sino también buscó identificar las tendencias que podían ayudar a los equipos alejarse de conductas riesgosas. La Dra. Christina Mack, vicepresidente de epidemiología y evidencia clínica para IQVIA y consultora para la NFL, dijo que algunas de las primas fuentes de transmisión de equipo ocurrieron en pequeñas salas de reunión, desde comer y beber juntos, e incluso en la práctica de compartir automóviles para ir a trabajar. Todo eso fue tocado en la revisión de protocolos a lo largo de la campaña.

Adaptación durante la temporada

Otros cuatro puntos de inflexión ocurrieron cerca de media temporada, cuando la liga realizó una cascada de cambios al calendario tras un brote con los Titans.

Primero, la NFL encontró que 90 por ciento de sus infecciones eran visibles en pruebas entre dos y cinco días después de la exposición. También encontró, a través del rastreo de contactos, múltiples casos de transmisión menos de 15 minutos de exposición. Con esa información, creó la clasificación de "alto riesgo" para contactos cercanos, para encontrar otros modos de minimizar la posibilidad de que alguien se infectaría y comenzara a esparcir el virus antes de que apareciera en las pruebas.

En lugar de depender únicamente de la distancia y tiempo de exposición, la estrategia incluyó el lugar, la ventilación, y si la exposición ocurrió con o sin cubrebocas. Un viaje corto en automóvil, sin cubrebocas, por ejemplo, sería de alto riesgo, pero una exposición prolongada en exteriores sin cubrebocas no. Contactos de alto riesgo fueron requeridos a aislarse por cinco días, incluso si habían arrojado pruebas negativas, sin mostrar síntomas. Ese cambio dejó a equipos severamente afectados en partidos --sobre todo en la Semana 12, cuando los Baltimore Ravens enfrentaron a los Pittsburgh Steelers con una docena de jugadores descartados, y los Broncos se vieron obligados a jugar sin ninguno de sus mejores cuatro quarterbacks-- pero cortó la cadena de transmisión.

Más de 40 contactos de alto riesgo eventualmente arrojaron positivo durante su periodo de aislamiento de cinco días, de acuerdo a Sills.

Segundo, la liga comenzó a conducir pruebas de secuencia genómica, un proceso que permite a los científicos entender la estructura del virus en cada infección. En términos prácticos, significa que la liga pudo conocer con un alto grado de confiabilidad si infecciones múltiples en un equipo venían de la misma fuente --y por lo tanto, se estaban contagiando en las instalaciones-- o habían sido adquiridas de diferentes sitios en la comunidad. Esa información dio a la NFL y NFLPA confianza para jugar, incluso cuando equipos arrojaban múltiples pruebas positivas en los días previos a los encuentros.

Tercero, la liga cambió a protocolos intensivos que prohibieron reuniones en persona, requiriendo cubrebocas durante las prácticas y que todas las comidas preparadas en las instalaciones fueran para llevar, entre otras cosas.

Cuarto, participó en el proceso de desarrollo de una prueba más precisa a través de Mesa Biotech que sirvió como una media de seguridad suplementaria para días de juego, permitiendo un nuevo acceso de información antes de cerciorarse que los jugadores podían participar.

Llevado más allá, de acuerdo a un artículo publicado por la CDC, esas estrategias tienen amplia relevancia más allá del fútbol americano. Los datos fueron especialmente relevantes porque casi el 40 por ciento de las pruebas positivas en la liga fueron casos asintomáticos durante la infección.

"Aunque los protocolos implementados por la NFL fueron intensos en términos de recursos", según el artículo, "las estrategias como determinar detalles específicos del contacto cercano, además de tiempo y duración, y la creación de un protocolo intenso son aplicables a otros escenarios, incluyendo espacios de trabajo esenciales, instalaciones de cuidado a largo plazo, y escuelas".

'El virus no ha cruzado la línea de golpeo'

Por supuesto, jugar durante una pandemia requiere, al menos, un poco de buena fortuna. En este caso, la NFL se benefició de la inesperada realidad de que los juegos en sí --eventos de tres horas celebrados en espacios reducidos-- no fueron eventos de contagio. La NFL no tuvo una sola infección rastreada a un partido, según Sills.

"No estoy al tanto de ninguna transmisión en algún evento deportivo en cualquier parte del mundo hasta este momento", agregó. "Esas cosas son, a veces, difíciles de demostrar cuando no se tienen tantas pruebas ni la epidemiología con que contamos, pero ciertamente, del lado de la NFL, no hemos tenido ninguna transmisión en ninguno de nuestros partidos. El virus no ha cruzado la línea de golpeo, hasta donde sabemos".

La explicación más probable, según Sills, era que los jugadores interactuaron durante los partidos con frecuencia, pero por "periodos increíblemente breves". Rastreadores de datos portados durante los partidos mostraron que las interacciones solían ser de 6 segundos o menos. Incluso cuando esos contactos se prolongaron, de acuerdo a Sills, se quedaron muy cortos del tiempo requerido para la transmisión, lo que varía de acuerdo al contexto según el estudio publicado por los CDC.

El tamaño de los estadios y la habilidad para circular el aire en ellos, ya fueran abiertos o techados, ayudó a disminuir el riesgo, también. La NFL sintió suficiente confianza en la ciencia del tamaño del estadio, que permitió a sus equipos trabajar con autoridades locales y estatales para permitir un número limitado de aficionados asistir, en caso de que lo desearan.

Durante la temporada regular, 19 equipos permitieron a 1,181,066 aficionados asistir a juegos, y los Dallas Cowboys contaron por 197,313 de ese total. La NFL dijo que no se reportaron brotes con base en la asistencia en partidos de NFL en ningún lugar del país, pero Rubenstein estuvo entre muchos oficiales de salud pública que cuestionaron la relevancia de ese dato. El rastreo de contactos en los partidos de NFL se dejó en gran medida a las abrumadas autoridades públicas de salud, quienes fueron incapaces de rastrear todas las infecciones.

Rubenstein dijo que fue "irresponsable" permitir a miles de personas, en algunos casos, aglutinarse para los juegos, añadiendo: "Ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia".

Entre el inicio del campamento de entrenamiento y el Super Bowl, al menos 22 millones de persona fueron infectados con COVID-19 a lo largo del país, y casi 315,000 han fallecido. Sills dijo que hubo un número "increíblemente bajo" de casos serios entre los empleados sujetos al programa de pruebas. El corredor de los Jacksonville Jaguars, Ryquell Armstead, el coordinador defensivo de los Broncos, Ed Donatell, y el réferi Clay Martin estuvieron entre el puñado de personas que fueron hospitalizados.

Preocupaciones respecto al potencial de daño al corazón a largo plazo todavía no se resuelven. Cada jugador y empleado infectado se sometió a monitoreo cardiaco, pero Sills dijo "hubo una incidencia increíblemente baja de cualquier tipo de anormalidad cardiaca, y afortunadamente no tuvimos a nadie que tuviera un desenlace severo de ello".

La NFL, de hecho, se ha unido a otras ligas deportivas profesionales para escribir un artículo que Sills dijo demostrará una tendencia similar a lo largo de toda la industria.

La mayoría de jugadores de la NFL son candidatos de relativamente bajo riesgo de enfermedades serias, por la edad y acondicionamiento físico, especialmente después de que 69 eligieran no jugar debido a razones médicas o de otra índole antes de que comenzara. Los New England Patriots lideraron a la liga, con ocho. Pero, la NFL también demostró lo efectiva que era una comunidad bien motivada y fundada para pelear contra el virus, así como la importancia de la importancia de la observancia a las normas.

"Una de las cosas que he dicho reiteradamente, es que creo que la mitigación del riesgo no es complicada", explicó Sills. "No es sencillo, pero no es complicado, Sabemos exactamente lo que se requiere para mantener sana a la gente. Cuando digo que no es sencillo, significa que debes aplicarlo todos los días de manera consistente con todos los miembros de la organización. Si no lo haces, entonces sufrirás vulnerabilidad".

'Te pasa factura'

Como muchos jugadores, Mahomes ha hecho un hábito de cortarse el cabello antes de los partidos. Ese ritual simple requirió trabajo adicional en el 2020. Antes de aventurarse, se cercioró de que su barbero se sometiera a prueba por COVID-19. La barbería también necesitaba estar vacía cuando llegaba, Mahomes dijo a finales de la campaña. Durante la semana previa al Super Bowl, dos jugadores de los Chiefs --el centro Daniel Kilgore y receptor abierto Demarcus Robinson-- fueron requeridos a aislarse por cinco días después de recibir un corte de cabello de un barbero que arrojó prueba positiva por COVID-19. Ninguno de los jugadores se vio infectado.

Rituales post-partido, mientras tanto, quedaron prácticamente disipados. Algunos, como intercambio de jerseys, fueron reemplazados de manera creativa; la NFL se asoció con Tide para cubrir el costo del envío de un jersey a otro jugador. A nivel personal, los coaches lidiaron con los mismos sentimientos de aislamiento social que millones de persones alrededor del país y el mundo.

"Cuando usualmente me reunía con los chicos y con diferentes personas, incluso con mi familia, debía prevenirlo tanto como pude y mantenerlo a un mínimo", relató Mahomes. "Te pasa factura. Estás acostumbrado a estar rodeado de personas, disfrutar cosas fuera del fútbol americano, disfrutar cosas que no son solamente el trabajo y desgaste de todos los días. Así que, debes encontrar modos diferentes para hacer eso".

En una noche de diciembre, eso significó sacar la baraja de 'Uno' en casa con su prometida, Brittany, y hermano, Jackson.

Después de seguir adelante sin el concepto de burbuja en el verano, la NFL y NFLPA accedieron permitir a los jugadores y coaches vivir en casa y moverse en la comunidad, alentándolos a evitar conducta de alto riesgo. Jugadores quedaron sujetos a multas, por ejemplo, si participaban en eventos con más de 10 personas fuera de las instalaciones. Diez jugadores de Las Vegas Raiders fueron multados entre 15,000 y 30,000 dólares cada uno por quitarse los cubrebocas mientras asistían una función de caridad, y el quarterback de los Houston Texans, Deshaun Watson, fue multado con 7,500 dólares tras asistir a la apertura de un restaurante con decenas de personas.

Eso dejó a jugadores y coaches practicando más su 'Uno' y menos música con las tornamesas. El coordinador defensivo de los Lions, Cory Undlin, quien se perdió un duelo de la Semana 16 porque fue considerado contacto de alto riesgo con una persona infectada, dijo que su rutina por más de 170 días consecutivos fue la misma: "Voy al edificio, y voy a casa. Vivo solo. Me siento muy bien respecto a mi seguridad, pero nunca se sane".

Historias similares ocurrieron a lo largo de toda la temporada. Darnold dijo que sus padres y hermana volaron a New York desde su casa en Los Angeles para pasar Navidad con él. Antes de poder verlo, sin embargo, necesitaron someterse a una prueba y dar negativo. A través de los equipos, la NFL ofreció ese servicio en parte para proteger a sus jugadores, pero en parte para ocuparse de su salud mental durante la época de fiestas.

Stafford, mientras tanto, fue considerado contacto cercano de alto riesgo con alguien que arrojó positivo en la Semana 9, requiriendo que se aislara por cinco días. Eso le significó pasar de martes a viernes en un cuarto de hotel en Michigan, con comida llevada a la puerta de su habitación, sin poder entrenar con el equipo o visitar a su esposa e hijos. En caso de seguir arrojando pruebas negativas a lo largo del proceso, Stafford tomaría un avión privado a Minneapolis el sábado, aislarse en un hotel allí, y unirse al equipo el domingo para enfrentar a los Minnesota Vikings el domingo en el U.S. Bank Stadium.

En la noche final de su estadía en el hotel de Michigan, Stafford recibió una llamada de que una de sus hijas necesitaba un viaje al hospital tras caerse de su silla alta. Su esposa, Kelly, inicialmente fue incapaz de hallar a alguien que se quedara con sus otros tres hijos. Así que Stafford se subió al automóvil y regresó a casa.

En el camino, llamó al gerente general de los Lions, Bob Quinn, para decirle lo sucedido y confirmar que, si entraba a su casa, estaba terminando prematuramente con el aislamiento y por lo tanto incapaz de jugar frente a los Vikings. Cuando estaba a una milla de su casa, su esposa encontró a alguien para quedarse con los chicos; Stafford dio la vuelta y regresó al hotel sin interrumpir el aislamiento.

"No es algo que tomo a la ligera", dijo, más tarde. "Entiendo que se trata de una pandemia y la salud y seguridad de la gente está en riesgo, y me sentiría terrible si yo llegara con eso e infectara a un montón de compañeros de equipo o coaches o lo que sea. Así que, lo entiendo. Eso no lo hace sencillo, pero todos en la liga lo están haciendo. Simplemente odio estar lejos de mi familia, ustedes saben, y finalizar una práctica, finalizar un juego, ir a abrazar a mis hijas, abrazar a mi esposa. Es lo que a veces hace que valga la pena para mí, y no ser capaz de verlos y estar con ellos ha sido realmente duro. Pero hay otras personas lidiando con las mismas cosas que yo".

'No se puede jugar con COVID'

Llamadas telefónicas inesperadas y drama nocturno podrían ser la norma para los gerentes generales y coaches de la NFL. La cadencia de las pruebas varió por equipo, pero generalmente hablando, BioReference se enfocó en entregar resultados dentro de 24 horas. Los ICOs de cada equipo a menudo los recibían a media noche, usualmente con instrucciones para notificar de inmediato. En un caso aislado de la Semana 13, los Ravens recibieron el resultado de una prueba positiva del receptor abierto Dez Bryant con suficiente antelación para sacarlo de un partido nocturno.

"¿Esas llamadas a las 3 de la mañana cuando las pruebas terminaban? Esas eran divertidas, ver si contarías con casa llena o había algunos que faltarían", reveló el head coach de los Chiefs, Andy Reid.

El 3 de octubre, los New Orleans Saints viajaron a Detroit para su juego contra los Lions al día siguiente. Cerca de las 10:30 p.m., después de que llegaron al hotel del equipo, los Saints se enteraron de que el fullback Michael Burton tuvo una prueba esa mañana que dio positiva. Por protocolo, Burton fue requerido a someterse a una prueba adicional, así como aquellos que se sentaron cerca de él en el vuelo del equipo.

Esas pruebas fueron completadas antes de la 1 a.m., y con un tiempo de patada de salida de 1 p.m. aproximándose, el head coach Sean Payton y otros miembros del equipo se mantuvieron despiertos pasadas las 3 a.m. para recibir los resultados. La prueba original de Burton probó ser un falso positivo, y los restantes también fueron negativos, con el partido iniciando a tiempo. Con plantilla completa, pero desvelada, los Saints cayeron en desventaja de 14-0 antes de remontar para ganar 35-29.

Como muchos coaches, Payton no estuvo contento con la interrupción a la rutina, pero se cercioró en apuntar: "Así es el modo en esta temporada".

De hecho, la comunidad entera de la NFL se vio obligada a aceptar lo que ordinariamente serían consideradas desventajas competitivas disparejas. Los San Francisco 49ers jugaron sin la mayor parte de su grupo de receptores abiertos, así como el tackle ofensivo Trent Williams, en la Semana 9 en contra de los Packers, perdiendo por 34-17, y más tarde se mudaron a Arizona para las cinco jornadas finales de la campaña después de que regulaciones del condado de Santa Clara, California, prohibieran sus operaciones. Perdieron cuatro de sus cinco partidos finales.

Los Broncos convirtieron al receptor abierto novato Kendall Hinton a quarterback en cuestión de horas antes de un juego de la Semana 12 en contra de los Saints, después de revelarse el día previo que el titular Drew Lock y sus tres suplentes se reunieron para una sesión de video sin cubrebocas en un momento en que su compañero Jeff Driskel era contagioso. Los Broncos perdieron por 31-3. Además, en la Semana 12, los Ravens perdieron un partido clave en la AFC Norte en contra de los Steelers con el quarterback Lamar Jackson entre 12 jugadores inelegibles, un duelo que fue demorado hasta el miércoles mientras la NFL esperaba contener el brote. Para los Steelers, fue el segundo partido de la campaña en ser demostrado en múltiples ocasiones por los brotes de un rival.

Los Lions perdieron ante los Tampa Bay Buccaneers por 47-7 en un partido de la Semana 16 después de que el head coach interino Darrell Bevell, Undlin y otros tres asistentes fueron determinados como contactos cercanos de alto riesgo. Y, los Browns fueron forzados a disputar su primer partido de playoffs desde el 2002 sin el head coach Kevin Stefanski, quien arrojó prueba positiva. Ganaron, por 48-37.

En muchos casos, la NFL desechó peticiones de equipos para aplazar partidos hasta que jugadores clave quedaran disponibles. La negativa general de Goodell, codificada en un memorando de octubre para los clubes, significó apartarse de su costumbre de priorizar la igualdad competitiva.

Goodell ha buscado desde hace tiempo reforzar la noción de que la competencia en la NFL es real, y los resultados no son pre-ordenados, e incluso inclinados por fuerzas externas. En el 2020, no obstante, jugar partidos cuando se consideraba que era seguro hacerlo, tomó precedencia.

"Debimos obedecer ese principio para superar esta temporada única y proteger la salud de los jugadores, coaches, y otros", dijo Jeff Miller, el vicepresidente ejecutivo de la NFL de comunicaciones, asuntos públicos y política. "No hubo alternativa. Cuando ese principio fue puesto a prueba, consistentemente y regularmente nos apegamos a él. Eso fue bien informado a los clubes, y los coaches y players, y debía ser así para que nosotros pudiéramos proceder en la temporada regular. Una vez que nos sentimos cómodos y confiados de que el juego era seguro para celebrarse, seguíamos adelante. Hacerlo de otro modo crearía variables a ese principio".

Los jugadores, para comenzar, no tuvieron argumentos.

"Los chicos desean estar allá afuera", subrayó Tretter, "y esa fue una de las cosas más difíciles este año. Los chicos juegan con lesiones, con enfermedades, y este año es uno donde eso no es posible. No se puede jugar con COVID. No es seguro para los tipos alrededor. Y ahí la elección se la retiran al jugador, de ¿lo puedes hacer? Es un rotundo 'No'. Y es un rotundo no, jugar si eres contacto cercano".

¿Podría repetirse en el 2021?

La severidad de la pandemia ha hecho que las proyecciones a largo plazo sean difíciles y a menudo descorazonadoras. Al momento, lo único que se puede decir acerca de la NFL es que un regreso a la normalidad en operaciones parece lejano. Pronto, se convertirá no solamente en asunto de salud y seguridad, sino también de relaciones laborales.

"¿Cómo luce un mundo post-COVID, si es que existe un mundo post-COVID?", preguntó Smith. "Todos podemos imaginar en algún punto, pero la pregunta es ¿cuándo llegamos hasta allí?".

La respuesta a esa pregunta yace en buena medida con el paso de las vacunas a nivel nacional. Basado en la tasa actual y prioridades, es difícil saber si los jugadores de la NFL serán inoculados para cuando abran los campamentos de entrenamiento en el verano, o si la NFLPA accedería a exigirlo como obligatorio. Hasta esta semana, los CDC han reportado que aproximadamente 34 millones de los 328 millones de personas en la nación han recibido al menos una dosis de la vacuna. En todo caso, las normas nacionales actuales sugieren una continuación del uso del cubrebocas y el distanciamiento, así como evitar grandes conglomeraciones en espacios cerrados, incluso después de recibir la vacuna.

Eso significa que la NFL y NFLPA deben decidir si deben reaplicar los protocolos del 2020 y conducir sesiones de trabajo de receso de temporada y minicampamentos tradicionales en las instalaciones de los equipos, o aceptar una segunda temporada baja virtual consecutiva. Citando el éxito de la campaña del 2020, el sindicato ya está pidiendo un cambio permanente al trabajo de receso de campaña.

En el 2020, jugadores pasaron sus recesos de temporada entrenando en gimnasios caseros, montando bicicletas Peloton, y empleando las bandas elásticas que la NFL permitió a los equipos brindarles.

"Siempre hay un balance entre la preparación y el resto", dijo Tretter, "y lo que ves más y más en la ciencia es cuán importante es el descanso para mantener el cuerpo a punto. Porque, de nuevo, soportamos tanto trauma por tanto tiempo, para forzar a los chicos a regresar tan pronto después de la temporada, cuando sabemos que simplemente no es lo mejor para ellos, que no es correcto.

"Pienso que nos podemos preparar como lo hicimos. Entiendo que los coaches, preguntar a los coaches si deben retirar las prácticas es como preguntar al 'Cookie Monster' si debe haber menos galletas. La resupesta siempre será un no, ellos quieren más. Simplemente así es, así que no sorprende. Al final, se trata de construir un mejor programa, construir uno que funcione para todos los involucrados y que haga más seguro el juego y nuestros jugadores se mantengan más sanos".

Tretter también citó el necesario cambio de reuniones de equipo desde presenciales a virtuales por buena parte de la temporada como evidencia de que el trabajo de temporada baja no requiere ser en la sede del equipo, Naturalmente, los coaches estuvieron divididos acerca de la efectividad de esas reuniones virtuales. El head coach de los Patriots, Bill Belichick, dijo que su mayor aprendizaje de los protocolos del 2020 fue "el valor limitado de las reuniones virtuales y el valor máximo de las reuniones presenciales y las simulaciones". Stefanski de los Browns, mientras tanto, dijo: "Hemos descubierto un modo de cubrir terreno. ... No reemplaza el trabajo físico, pero creo que es lo mejor que le sigue".

A inicios de enero, Stefanski dijo que habían pasado "meses" desde que los Browns tuvieron una reunión presencial en persona.

Vivir en hoteles durante el campamento de entrenamiento podría quedar fuera, igualmente, según Tretter. "Otro cambio que probablemente no es visto por el público, pero que afecta a los jugadores, es que los jugadores no estuvimos en hoteles este año", dijo. "Estuvimos de regreso con nuestras familias. Pudimos ir de regreso a casa y estar con ellos en momentos que de otro modo hubiéramos pasado en hoteles. Pienso que es algo que constantemente hemos hecho porque siempre se ha hecho así. Realmente, no hay motivo para hacerlo".

Mientras tanto, la NFL ha desechado en buena medida su primer gran evento de receso de temporada, el Combinado de Talento de inicios de marzo. En su lugar, la liga ha instruido a los equipos a llevar a cabo pruebas físicas durante los pro days en el campus. Las entrevistas serán virtuales, y las revisiones médicas serán realizadas en instalaciones locales, cuando sea posible.

Smith dijo esperar que muchas de las innovaciones de la liga en el 2020 "son cosas que vamos a mirar detenidamente y ver si podemos convertirlas en algo sistémico y perpetuo a futuro". Por ahora, no obstante, parece claro que no habrá mucha elección: Esas innovaciones, y sus próximas ediciones, serán necesarias para atravesar la primavera, el verano, y posiblemente el otoño, también.

"Todos esperamos optimistamente que esa serie de protocolos puedan llegar hasta el Smithsonian en algún punto, relativamente pronto", dijo Miller. "Si no, estaremos preparados con una serie de reglas, y las reglas evolucionan. Estaremos preparados, y haremos lo que sea necesario".

Información de Rich Cimini, Brady Henderson, Mike Reiss, Michael Rothstein y Adam Teicher fue utilizada en la redacción de esta nota. Todas las cifras relacionadas al COVID-19 son vía datos compilados por el sistema de rastreo de COVID-19 de The Atlantic.