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Sean Lee, de competir contra su propio cuerpo a convertirse en histórico de Cowboys

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El producto de Alabama llega al reclutamiento con una gran reputación tras sus actuaciones en el equipo de Nick Saban. (1:18)

DALLAS -- En la primavera del 2010, un joven con más cuerpo de receptor que de linebacker se acercó a un grupo de reporteros que estaban por entrar a las instalaciones de entrenamiento para preguntar por dónde era el acceso de jugadores.

Muchos pensaron que se trataba de un aficionado o un jugador de preparatoria que quería ver de cerca de los Dallas Cowboys cuando llegaban a los entrenamientos voluntarios de receso de temporada.

Cinco días antes, la NFL había concluido el draft colegial y los novatos reclutados por los Cowboys iban llegando poco a poco a su primer fin de semana de prácticas.

Ese muchacho rubio, con cuerpo atlético aunque distante al de un jugador de la NFL y menos de un linebacker, que caminaba con evidentes molestias en una rodilla, era Sean Lee, a quien los Cowboys reclutaron en la segunda ronda, egresado de Penn State y recién operado de ligamentos cruzados.

Pocos imaginaron que 11 años después, ese jovencito anunciaría su retiro como uno de los jugadores históricos en los últimos tiempos de la franquicia, quien desde antes de equiparse por vez primera con el casco de la estrella solitaria, tuvo que competir contra su propio cuerpo, que siempre lo retó con cualquier cantidad de lesiones.

Lee anunció su retiro oficial de la NFL como el octavo con más tackleadas (955) en la historia del club, después de ser titular en 92 de los 118 partidos que jugó para Dallas y ser nombrado dos veces al Tazón Profesional, 2015 y 2016, cuando también fue elegido al equipo ideal de la NFL (All-Pro).

"Durante 11 temporadas tuve el privilegio de llevar la estrella de los Cowboys", escribió en una carta dirigida a la prensa y aficionados. "Queremos jugar para siempre. Pero hoy es mi momento de marcharme".

En la carta, Lee agradeció a los propietarios del equipo, entrenadores, jugadores, médicos, aficionados y todo aquel que estuvo a su alrededor, muy al estilo de su personalidad desde aquel primer día en que llegó a la organización, como la de un muchacho sencillo, humilde, trabajador, muy educado, siempre atento, amable y agradecido con todos.

Tristemente, buena parte de su carrera quedará marcada por siempre por esas lesiones, que lo "tacklearon" y lo derrotaron en infinidad de ocasiones.

Lee sólo pudo jugar los 16 partidos de temporada regular en el 2019, cuando los entrenadores limitaron su participación para evitar la sobre carga de trabajo de su cuerpo como una manera de prevenir esas lastimaduras.

Pero cuando estuvo en el campo siempre llegó preparado para ejecutar. Puso marca de tackleadas directas (22) en un solo partido; en diciembre del 2016 contra los New York Giants. También es dueño de tres de las cinco mayores cantidades de derribos en juegos individuales para la franquicia.

"Siempre que estoy cerca de un campo, el olor me recuerda cuando empecé a jugar", agregó en su carta. "Me ponía un casco, me probaba esas hombreras, esa tackleada perfecta. Al pensar en el viaje ahora, experimentar cosas que nunca pensé posibles con los hombres y mujeres que hacen de este juego lo que es, estoy más que agradecido".

Lee fue un jugador que incluso también aportaba cuando estaba lastimado. Prácticamente era uno más de los entrenadores en la banca. Era tan respetado que sus propios compañeros se acercaban a preguntarle la manera de ajustar o sus puntos de vista ya durante el partido, cuando estaba desequipado por lesión.

Los propios entrenadores siempre tomaron en cuenta su opinión sobre el rival en turno, la manera de preparar el partido, la ejecución durante y después de esos juegos.

Hace par de temporadas, después del último partido, al término de su entonces contrato, cuando fue cuestionados sobre su futuro, dijo que era indudable que seguiría cerca del futbol americano, aunque desconocía si sería como jugador o entrenador, y que si la respuesta era seguir dentro del campo, tendría que ser con los Cowboys porque jamás se vio vistiendo otros colores.

Lee, de 35 años, regresó para una temporada más, la anterior, en el que su tiempo de juego fue todavía más limitado por el staff encabezado por el entrenador Mike McCarthy, quien el mes pasado dijo que respetarían la decisión sobre si pretendía seguir jugando o se retiraban.
Así que ahora a nadie deberá sorprender si Lee comienza una brillante carrera como entrenador, incluso en el propio staff de los Cowboys.

"Gracias a toda la 'Nación Cowboys'. Ha sido un honor", sentenció Lee en su carta de despedida.