<
>

Así juega España: sistema táctico y posible once de cara a la Copa del Mundo de Qatar 2022

La Selección de España tiene una propuesta que ya forma parte de su identidad en las últimas décadas @SeFutbol

Entre 2021 y 2022, la Selección de España disputó 24 partidos. Las dos docenas de cotejos, correspondientes a Eliminatorias para la Copa del Mundo de Qatar 2022, amistosos internacionales, Eurocopa 2020 -postergada un año por la pandemia de coronavirus- y dos ediciones de la UEFA Nations League, tienen un rasgo en común: España nunca tuvo menos la pelota que su rival de turno.

Los porcentajes de posesión del balón de la Roja en cada compromiso son contundentes: 80, 79, 81, 66, 57, 85, 76, 66, 67, 72, 70, 75, 75, 74, 75, 64, 73, 72, 82, 85, 60, 80, 66 y 76. Naturalizar que un equipo tenga la pelota durante el 73.2% del tiempo (promedio en estos dos años) sería una locura. De los 2250 minutos disputados, los hispánicos cuidaron la bocha en 1647. Solo la vieron rodar en 603, apenas más de la cuarta parte.

Pep Guardiola, desde su revolucionadora irrupción en el FC Barcelona, causó una rebelión en el fútbol español y mundial. La insurrección del balompié de posesión (denominado tiki-taka) contra uno más vertical o, por qué no, defensivo tuvo efectos en la Selección Española. Claro, cómo no jugar así con intérpretes de la talla de Xavi Hernández y Andrés Iniesta, entre otros. Según Jorge Valdano, exfutbolista y estudioso del deporte rey, la influencia de Guardiola se puede medir en cómo se soltó el fútbol a lo largo de los últimos años: ya no abundan los equipos estrictamente defensivos.

Con algunos de los mejores jugadores del mundo, la Generación Dorada española hizo gala de un juego bello, con la posesión del balón como un bien preciado, desde las etapas de Luis Aragonés y Vicente del Bosque al frente. Los protagonistas cambiaron, pero la idea se mantuvo. La elección de los entrenadores, como Luis Enrique, también con el ADN Barça impregnado, es muestra de esa búsqueda. Si tengo la pelota, cuento con más chances de hacer un gol. ¿Y qué mejor manera de defender que con la redonda en los pies?

El director técnico asturiano, que afrontará su cuarta Copa del Mundo -primera desde el banco de suplentes-, tiene algo muy claro: sus equipos juegan con el esquema 4-3-3. La variación de los XI iniciales y los múltiples convocados dejan un par de posibilidades a la vista: todavía no encontró a los intérpretes idóneos para llevar a cabo su juego, quiere probar todas las alternativas posibles o no tiene interés en mantener un equipo reconocible.

El juego ofensivo de la Selección Española encuentra en la posesión del balón y la presión alta a sus rasgos principales. La Roja ocupa los espacios y trata de moverse en campo contrario, algo viable por tener mucho y mover tanto la pelota. Sin embargo, esta España también se organiza de manera dinámica en ataque y muestra una actitud camaleónica para adaptarse a distintos escenarios. Con líneas altas y la amplitud de la cancha como otras marcas identitarias, utiliza a los laterales para generar superioridad numérica y se permite cierta verticalidad en algunos ataques. El conjunto de Luis Enrique pregona un fútbol asociativo, pero no tiene inconvenientes en adaptar esa idea según pida el partido.

Después de vencer a Suecia sobre la hora y conseguir la clasificación directa al Mundial, el head coach del seleccionado ibérico definió a la perfección su idea de juego: "La tentación podría ser empezar a jugar a meter balones largos, defender y cerrar espacios, pero si nos ponemos a jugar a eso, no destacamos. Los jugadores que seleccioné no son para meter balones largos o defender replegados, son para tener el balón en campo contrario, para que si nos presionan podamos hacer el campo grande, para que el arquero aguante la presión y, aunque le pueda dar un infarto al público, tenga la capacidad de fijar al punta rival para que podamos salir y orientar al juego hacia el lado que queremos. Detrás de todo esto hay un pensamiento futbolístico claro con el que somos mejores que Suecia si jugamos a esto. Si jugamos a balones largos, nos ganan muchas selecciones".

En la faceta defensiva, España pasa de replegarse: trata de imponer un ritmo de juego frenético mediante una presión alta que no claudica hasta recuperar el balón. Y allí va de nuevo, con su juego organizado, amplio y de posesión, pero que también se permite algunas transiciones más rápidas con los extremos como generadores de peligro para los laterales oponentes, que no pueden cerrarse por la posibilidad de dejar espacios libres. Con el gran desgaste físico que implica, los españoles presionan rápido tras perder la pelota y tapan las vías de pase, a fin de dificultar el progreso del rival en el campo de juego.

Es muy difícil encontrar un elenco estable en España, pues su entrenador probó múltiples alineaciones y convocó a decenas y decenas de jugadores para buscar su formación ideal. Sin embargo, durante sus últimas convocatorias dio algunos indicios sobre quiénes podrían ocupar los distintos puestos. Más allá de los intérpretes, Luis Enrique dejó en claro que la idea está por encima de los nombres.

La mayor certeza está en el arco: aunque probó a varios guardametas, el elegido por el entrenador para ocupar la portería es Unai Simón, joven vasco de Athletic Bilbao, que no solo le otorga seguridad entre los tres palos, sino que destaca por su gran manejo del balón, virtud que le añade al equipo un jugador para empezar a generar juego "aunque le pueda dar un infarto al público".

El lateral derecho tiene, al menos, tres pretendientes: dos experimentados que siempre ocuparon esa posición, Dani Carvajal y César Azpilicueta, y un interior que el asturiano alineó muchas veces en ese sector del campo de juego, Marcos Llorente. Cuando los veteranos estuvieron disponibles, fueron quienes alternaron en el equipo titular, por lo que sería lógico que fueran las primeras opciones.

La zaga central no es una excepción a los constantes cambios: lo que tienen en común Aymeric Laporte, Eric García, Pau Torres, Íñigo Martínez y Diego Llorente, quizás los últimos dos un poco más relegados en la consideración del cuerpo técnico, es la capacidad para iniciar las jugadas y saltear la primera línea de presión. Torres, después de García el más joven de la lista, fue uno de los primeros en emerger como una opción, pero el tándem García-Laporte fue el más repetido, por lo que podría ser el titular en Qatar.

Por el carril izquierdo pasaron José Gayà, Sergio Reguilón y hasta el polifuncional Marcos Alonso, pero el puesto le pertenece a Jordi Alba, todavía vigente en Barcelona y uno de los pocos bastiones de la edad dorada del seleccionado (debutó como internacional en 2011, fue clave en la Euro 2012 y a corto plazo ingresará al top-15 de jugadores con más presencias con la Furia).

Sergio Busquets, el relojito y capitán de este equipo, es otro con un lugar asegurado desde el inicio. Thiago Alcántara y, principalmente, Rodri Hernández le cuidaron bien el puesto cuando el catalán, único campeón del mundo en 2010 vigente, fue relevado para descansar, pero nadie entiende tan bien la idea de Luis Enrique como él. Dirige el juego como pocos, organiza a sus compañeros y es clave también para llevar a cabo las órdenes defensivas y arrancar las jugadas con un pase limpio. Con Busquets en cancha, España es mucho mejor.

Los puestos de interno se los disputarán Koke, Carlos Soler, Gavi, Pedri y Marcos Llorente. Pedri fue figura en la Eurocopa y parecía tomar la titularidad por mucho tiempo, pero un curso lleno de lesiones puso en carrera, por ejemplo, a su compañero Gavi, según el DT con características similares a las del canario; probablemente entre ellos esté uno de los once elegidos. El multifacético Llorente podría ser una opción desde el banco para muchos puestos, mientras que Koke jugó la mayoría de los partidos. Carlos Soler, figura de Valencia, mostró una interesante faceta goleadora y también peleará por un lugar en el equipo, aunque podría partir con cierta desventaja.

En los puestos de ataque, Luis Enrique no solo varió los nombres, sino que también lo hizo con cuestiones tácticas. Álvaro Morata fue muchas veces la referencia ofensiva, pero en otras ocasiones alineó a un falso nueve. Imaginando al punta del Atlético Madrid, con pasado en Real Madrid y Juventus, en cancha para contar con un jugador que otorgue otras posibilidades en la franja de ataque, quedarían dos puestos para Pablo Sarabia, Dani Olmo, Ferran Torres, Marco Asensio, Mikel Oyarzabal, Gerard Moreno y hasta Yéremy Pino y Pablo Fornals, en tanto Raúl de Tomás y Rodrigo Moreno podrían aspirar al puesto de centroatacante.

El semestre previo al Mundial y la fecha FIFA de septiembre serán fundamentales para dirimir las dudas que el técnico de 52 años tiene en casi todas las posiciones. La extensión de la lista de convocados para la Copa del Mundo (serán 26 jugadores en vez de 23) le otorga a la Selección Española la posibilidad de contar con un espectro más amplio de futbolistas, pero con tanto talento será imposible no dejar a grandes jugadores fuera de la nómina. No obstante, con una idea tan definida y buenos rendimientos colectivos, las individualides podrían pasar a un segundo plano. A eso también aspira Luis Enrique Martínez García, la cabeza de un grupo que sueña a lo grande.

Entonces, el posible once mundialista sería: Unai Simón; Dani Carvajal, Eric García, Aymeric Laporte, Jordi Alba; Koke, Sergio Busquets, Gavi; Pablo Sarabia, Álvaro Morata y Dani Olmo.