Pedri tiene tan solo 19 años. Y no, no se traspapeló la nota sobre la promesa de la Selección de España para el Copa del Mundo de Qatar 2022. Pedro González López, nacido el 25 de noviembre de 2002 en las Islas Canarias, se erigió durante los últimos dos años en una de las figuras de la Roja, que en tierras árabes buscará su segunda estrella.
El nuevo número '8' de Barcelona, club con el que deslumbró y renovó su contrato hasta 2026 con una cláusula de salida de 1000 millones de euros, nació en el pequeño pueblo de Bajamar, pero de muy chico se mudó con su familia a Tegueste, un municipio un poco más grande, también en la isla de Tenerife, donde realizó sus primeros pasos en el fútbol.
Tegueste es conocida como la cuna de la lucha canaria, un deporte relevante en la isla. De hecho, Fernando, su padre, fue presidente de la federación local, pero Pedri siempre quiso jugar al fútbol. Hasta los seis años, se cansó de romper las lámparas de la tasca familiar -regaños de su abuela mediante- y de cederle la pelota con la que jugaba a la policía, que se la sacaba por jugar en una plaza aledaña a una iglesia. En ese momento, ante la propuesta de su padre, decidió jugar al fútbol en el CDAFB Tegueste, el club local, junto con su hermano.
Hasta que el Barça lo fichó por cinco millones de euros en 2019, Pedri desarrolló toda su carrera en el fútbol canario, al que define como "divertido" en el documental Orígenes: Pedro González "Pedri", de Barça TV: "Hacés lo que te sale en cada momento, ni se te pasa por la cabeza, hacés lo primero que pensás, ese es mi fútbol, mi manera de jugar es divertirme, dejar de lado lo que está enfrente, hacer lo mejor posible y, sobre todo, disfrutar, ser natural y, lo que tenga que salir, pues va a salir":
Del Tegueste, donde desde muy niño "marcó la diferencia e hizo cosas distintas", según sus entrenadores Iván Jesús Navarro y Rubén Delgado, pasó al Juventud Laguna, de San Cristóbal de La Laguna, por la necesidad de empezar a competir a otro nivel. El CD Tenerife, el equipo más importante de la isla, quiso ficharlo, pero el joven Pedri decidió quedarse en La Laguna, ya que había dado su palabra. "Encontré un estilo de jugador totalmente diferente, un chico con unas cualidades inmesas y unas capacidades técnicas que nunca había visto. Todos los equipos tenían una obsesión encima suyo, trataban de pararlo y no lo conseguían", recuerda su exentrenador Ayoze Hernández.
Y el paso al siguiente estrato del fútbol español lo dio al fichar por el rival del CD Tenerife: UD Las Palmas. Para Pedri, quien no destacaba por sus cualidades físicas, saltar a un equipo como Las Palmas era un sueño. Y añade: "Todo niño sueña con el Barça y el Madrid, pero jugar en un equipo de tu tierra, de las islas, te enorgullece por dentro". El Barcelona, justamente, es el equipo que lo acompaña desde chico, ya que su abuelo fundó la peña del elenco blaugrana en Tegueste.
Mientras vivía en Casa Amarilla, la residencia del club para chicos de otras islas, Pedri destacaba en la cancha y pasaba efímeramente por los distintos equipos juveniles del conjunto pío-pío. Una metodología de trabajo basada en la libertad y la creatividad forjaron su estilo de juego inventivo y divertido, algo que -remarca- caracteriza al fútbol insular. Con tan solo 16 años, y de la mano de Pepe Mel, el tinerfeño debutó y marcó su primer gol con la camiseta amarilla.
A partir de ahí, todos los récords de precocidad que uno pueda imaginar, como convertirse en el jugador más joven en disputar una fase final de Eurocopa con la Selección Española. Su gran rendimiento en Barcelona le otorgó los premios Golden Boy y Trofeo Kopa, de las revistas Tuttosport y France Football, respectivamente. También se hizo con galardones al mejor jugador del conjunto culé durante las últimas dos temporadas, en las que se ganó un puesto fijo en el once titular.
Su historia con la Furia empieza en la sub 17 y continúa con la sub 21, pero en 2021, con 18 años y escasos meses, hizo su debut en la mayor. Y Pedri no fue a ver qué sucedía: al poco tiempo, en la Eurocopa postergada por la pandemia de coronavirus, lo eligieron como Mejor Jugador Joven e integró el Equipo del Torneo, en el que cayeron en semifinales por penales ante Italia, a posteriori campeón en Wembley. No conforme con su intenso verano (europeo), se unió al equipo olímpico de España -a esa altura, era el más joven y la estrella de la plantilla- y obtuvo la medalla plateada en Tokio.
Durante la última temporada, distintas lesiones musculares le hicieron perderse más de 30 partidos, pero igual se las ingenió para ser uno de los jugadores más destacados del equipo de Xavi Hernández, quien también cumple un rol de mentor en su desarrollo. Y los números son contundentes: con él en el campo, por La Liga, Barcelona no perdió (83,3% de victorias, contra el 42,3% sin el canario en cancha).
La última lesión, sufrida durante la eliminación de la UEFA Europa League a manos de Eintracht Frankfurt, le sirvió para enfocarse en trabajar su físico, quizás una de las cuentas pendientes de su incipiente y prometedora carrera. En una entrevista con The Guardian, el mediocampista que cumplirá 20 años en Qatar reflexionó sobre la tendencia a priorizar lo físico en el fútbol moderno: “Creo que últimamente ha habido un giro hacia el jugador que corre más que el jugador que es técnico, que entiende el juego. El fútbol cada vez es más robótico, pero todavía hay quienes rompen esa regla. Todavía juego para divertirme, siempre lo hago y eso es lo mejor que puede hacer un futbolista. Si lo estás disfrutando, vas a jugar mucho mejor”.
Comprender el juego es una de sus virtudes. Puede jugar como extremo, pero se lo ve más cómodo con libertad en el centro de la cancha, suelto, donde puede filtrar pases entre líneas y crear situaciones para sus compañeros. Su rapidez, inteligencia, creatividad, técnica y visión conforman un cóctel que lo transforma en uno de los jugadores jóvenes más importantes del mundo, algo que también podría suponer una responsabilidad.
En un año "cargado de retos", quien ya portó la '10' de la Selección Española buscará dejar atrás los problemas físicos y tomar la consistencia necesaria para destacar en la competencia reina del fútbol mundial. En una Roja plagada de jóvenes, este canario de tan solo 19 años empieza a tomar una batuta que promete no soltar por muchos años. Además, en definitiva, su juego es como la vida: "Lo que tenga que salir, pues va a salir".