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Día Internacional contra la Homofobia en el Deporte: Aun queda mucho por hacer

La lección este 19 de febrero, que es el Día Internacional contra la Homofobia en el Deporte, en honor a la fecha de nacimiento de Justin Fashanu, el primer futbolista profesional que declaró públicamente su homosexualidad, es: Aun queda mucho por hacer.

En octubre de 1990, temiendo que un periódico nacional estaba a punto de revelar su orientación sexual, Justin Fashanu se declaró gay en una entrevista con The Sun.

Una vez que terminaron sus días como jugador en 1997, Fashanu se mudó a los Estados Unidos.

En marzo de 1998, Fashanu fue acusado de agresión sexual por parte de un joven de 17 años en el estado de Maryland. Aunque la edad legal de consentimiento era 16 años (y Fashanu sostenía que las relaciones eran consensuales), los actos homosexuales seguían siendo ilegales en Maryland.

Luego de ser cuestionado por la policía sobre el incidente, Fashanu regresó a Londres. Temiendo que su sexualidad impidiera un juicio justo, Fashanu se quitó la vida el 2 de mayo de 1998 a los 37 años.

La comunidad LGBT todavía enfrenta hoy muchos estigmas y homofobia. Fashanu tuvo que luchar contra estigmas en el mundo del deporte e incluso dentro de su propia familia. Algunos piensan que la homofobia rampante fue lo que llevó a Fashanu a la muerte.

Su legado sigue vivo gracias al trabajo de los activistas LGBT+, la Campaña Justin y la Fundación Justin Fashanu, que lucha contra la homofobia, el racismo y los problemas de salud mental de los futbolistas.


Más deportistas salen del armario... pero poco a poco

Los tiempos están cambiando, pero una de las principales razones por las que relativamente pocos deportistas salen del armario sigue siendo el miedo a posibles consecuencias negativas. En especial en nuestros países latinos, sigue existiendo demasiada homofobia. Todavía falta mucha educación.

En 2012, el ex boxeador puertorriqueño Orlando Cruz se volvió en el primer boxeador profesional en activo en salir del clóset.

En febrero de 2023, Jakub Jankto, quien recién había cumplido 27 años, se convirtió en el primer jugador internacional en activo en declararse homosexual.

Hay bastantes ejemplos de deportistas abiertamente lesbianas, como las estrellas de la WNBA, Diana Taurasi, Breanna Stewart, y Brittney Griner, y la condecorada atleta venezolana Yulimar Rojas.

En julio de 2023, la centrocampista Quinn se convirtió en la primera jugadora abiertamente trans no binaria en un Mundial, aunque Canadá quedó eliminada en la primera fase. En 2021 fue la primera persona trans no binaria en ganar un oro olímpico.

Sin embargo, la presión de la transfobia puede llegar a ser inimaginable. En junio de 2022, Valentina Berr, la segunda futbolista trans de España que logró jugar en el fútbol femenino federado, compartió en sus redes sociales que se retiraba del fútbol con apenas 29 años. "No cuelgo las botas. Me las cuelgan. Hasta aquí aguanto", publicó Berr en Instagram anunciando su retiro.


El grito homofóbico de México sigue siendo problemático

En México, 5 millones de personas (5.1% de la población de 15 años o más) se autoidentificaron con una orientación sexual y de género LGBTI+. Esto, de acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) en 2021.

Sin embargo, hay pocos deportistas mexicanos que han salido del armario. Entre ellos, Stephany Mayor y su pareja Bianca Sierra -- las jugadoras de Tigres UANL que se casaron en 2022 y cuyos bebés Kenzo y Nova nacieron en 2023 --, así como Janelly Farías del Juárez y la exfutbolista Bianca Henninger.

No hay otros deportistas mexicanos LGBTI+ declarados en la actualidad. Parte de la razón podría ser el miedo que ha infundido las pasadas dos décadas el grito homofóbico en el fútbol mexicano.

Cuenta la leyenda que el grito homofóbico de México comenzó como burla a un portero a nivel de clubes allá por el 2004. Pero el mismo se ha fortalecido, incluso frente a las más de 15 multas por parte de la FIFA.

El insulto lamentable que gritan los aficionados antes de un despeje del portero rival se escuchó tan recientemente como noviembre en el partido entre México y Honduras en el Estadio Azteca. Incluso las siguientes advertencias no fueron 100% efectivas en frenar el grito, “Este es un importante aviso, el juego se puede suspender por conductas discriminatorias por parte de las autoridades. La discriminación no será tolerada. Si esto continúa, el juego podría darse por terminado”.

El académico Luis Fernando Lara, editor del Diccionario del español de México, fue citado en un artículo de The New York Times en 2016 diciendo dice que en los partidos de fútbol, “gritarle eso al portero tiene por objetivo insultarlo, no calificarlo de homosexual y mucho menos agredir a las comunidades homosexuales”.

“Me parece que la FIFA se equivoca al juzgar que el grito es un insulto a los homosexuales”, añadió Lara. “Es un insulto, sí, pero no tiene por objetivo la comunidad gay. Creo lamentable que se esté haciendo un escándalo a causa de ese grito por una equivocada corrección política”.

Es problemático este tipo de comentario porque, intencional o no, el insulto utiliza retórica antigay. Por eso se le ha llamado “el grito homofóbico”. Como nació y se ha perpetuado en México, país donde el machismo está rampante, no hay humo y espejos suficientes para tapar el sentido negativo y homofóbico de las palabras cuando se gritan en un estadio de fútbol.

La comunidad LGBTI se siente ofendida. Y aunque hay aficionados que buscan frenar el grito homofóbico, el mismo persiste por aquellos que siguen pronunciándolo. El ex presidente de la federación mexicana Yon de Luisa llegó a comprender la raíz de la crisis.

"No es la intención con la que gritas o con la que cantas. Es cómo lo reciben los demás", dijo Yon de Luisa, a los medios en 2021. "Si alguien siente que es un acto discriminatorio, entonces no es algo que debamos incluir en una conversación. Eso ya no es un debate. Si es discriminatorio, debemos evitarlo".

La semana pasada, México y la FIFA volvieron al Tribunal de Arbitraje Deportivo. La Femexfut intenta evitar castigos para sus fanáticos que siguen con los gritos homofóbicos, según la Prensa Asociada.

El último castigo, una multa de $114,000, se produce después de que los fanáticos mexicanos corearan su insulto anti-gay favorito, durante el Mundial de Qatar 2022.

México aparentemente alega que no debería ser considerado responsable por el comportamiento de sus fanáticos, o que el castigo es demasiado severo.

Podría haber más multas y castigos en camino, pues los hinchas del Tri corearon el grito homofóbico a la Selección de EE. UU. y provocaron que su partido de CONCACAF el verano pasado fuera suspendido y luego abandonado.