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Nairo Quintana, un ejemplo de superación

Hay regalos que suelen marcar un antes y un después en la vida de los chicos. Y esto lo sabe muy bien Nairo Quintana. Vaya si lo sabe. A los 15 años, decidió comenzar a usar una bicicleta para recorrer los 20 kilómetros de distancia que separaban su casa de la escuela a la que iba, junto con sus hermanos. La bicicleta que usaba era vieja, pesada, pero cumplía con el objetivo de transportarlo.

Nairo no iba solo. Dayer y Esperanza, sus hermanos, lo acompañaban en el recorrido. Ellos fueron seguramente los primeros en notar que Nairo tenía un talento especial sobre las dos ruedas. Es que cuando llegaban al pueblo, y pese a estar encima de una bicicleta común y corriente, pedaleaba más rápido que otros ciclistas de la zona que solían entrenarse en las calles.

Más: para hacer más rápido el regreso, ataba con una soga en la rueda trasera la bici de su hermana, y ni aún así mermaba el rendimiento. La noticia, al poco tiempo, llegó a oídos de los padres. Don Luis Quintana, su papá, escuchó con atención el relato de los hermanos, que contaban admirados cómo Nairo realizaba esas subidas empinadas del terreno con total naturalidad. Y decidió regalarle una bicicleta nueva, que si bien era de acero, estaba en mejores condiciones.

Con ella, Nairo comenzó a demostrar que lo suyo era cosa seria. Los primeros pasos en la alta competencia los dio en el equipo Boyacá es para Vivirla, donde con 19 años debutó en 2009. El futuro comenzaba a encaminarse luego de una infancia difícil, sobre todo a partir de un accidente de auto que sufrió su padre.

Varias operaciones y una discapacidad importante como para trabajar con normalidad hicieron que Nairo y sus hermanos tuvieran que ayudar desde muy chicos a la familia. Así, luego o antes de la escuela, la tarea era recorrer el campo y seleccionar las mejores frutas y verduras de sus tierras para que los papás pudieran venderlas en el pueblo. Nunca habló de pobreza Nairo, aunque tampoco escondió el origen humilde de su familia, que llevó siempre con orgullo.

Orgullo y sacrificio que muestra cada vez que sale a pedalear, ahora en los selectos circuitos internacionales. Quintana es sin dudas uno de los grandes ciclistas de estos tiempos a nivel mundial, y de la historia de Colombia. Entre otros logros, se consagró campeón y sub campeón en el Giro de Italia, tercero en el Tour de Francia, ganador del Tour de Romandía, de la Tirreno Adriático, de la Vuelta al País Vasco…

Con el título en el Giro, Quintana se convirtió en el primer colombiano en ganar esta emblemática prueba, y en el segundo ciclista de ese país que conquista una de las tres grandes competencias luego de que Luis Herrera ganara, en 1987, la Vuelta a España.

La gente lo adora como a pocos. Es lógico, teniendo en cuenta que se trata de un ciclista de prestigio internacional, en un país donde el ciclismo es uno de los deportes más seguidos. Pero la idolatría de la gente va más allá del deporte que practica. Y tiene que ver con lo que sienten cuando lo ven: uno como ellos, que desde un lugar muy humilde llegó a codearse con los mejores del mundo. En twitter, se presenta de esta manera: “Ciclista orgullosamente colombiano. Con la fuerza de mi mente y mis piernas, busco conquistar la meta”.

Así es Nairo: el ciclista del pueblo, que ya conquistó varias metas, y que con 28 años todavía tiene muchos sueños por alcanzar.