George Bower tuvo su soñado debut con la casaca de los All Blacks en la goleada ante Tonga al haber ingresado como segunda línea a sus 29 años. Bower es el jugador que tuvo su mejor momento en una etapa de grande, pero que no le evitó representar a Nueva Zelanda en la cancha tras unos buenos años con Crusaders y que él calificó como "un sueño hecho realidad".
El forward nació en Wellington con descendencia fijiana. En 2014 se mudó a Dunedin, en el que se propuso tener una carrera como profesor y tapar una crisis de lesiones que tuvo Harbour Hawks, un club de la ciudad. Entre cortar el pelo y ser como un doble de cuerpo en las fotos de los All Blacks, Bower jugó un poco para Otago hasta que recibió el llamado para colocarse la remera de los de Christchurch.
A pesar de haber tenido su debut ahí, hasta 2020 no tuvo una posición estable en el equipo tras haber demostrado solidez. Incluso fue llamado en ese año para cubrir una lesión en la selección neozelandesa, pero desafortunadamente no pudo salir a la cancha en el encuentro frente a Australia.
Sin embargo, el momento llegó y Bower comentó esto luego de la goleada histórica ante Tonga: "Tengo 29 años, llegué un poco viejo al rugby. Cuando lo hice con Crusaders, quería ser como el resto, una esponja, aprender todo lo más posible".
Además, confesó cuáles fueros los grandes nombres que siguió en sus inicios: "En mi primer año estaban Owen Franks, Tim Perry, Joe Moody, Michael Alaalatoa, todos primeras líneas estrellas. Lo que hice fue tomar todo lo que pude de ellos y tratar de imponerlo en mi juego y habilidades. Es el por qué hoy estoy acá".
Y por último, sentenció: "Me motivó el haber trabajado bien duro este año (2021) en el Super Rugby para entonces lograr tener una oportunidad para representar a los All Blacks. Mi familia estuvo viendo el partido en mi casa y se quedaron sin palabras".