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Derrick Rose arrastrará una carga de por vida‏

Al ver el caso de Derrick Rose y la acusación de agresión sexual que se cierne sobre él, es inevitable remontarse a 13 años atrás, cuando Kobe Bryant pasó por la misma situación.

Intuir por lo que también está pasando ‘Jane Doe’ (pseudónimo de la chica que llevó al nuevo jugador de los New York Knicks a los tribunales) también obliga a pensar en la joven que denunció a Bryant.

Cada uno tiene y tuvo su postura, su versión de los hechos y su manera de percibir la situación, aunque en ambos casos hay una realidad, una verdad absoluta. Claro, que ni usted ni yo la conocemos.

Hay juicios de valor para todos los gustos. Los hay que endemonian a la supuesta víctima, a la persona anónima que, según esa corriente de intelectuales de barra de bar, pretende sacar tajada de una noche de pasión con la celebridad. Es muy fácil dejarse llevar por la idea de que la denunciante quiera aprovechar la condición de millonario del denunciado, sobre todo cuando insiste en guardar el anonimato. Tirar la piedra y esconder la mano no suele gustar.

Pero cuidado, que también es extremadamente sencillo poner en la palestra al deportista de prestigio y acusarle de ser una persona movida por la fama y el poder, que piensa que puede hacer lo que quiera, cuando quiera y donde quiera sin que haya ninguna consecuencia.

En ocasiones, sobre todo en los medios de comunicación, el tomar partido sucede inconscientemente, simplemente cuando se usa una terminología a veces inapropiada. ¿Aprendimos algo del caso de Kobe Bryant? Da la sensación de que no. ¿Aprendió Rose algo de una de la historias más mediáticas que ha vivido la NBA? Desde luego que no.

El armador tenía 15 años de edad cuando Kobe pasó por el momento más difícil de su vida. Encender el televisor o abrir la página de cualquier medio de comunicación significaba ver, oír y leer todo lo que estaba sucediendo. Primero la acusación, el examen médico, el arresto, la desestimación del caso, el acuerdo (desconocido) entre las partes, la separación de Kobe y Vanessa, la reconciliación, la rueda de prensa agarrados de la mano. Esas imágenes quedaron grabadas en el ideario colectivo y uno pensaría que ayudarían a que una estrella del deporte se pensara dos veces verse envuelto en asuntos de determinada índole.

ROSE ABOGA POR LA TEORÍA DE LA TRAMPA

Rose afirmó en su declaración a comienzos de semana que piensa que ‘Doe’, la denunciante, le tendió una trampa. O eso, o él y sus amigos abusaron sexualmente de la chica, eso lo tendrá que determinar el juez. Por ahora no lo sabemos y quién sabe si lo sabremos en algún momento. Podría salir inocente, podría salir culpable e incluso todo podría terminar como lo hizo el asunto de Kobe: a base de chequera, algo que inclina la balanza del lado de la culpabilidad.

El precio que hay que pagar por ser una persona mediática, que puede estar en el centro de todos los focos con sólo toser, es muy alto, tanto que a veces los millones en la cuenta corriente no son suficientes para comprar valores como la libertad o la confianza en los demás. Quizás esos dos conceptos que el resto de los mortales implementamos natural sean los que más echan de menos los deportistas de élite. Es difícil llevar una vida convencional o moverse a su antojo, al igual que es imposible confiar en todas esas personas que están dispuestas a ser amables contigo, que te ríen las gracias constantemente o que desean pasar tiempo contigo. Una de las facturas que una estrella tiene que pagar es el tener siempre la mosca detrás de la oreja. Si realmente le tendieron una trampa, a Rose le faltaron muchas luces para no darse cuenta.

El otro supuesto es el que está acaparando muchas portadas: si el jugador y sus amigos realmente emborracharon y drogaron a ‘Doe’, si entraron en su apartamento y si tuvieron relaciones sexuales no consentidas con ella. En ese caso, que todo el peso de la ley caiga sobre ellos.

EL SILENCIO DE ADAM SILVER

¿Y la liga, tendrá algo que sancionar aquí? Llaman la atención el silencio de Adam Silver. Al comisionado de la NBA no le tembló la mano para deshacerse de David Sterling, el expropietario de LA Clippers en el caso de racismo. Tampoco tuvo reparos en trasladar el Juego de las Estrellas de Carolina del Norte por su legislación contra la comunidad transgénero. ¿Por qué no hizo ningún comentario cuando este caso se hizo público hace un año? Se echa de menos una postura al respecto. Volviendo a la acusación contra Kobe, el excomisionado, David Stern, comentó que la liga no sancionaría ni dejaría de sancionar al jugador hasta que los tribunales no resolvieran el asunto. Finalmente optó por dejar de sancionar.

Inocente o culpable, el Jugador Más Valioso en 2011 está viviendo un calvario que afectaría a cualquiera. El caso volvió a salir a la luz justo en el momento en que cambió de aires para buscar un comienzo fresco, para darle un punto de novedad a su carrera en una franquicia más que necesitada. Seguramente a Phil Jackson no le debe estar haciendo mucha gracia el toparse con otra situación muy similar a la que ya vivió con Kobe en los Lakers.

Sea inocente o culpable, Rose tendrá que cargar con esta acusación por el resto de su vida.