Los tiempos de respuesta a los mensajes de texto.
Eso es todo lo que se necesita ver en el teléfono de Kobe Bryant para así saber cuán dedicado está a ser hombre de negocios.
A todas horas de la noche, Bryant intercambia mensajes y escucha las últimas cifras de rentabilidad de una de las empresas en las cuales invierte. Trabaja por horas, al igual que lo hacía en la cancha de baloncesto. La misma mentalidad en la cual llevó su juego más allá de los límites lo tiene concentrado en salas de juntas cuando el resto del mundo duerme.
"Le escribes un mensaje de texto a las 3 de la mañana, y responde un minuto después", dice Mike Repole, fundador y presidente de BodyArmor, una marca de bebidas deportivas en la cual Bryant invirtió en 2014. "Allí es cuando me di cuenta que él es tan sicótico como yo. No creo que ninguno de los dos duerme".
"Somos obsesivos", dice Bryant. "No quisiéramos hacer otra cosa distinta a lo que hacemos. Allí es donde entra en juego la obsesión, cuando te importa algo durante las 24 horas del día".
En 2013, Bryant unió fuerzas con el inversionista Jeff Stiebel. Tres años después, ambos anunciaron la creación de un fondo por $100 millones en medios, tecnología y fondos de datos. Bryant dice que no hay nada que hablar o celebrar hasta que puedan beneficiarse de algunas de las compañías en las cuales han invertido, entre las cuales se cuenta una compañía de análisis y data de bienes raíces y una marca de reservaciones de restaurantes.
BodyArmor es, sin embargo, un indicativo de la forma en la cual Bryant se involucra tan de cerca en sus inversiones.
La semana pasada, asistió a la conferencia de la Asociación Nacional de Tiendas de Conveniencia en Chicago. Los atletas que usualmente acuden a estas conferencias están usualmente allí para fotografiarse y firmar autógrafos. Bryant se puede tomar una foto, pero solo después que se le da una breve semblanza de la persona que se le presenta. Luego, explicará por qué su bebida es diferente.
Bryant no solo ha hecho presencia en el crecimiento de BodyArmor de $3 millones en ventas en 2012, cuando comenzó a considerar su participación en la empresa, a los casi $200 millones que produce hoy. Ha contribuido de forma significativa, bien sea contando su historia, escribiendo o incluyendo su perspectiva como ex atleta en el producto. Ha soñado a diario de robarse un pedazo del pastel de los gigantes de la categoría: Gatorade y Powerade.
Y eso no concluirá allí. El cerebro de Bryant solo puede procesar el ser el número uno en lo que haga, y ya se ha planteado un año (2025) en el cual espera que BodyArmor sea la primera entre los gigantes de las bebidas deportivas.
"Le dije desde el inicio: sólo una de cada 100 marcas consigue ese éxito y que teníamos sólo 1 por ciento de posibilidades de llegar ahí", dice Repole. "Lo maravilloso es que, de cierta forma, eso lo emocionó aún más".
"Cuando era niño, tuve mucha gente diciéndome cuáles eran mis posibilidades de jugar en la NBA", dice Bryant. "Menos de eso".
Bryant es un talentoso escritor y narrador, y tiene mayor experiencia en la publicidad y el mercadeo de lo que muchos creen. Durante años, mientras aún era atleta activo, Bryant era socio mayoritario en la agencia de publicidad Zambezi, basada en California, sin embargo, prefirió mantenerlo bajo un halo de discreción.
"La industria deportiva es muy competitiva", dice Bryant. "Si todos hubiesen sabido que formaba parte de una agencia, no estoy seguro que hubiésemos conseguido las cuentas que nos ganamos".
En 2009, cuando Bryant estaba jugando las finales de la NBA, Zambezi escribió un comercial para Dwight Howard y la marca de agua vitaminwater que se transmitió durante los encuentros.
"Yo escribí esa mi----", dice Bryant.
Su filosofía "la obsesión es natural" se convirtió en el motivo de un comercial de BodyArmor el cual escribió y al cual prestó su voz a principios de año. Su poema "Querido Baloncesto" que redactó para la Web Players' Tribune al comienzo de su última temporada en la NBA sirvió de base para un corto animado y ha sido aclamado por la crítica. No dirá la palabra "Oscar" porque no quiere ser pájaro de mal agüero, pero es muy probable que ya haya pensado a quien agradecería de estar en el podio de la gran noche del cine.
"Me cansé de decirle a la gente que amaba los negocios tanto como al baloncesto porque la gente me veía como si tuviese tres cabezas", dice Bryant. "Pero es así".
Cuando Repole habla con Bryant con respecto a las tapas de sus botellas, éste podrá reírse, pero escucha bien, analizando de la misma forma como lo hacía al aprender en el mundo del baloncesto.
Los ejecutivos de Nike han dicho por mucho tiempo que, de todos los atletas con los que trabajan para crear zapatillas, Kobe es el más exigente.
"Obviamente, es uno de los atletas más intensos en la cancha", afirmó el presidente y CEO de Nike el miércoles en el "Día del Inversionista" de la empresa que representa. "Pero fuera de la cancha es igual de intenso. Tiene un millón de ideas".
Fue Bryant quien impulsó a Nike a cambiar la industria del calzado de baloncesto en 2008, cuando ambos colaboraron para crear un zapato de tope bajo.
Bryant presionó a Nike más que cualquier otro atleta. "A veces, soy un dolor en el trasero para quienes trabajan conmigo", afirma.
El zapato fue un éxito y ayudó a Nike a ajustarse a un mundo de la moda que buscaba una zapatilla de baloncesto de corte bajo.
"Nike realmente mejora con atletas exigentes", dice Parker. "El poder satisfacer sus expectativas y superarlas nos ha hecho mejores".
Ser un estudiante de este nuevo deporte también implica que Bryant tenga como costumbre llamar a grandes nombres del mundo de los negocios, tales como la presentadora de televisión Oprah Winfrey y el oficial jefe de diseño de Apple Jony Ive, para así estudiar cómo trabajan.
"He encontrado que, dentro de lo más profundo, tienen amor por lo que hacen y además comprenden que, siendo líderes, tienen el deber de mejorar lo que hay a su alrededor", dice Bryant. "Las formas en las cuales hacen su trabajo, cómo motivan a los demás y los retan son todas distintas, pero el resultado es siempre el mismo".
El libro favorito de Bryant es "El Alquimista" de Paulo Coelho, en el cual un joven recibe la promesa de un tesoro por parte de un adivino. En su búsqueda de grandes riquezas, la cual termina decepcionándole, aprende más a apreciar las riquezas que hay dentro de él.
La vida de Bryant hoy en día está en gran medida dedicada a la búsqueda de riquezas que sumar a los aproximadamente $500 millones que percibió dentro y fuera de la cancha durante su carrera en la NBA y el canalizar su fuerza competitiva dentro del mundo empresarial.
"Va a ser mucho mejor como empresario y hombre de negocios de lo que fue como jugador de baloncesto", dice Repole. "Eso da mucho miedo".